Carmen Barbieri: "Santiago dice que es su última obra, ojalá dure toda la temporada"

A siete años de su escandalosa separación, la capocómica vuelve a trabajar con Santiago Bal y su hijo Federico en Mar del Plata y asegura que, tras la partida de Anita, su madre, sus viejas peleas pasaron a ser sólo una "anécdota"

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(Verónica Guerman / Teleshow)
(Verónica Guerman / Teleshow)

Hace no mucho tiempo, hubiera sido inimaginable una temporada como la que le espera a Carmen Barbieri para este verano. Después de siete años de su escandalosa separación de Santiago Bal por su affaire nunca reconocido con Ayelén Paleo, la capocómica volverá a trabajar con su ex en Nuevamente juntos, un amor de revista, obra de la que también participará como actor y director el hijo de ambos, Federico Bal.

Pero, como si esto fuera poco, como obra se presentará desde mediados de diciembre en el Teatro Atlas de la ciudad de Mar del Plata, a Carmen no le va a quedar otra que cruzarse una y otra vez con la supuesta amante de Santiago, quien integrará el elenco de Calle Corrientes, la revista de Cocodrilo, que levanta telón para esa misma fecha en el Teatro Olympia, a escasos 200 metros de allí. ¿Si está preparada para todo lo que le espera?

"Yo estoy muy tranquila, demasiado. Se habrán dado cuenta…", le responde la artista en exclusiva a Teleshow.

—Volvés a Mardel "en familia". ¿Es un problema?

—¡No! Para mí es una alegría. Nunca imaginé que Fede iba a trabajar junto a su padre en teatro, algo que Santiago estaba pidiendo tanto…. Porque, además, los dos tenían otros compromisos.

—Santiago con la revista de Omar Suárez y Federico con Nito Artaza para La jaula de las locas…

—Claro. Yo ya había arreglado hacer revista con Guillermo Marín, que es mi productor. Y fue a él a quien se le ocurrió juntarnos. La cuestión es que los dos dieron el ok y pudieron arreglar sus compromisos para termináramos los tres juntos en esta obra. Y yo sé que, con esto, se cumple el sueño de Santiago de trabajar con su hijo.

—Pero ellos ya hicieron la película Rumbo al mar, que se estrena en enero. ¿O no?

—Sí, pero Santiago quería estar con Fede en un escenario. Y ahora no sólo vamos a trabajar con él en una obra de teatro, sino que nuestro hijo nos va a dirigir. Ojo que es una responsabilidad muy grande para él. Pero para nosotros, como padres, es un halago. Yo estoy tan orgullosa, que se me cae la baba cuando hablo de su trabajo. Porque es un pibe que tiene mucha responsabilidad y que sabe de lo que va, porque nació en la revista, pero que también la puede llevar desde otro lado.

—¿Hablás de los cambios en relación a la evolución social que se produjo con respecto al trato de la mujer?

—Claro, él tiene un humor más moderno, joven y sano, siempre respetando a la mujer. Igual, yo hace muchos años que hago mis propias revistas y nunca utilicé a la mujer como objeto para hacer reír, ¿eh?. Pero eso es, justamente, lo que más quiere hacer Fede. Así que la verdad es que, por lo menos en los ensayos, la estamos pasando genial.

—Pero, después de todo lo que ha pasado entre ustedes, ¿cómo estás llevando la convivencia diaria con Santiago?

—Bárbaro. Obviamente, no estamos en pareja. Pero estamos muy bien como familia y creo que va a ser un verano tranquilo para nosotros.

—¿Te hace ruido el hecho de que también esté Ayelén Paleo en Mar del Plata?

—¡No! ¿Por qué? Está muy bien que esté todo el mundo trabajando en Mar del Plata. Y en Carlos Paz y en Buenos Aires… Lo importante es que nos vaya bien a todos en un país que está sufriendo tanto y que necesita reírse.

—Pero vos sabés que esto va a generar polémica…

—De mi parte no. Yo hace mucho tiempo que estoy tranquila. Y, lamentablemente, fue por un gran golpe en la vida. Al morir mi mamá, Anita, me di cuenta de que todo lo demás era una anécdota. Me falta tanto su presencia…Vos dirás: 'tenía 90 años, era una señora mayor'. Sin embargo, estaba bárbara. Y es tan grande su ausencia, que al irse ella todo lo demás tomó otra dimensión y hasta lo puedo contar con humor.

—¿La partida de tu mamá te hizo dejar del lado los rencores?

—Exacto: dejé los rencores y los odios de lado, porque me di cuenta de que la vida tiene otro sentido. Que tengo que aprovechar a la gente que quiero. Y que a aquellas personas que no forman parte de mi vida, no les tengo que dedicar mi energía. Así que, si me dicen algo, no contesto. Y no me voy mal a mi casa, porque alguno puede pensar que me guardo todo y después estallo. No: pongo la cara para el cachetazo, si es que viene, pero me mantengo en mi eje. Porque, además, yo no le hago nada a nadie. Solo trabajo con dignidad. Este año ha sido muy difícil para mí, porque he perdido muchos afectos: además de mi mamá se fueron amigos, se fue mi perro… Y me di cuenta que lo demás no vale la pena.

—Pensaba que, quizá, esta sea la última obra de Santiago y ha sido muy generoso de tu parte darle la oportunidad de despedirse de los escenarios como él deseaba…

—Él dice que es su última obra. ¡Ojalá nos dure toda la temporada! (se ríe). Perdón por el humor negro, pero cuesta tanta guita armar esta revista, que esperemos llegar al final. Pero, hablando en serio, creo que llega un momento en la vida en el que hay que olvidar. Es mejor quedarse sólo con las cosas buenas y descartar las malas.

Por Nancy Duré

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