La relación entre Francis Albert Sinatra y su hijo, Franklin Wayne Emmanuel Sinatra, estaba destinada desde un comienzo a ser conflictiva. Por lo menos durante su juventud. Pero un desafortunado hecho, de esas llamadas "desgracias con suerte", los terminó uniendo como nunca se hubiesen imaginado. Fue una marca que les dejó cicatrices a ambos y le dio vida a una película.
Frank Sinatra Jr., nacido el 10 de enero de 1944 en Nueva Jersey, fue el segundo hijo del matrimonio del famoso cantante con Nancy Barbato. Los primeros años de la pareja habían sido felices, rodeados del amor juvenil con el que se conocieron y fueron al altar. Pero, luego, con el éxito imparable de una de las voces más respetadas de los Estados Unidos, llegaron las giras eternas y las constantes infidelidades.
Por eso no resulta extraño que la crianza de Sinatra Jr. haya estado más asociada a los discos y las películas de su padre que a una auténtica figura paterna. Unas pocas veces el joven lograba escucharlo a un costado del escenario, cuando junto a su madre y sus hermanas, Nancy y Tina, acompañaba al autor de Fly me to the moon durante sus giras.
No es que hayan existido roces o alguna pelea en particular entre ellos. Solo que nunca lograron "sintonizar", por decirlo de alguna manera. "Él estuvo haciendo lo suyo y cuando creció yo estaba haciendo lo mío", contó en alguna ocasión Sinatra padre. Lo cierto es que el 8 de diciembre de 1963, hace exactamente 55 años, sus vidas cambiarían para siempre.
Tan solo habían pasado unos días del asesinato del presidente John Fitzgerald Kennedy, gran amigo de Sinatra padre. Para ese entonces, Sinatra Jr. tenía 19 años y estaba dando los primeros pasos de su propia carrera musical. Se estaba hospedando en la habitación 417 del Harrah's Hotel de Lake Tahoe, Nevada, cuando llamaron a su puerta. No tuvo tiempo de reaccionar: dos hombres armados lo ataron, lo amordazaron y se lo llevaron en el baúl de un Chevrolet Impala. A un amigo suyo que se encontraba en el lugar lo dejaron allí, atado. Cuando logró liberarse, notificó a las autoridades de lo sucedido.
Los autores del ataque eran Barry Keenan y Joe Amsler, dos jóvenes de 23 años que habían estado siguiendo al hijo del famoso cantante con una consigna clara: mantenerlo cautivo hasta que la familia pague el rescate y luego liberarlo en algún lugar alejado. Contaban con un tercer cómplice, John Irwin, quien se encargó del contacto telefónico con la policía y los familiares del secuestrado.
Ni bien fue informado de lo ocurrido, el cantante viajó en un vuelo privado a Reno, Nevada, y desde la suite del hotel Mapes se puso al frente de la situación. El llamado no tardó en llegar. Fueron varias las comunicaciones que tuvo con los secuestradores, y en una ocasión el propio Sinatra Jr. tuvo la posibilidad de hablar con el cantante. "Estoy bien, papá", le dijo.
Las instrucciones que recibió Sinatra padre de parte de los secuestradores fueron claras: dejar en la mañana del 11 de diciembre un portafolio con 240 mil dólares entre dos micros escolares ubicados en una estación de servicio en North Hills, California.
Keenan y Amsler fueron a buscar el dinero y dejaron a Sinatra solo con Irwin, quien se puso nervioso y liberó al joven antes de recibir la orden. Después de caminar unos kilómetros por el barrio residencial Bel Air, el cantante se cruzó con un hombre que trabajaba en una empresa de seguridad privada, quien lo alcanzó hasta el hogar de Nancy, su madre.
El hecho tuvo una repercusión impresionante no solo en los Estados Unidos sino también a nivel mundial, y años más tarde le daría vida a una película, El secuestro de Frank Sinatra Jr, dirigida por Ron Underwood. Allí se muestra cómo padre e hijo se dieron un fuerte abrazo al reencontrarse, dejando atrás las diferencias que durante años los mantuvo, por lo menos, distanciados.
Sinatra Jr. apenas había podido ver los rostros de los secuestradores y no logró aportar mayores detalles a la investigación que estaba llevando a cabo el FBI. Aún así, dieron con el lugar donde había estado cautivo tres días y allí pudieron juntar más evidencia.
Por supuesto, por esos días el secuestro aparecía en las primeras planas de todos los diarios y hasta se empezó a correr el rumor sobre una posible puesta en escena del joven cantante para potenciar su carrera. Versión que luego sería desmentida.
Irwin no pudo soportar la presión y demostró el amateurismo con el que se manejaba la banda al contarle todo a su hermano, quien llamó a la oficina del FBI en San Diego. En cuestión de horas, los tres responsables del secuestro de Sinatra Jr. fueron detenidos y los 240 mil dólares se recuperaron casi en su totalidad.
Irwin, Keenan y Amsler confesaron el delito ante la Justicia, contaron que antes habían querido secuestrar a los hijos de Bob Hope y Bing Crosby, otras dos grandes figuras del espectáculo de aquella época, y fueron condenados tras el juicio en 1964. Lo más llamativo de todo es que Keenan ¡había sido compañero de colegio de Nancy, hermana de Sinatra Jr.!
El hombre fue sentenciado a cadena perpetua pero salió de prisión en 1968 alegando problemas de salud. A su salida, se convirtió en un agente de bienes raíces y quiso ganar millones de dólares vendiendo la historia del secuestro a un estudio de Hollywood, pero no lo logró porque Sinatra Jr. interpuso una acción judicial. Los otros dos delincuentes recibieron penas más leves.
Por lo general no solían mostrarse juntos, y mucho menos hablaban de lo sucedido. Pero en una entrevista televisiva en 1989, Sinatra padre abrió su corazón: "Mi visión de lo que pasó fue muy confuso. Furia y ansiedad… Sentía que quería agarrar a alguien del cuello". Al lado suyo, su hijo se emocionó al recordar el secuestro: "Fue una realidad dolorosa para alguien de 19 años… Me hizo consciente de muchas cosas".
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