La reciente noticia acerca de la confirmación de la separación entre Luciano Castro y Sabrina Rojas vuelve a plantear el dilema sobre si los famosos mienten cuando les conviene respecto a su vida personal, blanquean en otros casos por la igual razón, ocultan o jamás reconocen algo que no les interesaba que trascendiera, o bien, se amparan rápidamente en la excusa de que los periodistas inventan para negar -y dejar atrás- aquello que no quieren que se sepa. Ni reconocerán jamás.
Hay de todo. Y generalizar nunca suma. Resulta que Castro y Rojas aseguran estar distanciados hace dos meses, pero recién ahora pueden admitirlo públicamente, en pos de la paz de sus pequeños hijos. Se sabe: siempre son las familias quienes más sufren la exposición mediática de los artistas. Quienes los rodean son los anónimos que quedan atrapados por las verdades afiladas de los que eligen mostrarlo todo.
Pero en este caso -el de la separación de Luciano y Sabrina- sucedió un episodio en las redes que complicó la mezcla de verdades y mentiras de esta historia. Un supuesto posteo muy fuerte de ella, denunciando al actor, generó alarma. Después, las aclaraciones: "Fue un hackeo", dijo la actriz. Creer o reventar.
En un rapto de impulso, furiosos y envalentonados, muchos famosos se manifiestan en las redes sociales para luego borrar sus dichos. Las capturas de pantalla permiten conservar lo escrito, aunque luego se desmienta o, como en este caso, se especule con una cuenta hackeada. Sin embargo, especialistas de Internet aseguran que una maniobra de este estilo no es tan sencilla: apropiarse de una cuenta lleva tiempo, tanto como destrabarla para que su dueño vuelva a tomar posesión del contenido.
Por eso sorprendió que Rojas haya vuelto a acceder a su cuenta tan rápidamente para aclarar lo sucedido. Generó suspicacias. Hay una verdad que parece faltar, cual pieza de rompecabezas, en esta historia. Sobre todo cuando la actriz dice que "por suerte" están separados. En realidad, el caso es uno solo. Y vuelve a replantear la pregunta de cuánto mienten los famosos, para terminar admitiendo lo que en principio se negó a rajatabla.
Beto Casella -conductor de Bendita, en El Nueve- asegura que los famosos tienen "el permiso" para mentir si es que eso sirve para no exponer a sus familias o seres queridos, en pos de rumores de la prensa. También para no admitir situaciones que no ameritan ser blanqueadas. Por ejemplo, una historia de sexo ocasional. Que las hay, y tantas, como para cualquier persona.
"Si un famoso está empezando alguna relación estable -argumenta Beto- y en el medio tiene un touch con otra persona, no vale que lo admita porque la prensa siempre llama 'romance' o dice que 'están enamorados', y eso no siempre es así. Si lo admite, complica lo otro importante que pueden estar comenzando".
Hace poco un caso que tuvo esas características fue el rumor de una noche de pasión entre Pampita -estando soltera- y Victorio D'Alessandro. Ella lo negó tibiamente y quiso ver una campaña de prensa en el elenco de Sugar -musical donde el actor es una de las figuras-. Y ahí mezcló todo, lo que hizo sospechar, ya que el joven es conocido de Pico Mónaco -hoy, reconciliado con ella- y si aquello se admitía, complicaba la reconciliación, tal como asegura Casella en algunos casos.
Pero no sería la primera ni la última vez que un famoso elige o prefiere acusar de inventos de los periodistas situaciones que prefiere no ventilar. Sobre todo en historias de alcoba, nadie se mete con una pocket en los roperos de las habitaciones para pescarlos in fraganti, por lo que termina siendo un rumor que lanza alguien de sus entornos y es claramente incomprobable, sobre todo si esa historia ocasional luego no se oficializa en una relación estable.
Por eso, cuando un famoso diga que "inventan", créale. Pero deje un porcentaje al beneficio de la duda. Que al fin y al cabo, todos somos presuntamente inocentes hasta que alguien demuestre lo contrario. Inclusive ellos.
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