El día está nublado, hay humedad y la vista al lago San Roque es el mejor escenario para hacer la producción fotográfica que Teleshow pautó con Nazareno Mottola, que no le tiene miedo a los siete metros que lo separan de agua para subirse al slackline y mostrar lo que mejor le sale. ¿En criollo? Hace equilibrio sobre una cuerda tensa que está sujetada a las barandas del complejo en el que vive en Villa Carlos Paz.
En esta nota se va a leer en reiteradas ocasiones la palabra "normal". Es que de esa forma se describe Nazareno que -insiste- no siente que el hecho de trabajar en televisión lo diferencie de alguien que tiene otro trabajo, aunque no sea público.
Hace circo desde los 16 años y explica que aprendió a perder el miedo y a saber tirarse antes de caer para evitar lastimarse. "Igual, tengo casi 37 años. Hay cosas que ya me cuestan un poco más", reconoce el humorista que está haciendo temporada teatral con Sin Codificar Is Back.
Tiene dos cicatrices en la cara: una sobre la pera -"me caí de la cama cuando era chico"- y otra en su frente, producto de un golpe durante un show el año pasado. "Me abrí la cabeza adentro del péndulo", detalla quien llegó a Córdoba acompañado por su hermano y su cuñada. Además, llevó desde Buenos Aires dos motos para recorrer la ciudad en sus ratos libres.
Mientras fuma un cigarrillo, cuenta que todavía no pudo ir al supermercado –llegó para el debut de la obra, el 28 de diciembre-. Suele terminar comiendo afuera, o comprando algo en el momento.
"Esta nota me da vergüenza. No me gusta hablar de mí. Preferiría que estuviéramos sentados tomando mate y listo", dice el actor que todavía se sorprende cuando le piden fotos en la calle. "Entiendo que lo hacen porque lo que hago repercute, pero siento que mi trabajo es normal, como cualquier otro. Igual que si trabajara en una fábrica", agrega.
"Me da vergüenza cuando me reconocen en la calle. Tengo muchos prejuicios conmigo y por eso me cuesta un poco más", se sincera.
—Cuando llegué, dijiste que no siempre estás haciendo un personaje. ¿Quién es Nazareno Mottola?
—¡Qué difícil! Yo sigo siendo el mismo chico de siempre. Común. Me sigo juntando con mis amigos de mi barrio, Quilmes. Para mí mi trabajo es, justamente, un trabajo. No creo en eso que uno vende. Yo termino de trabajar y me gusta saber qué están haciendo mis amigos y sumarme. A veces me pasa que me termino olvidando de que soy conocido.
—¿Lo que no te gusta es mostrarte en público?
—No tanto por eso, sino que, por ejemplo, no voy a eventos. Vivo una vida normal como cualquier persona, pero con un trabajo diferente. La gente lo ve distinto, pero para mí es lo mismo: cumplo un horario, termino y me voy a charlar con mi hermano, o a hacer cosas normales, como todo el mundo.
—Pero, entendés que estás expuesto y que la gente te reconoce en la calle porque sos una figura pública.
—Sí, pero yo vivo mi vida normal. La verdad es que no tengo nada que ocultar. No hago cosas raras. Quizás, con el tiempo, entendí que tengo que cuidarme un poco más y ni siquiera tener una pelea de tránsito.
—¿Tuviste problemas alguna vez?
—Hace muchos años el chofer de un micro escolar chocó a mi hermano y se fue sin pedir perdón si quiera. Lo corrí, me subí y le dije que se disculpara, que no hiciera como si no hubiera pasado nada. Y los chicos me reconocieron. No pasó nada, ni siquiera nos íbamos a ir a las piñas, pero me di cuenta de que era una situación incómoda para todos y no daba. Hoy sé que eso no lo tengo que hacer.
—Dijiste que no vas a eventos. ¿Tenés amigos en el ambiente artístico?
—Cuando vas creciendo a veces cuesta más conseguir amigos. Tampoco me junto con gente del medio. No porque sea mala onda o tenga prejuicio, sino porque termino de trabajar y, como dije antes, me vuelvo a mi casa. No soy el típico social que va al boliche al que van los famosos. Tengo una mentalidad muy diferente. No voy al lugar de moda a mostrar con qué auto llego o con qué mujer. Soy normal. Esa es la palabra.
—¿Te gusta verte en televisión?
—No. De hecho mi mamá a veces me cuenta que me vio y sabe que el tema queda ahí y cambiamos de tema. Me da vergüenza. Siempre fui así. Para mí lo importante es trabajar y está bueno poder hacer algo que me gusta. Yo soy muy agradecido, pero no lo vivo todos los días desde ese lugar.
—¿Cuál es tu termómetro a la hora de hacer reír?
—Es un poco prueba y error. La gente cuando te ve divertirte, se divierte con vos. Susana Giménez me decía "me muero de risa con vos" y yo, la verdad, no hacía nada gracioso. Solo mostraba los juegos (ndr: trabajó en el ciclo de la diva en Telefe). A veces, incluso, contaba chistes malísimos. Pero si los digo de forma graciosa o la estoy pasando bien, la gente se ríe igual. Si yo me divierto, sé que la gente se va a divertir.
—¿Tenés algún tipo de filtro a la hora de hacer chistes?
—Uno siempre trata de cuidarse. Estamos en un momento muy sensible. Está cambiando todo y lo que antes causaba gracia, hoy no. Es algo que va sucediendo y es automático. Hoy los chistes viejos no funcionarían. Uno tiene que amoldarse a los tiempos en los que vive. Además, nosotros hacemos humor para que la gente la pase bien, no para que la pase bien uno.
—¿Estás en pareja?
—Estuve durante mucho tiempo, pero ya no.
—¿Te gustaría estarlo?
—Uno siempre tiene ganas y, sobre todo ahora que ya está grande. También, de formar una familia. Pero sucederán cuando tenga que ser. Me gustaría estar en pareja y también ser padre, pero tengo que pensar mucho con quién y estar muy seguro. No porque vaya a ser para siempre, porque eso nunca se sabe, pero está bueno saber con quién y no tener conflictos después y que todo se perjudique en un hijo.
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