Eran los albores de la década del '90. Por ese entonces Mario Pergolini era un joven que irrumpía con su desenfado en los medios, con éxitos radiales como Feedback y Malas compañías.
Sin embargo, pese a que ya tenía algunas incursiones en la pantalla chica –Rock & Pop TV en el viejo Canal 11 y Penúltimo Momento, junto a Jorge Guinzburg en Tevedos- aún no había explotado en la televisión y, por aquél entonces, conducía Video Línea, un programa con música, videos y películas que se emitía por Cablevisión.
Claro que la historia empezaría a cambiar a partir de 1991, cuando el hoy director artístico de la plataforma multimedia Vorterix aceptó la propuesta para liderar La TV ataca por la pantalla de América TV.
Acompañado por Juan Di Natale, Paki Galé, Pipo Cipolatti, Rolo Rossini y Leo Fernández, Pergolini impuso su sello con un estilo transgresor y desacartonado que de alguna forma revolucionó el estilo de conducción que imperaba por aquellos años.
Luego de pasar por ATC -hoy la TV Pública-, el ciclo desembarcó en la medianoche de Canal 9 a partir de 1992, generando una rivalidad entre su conductor y Marcelo Tinelli, ya que el ciclo competía directamente por el rating con VideoMatch.
Luego de casi tres años al aire, el ciclo se despidió finalmente en 1993. Desde entonces, un cuarto de siglo atrás, el país vio pasar siete presidentes, se disputaron otros tantos mundiales de fútbol, la Argentina ganó su segundo Oscar -por El secreto de sus ojos-, tiene una reina –Máxima de Holanda- y un Papa, entre otros sucesos trascendentes.
Sin embargo, el recuerdo aún permanece vigente entre quienes eran fieles televidentes del ciclo y, claro está, entre sus propios protagonistas.
"Fue buenísimo, porque fue la vez que más duré en televisión, de los otros lugares me echaron a los tres meses (risas). Aparte, me encantó porque pude hacer lo que se me ocurría a mí", recordó Pipo Cipolatti, uno de los integrantes del ciclo.
"Tuve una reunión con Claudio Villarruel, que era el productor del programa. Nos encontramos en una confitería un viernes y me dice 'el lunes vas a empezar a grabar', y me dijo que iba a tener una cámara para hacer notas en la calle cubriendo la farándula. Y yo le dije que no, que me daba vergüenza, y le dije 'dejá que piense el fin de semana algo, una alternativa para hacer', y me dejaron hacerlo", agregó sobre sus comienzos.
"Empecé haciendo informes, que eran medio inspirados en lo que hacía José de Zer en Nuevediario, noticias de cosas que por ahí no eran reales pero las contaba como si lo fueran", detalló acerca de los desopilantes segmentos que lo tenían como protagonista.
"El primero creo que fue que había supuestamente una pelea entre Charly García y Alejandro Lerner. Después estuvo Fito Páez poseído, y más tarde empecé a necesitar la ayuda de partenaires, y ahí es cuando sale el primer personaje con Rolo (Rossini), que fue el Rabino Berstein", rememoró.
"Al principio era el Rabino Berstein que me acompañaba, pero después le prohibieron hacer de rabino, no lo veía con buenos ojos la gente de la colectividad. Entonces se transformó en Oscar Monseñor, con lo cual era como el Rabino Berstein pero vestido de monje. Después estaba La Larva, que era el saxofonista, Damián Nisenson; estaba Cano, que hacía del Coronel Canosa; Víctor Savio era el Payaso Almíbar, y nada más. Y después en un momento aparecieron las hermanas Vidal, pero hacían algunos sketch, nada más", ahondó sobre los disparatados personajes, para luego referirse a su relación personal con quien era el conductor del ciclo.
"Con Mario nos conocemos desde antes. A mí el primer reportaje en radio fue para un programa que conducía él con Ari Paluch, te hablo del '82. Y después va a la Rock & Pop y muchas veces nos encontrábamos para hacer reportajes, buena onda", recordó.
Coequiper de Pergolini en sus comienzos, y más tarde en CQC, Juan Di Natale también compartió con Teleshow sus sensaciones sobre el programa, un cuarto de siglo después.
"Tengo muy lindos recuerdos porque fue el primer programa de televisión, o el primer trabajo en televisión más o menos en serio que hice. Yo era bastante chico, tenía 21, 22 años cuando el programa empezó", recordó.
"Yo llegué con Leo Fernández, que había sido mi compañero de escuela secundaria, y llegamos a La TV ataca porque ahí estaba trabajando en la producción comercial el hermano mayor de una compañera de la escuela, que era Martín Kweller, que hoy es el dueño de Kuarzo y en ese momento era el productor comercial de La TV ataca junto a Gustavo Sofovich, el hijo de Gerardo", agregó sobre sus inicios en el programa.
