Por Marianela Insua Escalante
El 20 de abril de 1999, dos alumnos de la escuela secundaria de Columbine, en Colorado, Estados Unidos, asesinaron a 12 compañeros y a un profesor, hirieron a otras 23 personas y luego se suicidaron. Dylan Klebold, de 18 años, y Eric Harris de 17, estaban trastornados, cada uno a su manera. Dicen que uno era un psicópata homicida, el otro un depresivo peligroso, ambos fanáticos de las armas y el caos, pero en la opinión pública solo flotaba un dato: ambos escuchaban la música de Marilyn Manson.
Para la opinión pública norteamericana sus hijos se habían transformado en monstruos gracias a un solo responsable con nombre de mujer y apellido con historia trágica, generador de las canciones de metal industrial más aterradoras que se hubieran escuchado jamás. A la misma altura estaban el diablo, Southpark y los videojuegos. "Es el grupo más asqueroso que una discográfica haya promocionado", decían en el noticiero mientras pasaban sus videos satánicos.
Demonizado hasta el hartazgo, el músico tomó coraje y dos años después de la tragedia, volvió con su banda a Denver, en el marco del Ozzfest. El encuentro de música pesada organizado por Ozzy Osbourne y su productora lo tenía como atracción principal, pero sus seguidores igualaban en cantidad a sus detractores. Así fue que el documentalista Michael Moore decidió entrevistarlo en medio de las marchas de católicos y protestantes que querían expulsarlo. El momento se refleja en el documental Bowling for Columbine: Un país en armas, que luego sería estrenado en 2002.
"Los dos subproductos de esta tragedia han sido la violencia en los espectáculos y la venta de armas. Eso queda bien cuando se dice antes de las elecciones. De pronto han olvidado a Mónica Lewinski y que el presidente bombardea otros países", le decía en ese entonces Manson a Moore en referencia a Bill Clinton, el affaire con su becaria y su impronta armamentista.
Con un tono pausado, una voz suave, maquillaje tenue, Marilyn Manson charló con Moore dejando en claro que él también era una persona normal. O casi. "Si pudieras hablar con los chicos de Columbine, ¿qué les dirías?", le preguntó el documentalista. El artista respondió: "No diría nada. Los escucharía. Eso es exactamente lo que nadie hizo".
(Video: Youtube)
Nombre de diva, apellido de asesino
"La música era la única manera de escapar de los prejuicios. Un disco no te grita, no te insulta porque te vistas de forma rara. Te hace sentirte mejor con lo que haces", dijo el artista nacido bajo el nombre de Brian Hugh Warner, en Ohio y criado en Florida, en el corazón de una familia cristiana. Él mismo ha contado la fascinación que le provocaba usar la ropa de su madre cuando era un niño, el placer de transgredir y de mostrarse diferente siempre fue su sello distintivo.
Su imagen ambigua y terrorífica, contrasta con su lista de novias, todas bellas, de rasgos perfectos. Salió con la actriz Rose McGowan, se casó con la modelo erótica Dita Von Teese, se mostró durante unos años con la actriz y modelo Evan Rachel Wood y en los últimos años contó que tenía sexo con su amiga la actriz pronto Stoya.
El éxito con las mujeres llegó de la mano de la fama, pero el rechazo como sentimiento de pertenencia, lo hizo acercarse a otros que, como él, no se sentían parte del mundo establecido por sus mayores. "Personifico lo que la gente teme porque digo lo que quiero", ha sido su lema. Y también personifica lo que la gente ama, de ahí su nombre hollywoodense (el de Monroe) y su apellido de terror (el del múltiple homicida Manson).
En su paso por la Argentina, en 1997 (ya había estado tocando en 1995) fue como invitado al programa Duro de Acostar y, entrevistado por Roberto Pettinato, explicó: "En Estados Unidos les gusta glorificar a los criminales. El nombre fue como una afirmación de cómo Marilyn Monroe y Charles Manson fueron muy famosos, pero por razones distintas. Creo que el hecho de juntarlos describía lo que era yo: la combinación de extremos".
(Video: Youtube)
La lucha entre el bien y el mal
"Yo siempre consideré a Dios y al demonio como dos partes en todas las personas. Como Marilyn y Manson. Todos tienen eso", le había dicho a Pettinato en la TV argentina. "Cuando era chico venía de una familia muy religiosa y empecé a formar mis propias opiniones. Quise estudiar distintas religiones, así que ahora mi filosofía se basa en la cristiandad, en cosas como Satanás y Nietzsche. Me gusta tomar distintas cosas, combinarlas y hacer algo propio. No me gusta seguir una cosa sola", explicó de una manera muy sensata. Al menos para él.
