La presencia de Laurita Fernández en la final del Bailando 2018 fue un "tema de estado" en la televisión por la negativa del productor Gustavo Yankelevich de autorizarla a estar en la última semana de ShowMatch a instancias del estreno en Mar del Plata de Sugar, el musical que ella protagoniza.
Finalmente hubo acuerdo entre el empresario y Marcelo Tinelli. Y de ese modo Laurita estará presente este viernes en el debut del musical, pero también ocupará su sillón en el jurado de ShowMatch para la gran final de hoy. Aun cuando por estos días se encuentra en Mardel, con los ensayos generales del espectáculo que la tiene como gran protagonista.
Sucede que algunos hablaron de un "pase de facturas" entre Yankelevich y Tinelli, aunque son amigos de toda la vida. Cuando Laurita ganó el premio Ace como revelación por Sugar, el conductor no la autorizó a ir a recibir el premio porque esa noche tenía que estar en el jurado.
Yankelevich lo tomó como una afrenta y al recibir el galardón por ella, dijo públicamente que no la había autorizado la producción de ShowMatch. En una nota posterior sostuvo que ya "ni respetan la edad" por no darle el visto bueno a la actriz, en referencia a su propia trayectoria como productor televisivo y teatral.
Entonces, cuando Yankelevich no autorizaba a Laurita a estar en las finales del reality de baile a raíz del estreno de la obra, la actitud se entendió como una devolución de gentilezas por parte del productor al conductor. Finalmente todo se destrabó: Yankelevich cedió a estrenar mañana para permitir que su protagonista esté en la final del Bailando, hoy.
Pero, luego de esta tregua, ¿de qué manera llegará Laurita a Buenos Aires? Como lo merece una figura de su talla: tendrá a disposición un avión privado para que no tenga problemas de horarios, demoras, trámites de embarque y demás incordios de un viaje por vuelo de línea. La idea es optimizar el tiempo para que ella ensaye todo el día en Mar del Plata antes del gran estreno y viaje luego, cómoda, a ser parte del Bailando en su noche más importante.
Pretendida
Laurita estuvo tironeada todo el año en referencia a sus dos trabajos. ¿Cuál prefiere ser? ¿La heredera de Susana Giménez, primera figura de un musical taquillero desde la alta marquesina de un teatro? ¿O una mediática que se embarra en las peleas con los participantes, al mismo tiempo siéndole fiel al espacio que le dio popularidad y la vio nacer? Quizás es todo eso, y también la conductora en la faceta que le permitió hacer su propio programa de radio en Vale y el ciclo juvenil Combate, del que se despidió en llanto descarnado este fin de semana por la pantalla de El Nueve. Sus múltiples facetas le dieron un 2018 que ni ella soñó, y todo indica que hay mucho más por delante.
¿Cómo perderse algo de todo eso? Quizás en el futuro Laura deba decidir cuál de sus perfiles querrá potenciar, pero mientras tanto abarca todo lo que puede, sin decirle que no a propuestas tentadoras: hace pocos días pasó a ser la cara de una publicidad de una empresa de depilación, quitándole el lugar en esa campaña nada más y nada menos que a Nicole Neumann.
Bajo la batuta de su representante Mauricio Catarain y la agencia Chekka BsAs, Fernández acepta todos los trabajos. Además cultiva el alto perfil romántico al ponerse de novia con uno de los galanes más codiciados de la Argentina, Nicolás Cabré, en medio de una pelea pública con Flor Vigna y el consabido rebote de fanáticas de la actriz que la insultan en las redes.
Sin embargo parece de teflón, y solo cosecha trabajo y más trabajo. Es talentosa y nadie se le resiste. Tanto como para poder lograr que dos pesos pesados del medio -Tinelli y Yankelevich- se pongan de acuerdo y le consigan un charter aéreo privado para ir y venir sin siquiera despeinarse.
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