"Las primeras ideas que llevamos tuvieron que ver con hacer distintos tipos de móviles en la calle, que buscaban generar algún tipo de sorpresa. Eran móviles que se planteaban como supuestos móviles en vivo, periodísticos, en los que terminaban pasando distintas cosas. En particular recuerdo un personaje que yo hacía, que se llamaba El mudo, que era simplemente eso, algo tan simple como ir y ponerle el micrófono a la gente sin decirle nada, siendo asombroso cómo la gente hablaba", explicó.
"Era muy chico y ahí conocí un montón de cosas que ignoraba prácticamente todo, entre ellas mucho del mundo de la televisión de comienzos de los '90 y de la noche porteña también, porque me tocaba hacer móviles en discotecas, el mundo del espectáculo, empezar a rozarme también con el rock", contó emocionado Juan, quien confesó que aún no conocía al conductor, con quien tuvo el primer contacto cuando "fuimos a llevar las ideas que teníamos con Leo".
"No tenía idea de cuánto podía llegar a durar el programa, no sabía cuánto duraban los programas en televisión. A la distancia hay que decir que no duró tanto, si lo comparamos con otros ciclos como CQC, que duró casi dos décadas", se sinceró Di Natale, quien debió abandonar el ciclo meses antes de su final debido a un "recorte presupuestario" que tuvo lugar a comienzos del año '93.
"Creo que en su momento tuvo mucha repercusión. Decir que revolucionó la televisión me parece un poco exagerado, pero creo que trajo de aire fresco. No creo que haya revolucionado nada, aunque sí de ahí de alguna manera también estaba el germen de lo que después fue CQC, hay como una semillita de lo que fue Caiga, no lo digo yo, lo dijo alguna vez Diego Guebel", comentó consultado sobre si creía que el programa había cambiado de alguna manera la TV de entonces.
"Hay una historia deliciosa que nunca salió al aire. Yo tenía que hacer cámaras ocultas, algunas muy polémicas en su momento. Estaba haciendo una cámara oculta en una heladería de Recoleta, haciéndome pasar por un heladero desastroso, que agarraba el helado con la mano, lo chupaba, hacía un montón de porquerías. Y entra a la heladería Zulemita Menem, era la hija del presidente en ese momento", recordó con humor cuando se le pidió alguna anécdota en particular del ciclo.
"Sale perfecta la cámara oculta, le hago todos los chiches, todos los trucos, Zulemita reacciona a cámara, todo era perfecto, hasta que un ratito después viene el de la custodia, nos pide documentos a todos y nos obliga a borrar el cassette, y ese material se perdió para siempre. Yo pensaba que con eso me ganaba un aumento de sueldo y unas súper vacaciones y terminé con las manos vacías", agregó con humor.
Con respecto al clima que se vivía con sus compañeros de entonces, el periodista contó que "se había generado como un clima de camaradería muy divertido". "Todos éramos muy jóvenes, algunos más que otros, la pasábamos muy bien y el programa se hizo muy popular rápidamente, lo que generó un clima de euforia que hacía que todo fuera muy divertido", agregó.
"No sigo en contacto con nadie del equipo original de La TV ataca, hay varios que están trabajando en el medio actualmente, me los cruzo ocasionalmente pero no tengo un contacto fluido ni permanente con ninguno de ellos".
"Me parece que fue un programa estimulante para muchos otros que vinieron después. En ese sentido, creo que fue un programa como productivo para el medio. Seguramente hay un montón de ideas que podrían aplicarse hoy, simplemente porque todo se recicla, y lo que se hizo hace 25 años hoy ya puede haber sido olvidado y se puede hacer de nuevo como si fuera fresco y nuevo otra vez", sostuvo al ser consultado sobre si sentía que el ciclo haya influenciado a muchos que vinieron después.
"El tema es que no sé si es la televisión de ahora, y la televisión de aire, el lugar para un programa con una fuerte impronta generacional y juvenil como ése. Me parece que los intereses de los adolescentes y los jóvenes circulan por otro lado, y tal vez hay cosas parecidas que se están haciendo en Instagram o en YouTube y yo me las pierdo. Creo que mucho de eso podría hacerse hoy, pero no en televisión abierta" , analizó el ex CQC, quien reconoció que, más allá de lo que significó el haber formado parte de ese programa, también disfrutó de manera especial el haber compartido el mismo con Pipo Cipolatti.
"Para mí Pipo era una especie de ídolo, referente en cuanto al humor y la música, y trabajar con él, incluso más que trabajar con Mario, en ese momento era Hollywood", concluyó.
SEGUÍ LEYENDO