"No voy a ser esclavo de un Dios que no existe", cantaba en "The Fight Song". Las que podrían ser simples palabras de un ateo se convierten en blasfemia cuando las pronuncia Marilyn Manson. Más allá de las acusaciones de incitar a asesinatos en masa que bordean lo fantástico, lo cierto es que el Reverendo se ha destacado por ser desagradable en varias ocasiones y nada tiene que ver lo espiritual o demoníaco.
(Video: Youtube)
Este costado humanitariamente oscuro se vio durante el Download Festival, en Madrid, en julio pasado, cuando invitó a subir al escenario a un grupo de fans. Uno de ellos tenía la remera de Avengen Sevenfold, quienes eran cabeza de cartel de la grilla del festival. Este fan peruano quiso darle un abrazo que Manson esquivó para decirle: "Deberías quitarte la remera". Luego le dijo "Esa no es mi banda. Es una banda diferente. Puedes usar esa bandera en lugar de esa camiseta", señalando la insignia que el muchacho llevaba sobre sus hombros. El joven finalmente accedió, quitándose la remera mientras se cubría con la bandera peruana. Manson estaba enojado por haber sido abucheado al comienzo de su recital por los fanáticos que sólo querían ver a Avenged Sevenfold. Su descontento lo llevó a humillar a una persona en vivo, frente a miles de otros que no entendían nada. Él, que supo comprender a los diferentes, que se enfrentó al bullying y la segregación, estaba haciendo lo mismo utilizando su poder de convocatoria. Contradictorio.
(Video: Facebook)
Los años encima
En plan asqueroso y multifacético, también trascendió que cuando se le da por la pintura, suele utilizar una técnica para nada ortodoxa. "He pintado mucho, aun sin hacer exposiciones. Como unos 65 cuadros que hasta la fecha nadie ha visto. La mitad de ellos los he pintado con tinta de tatuaje negra mezclada con vodka y orina. No fue con la intención de provocar. Cuando estoy en modo creativo no me puedo permitir hacer una pausa, por lo que el vodka y la orina son los únicos líquidos que tengo a mi alcance cuando se me acaba el agua al estar pintando", le contó al periodista Marcel Anders el año pasado, en una entrevista donde promocionaba su último álbum, Heaven Upside Down. Después del éxito que tuvo con sus primeros discos (Portrait of an American Family de 1994, Smells Like Children de 1995,
Antichrist Superstar de 1996 y Mechanical Animals de 1998) y aun siendo un artista de los más populares, le costó volver a conquistar al público masivo. En el medio también incursionó, sin mayor éxito, en el cine.
"La provocación está en la misma naturaleza del nombre Marilyn Manson. No hay nada que pueda sorprender en un mundo en el que la gente es igual de famosa por asesinar o por aparecer en una película. Creo que tienes que ser asombroso, poderoso y seguro para ser quien quieras ser y hacerlo bien. La confianza y la decisión de lo que quieres lograr es lo que realmente importa. Tienes que estar dispuesto a morir o matar para protegerlo. Sólo mantente fuera de la cárcel, eso es todo", le había dicho en 2015 a la revista mexicana Time Out.
Si bien no tuvo problemas tan fuertes como los de su ex compañero de banda Twiggy Ramirez –cuyo nombre real es Jeordie White y está acusado de haber violado a su ex pareja hace 20 años– el nombre de Marilyn Manson también se oyó dentro del movimiento #MeToo. La actriz Charlyne Yi, quien interpretaba a la doctora Chi Park en la serie Dr. House, lo acusó en redes sociales de haberla acosado a ella y a otras compañeras de elenco durante su visita al set de filmación.
A través de su cuenta de Twitter, que luego cerró, Yi contó que el músico se propasó muchas veces con las chicas del staff. "Nos visitó en los estudios durante la última temporada de House porque era un gran fan del programa. Se dedicó a acosar a todas las mujeres, preguntándonos si hacíamos 'la tijera', 'el rinoceronte' y me llamó 'chinito'", dijo, sumando xenofobia y misoginia a un cóctel realmente demoníaco.
Los años no le sientan bien a Manson que, aunque sigue vendiendo discos y engrosando su lista de merchandising oficial con camisetas y consoladores con su cara, expone sus miserias cada vez más. Su desesperación por mantenerse a flote lo llevó a forzar una amistad de selfies con Justin Bieber, con el que luego se peleó para volver a amigarse, a mostrar las nalgas en un concierto y a desmayarse sin sentido en otro. Este sábado cumple 50 años y de haber hecho un pacto con el demonio, seguramente estaría llegando mucho mejor. O no.
(Video: Youtube)
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