Habla de destierro Marcelo Tinelli: "Es el peor castigo para una persona —sostiene—. Y es irme como yo me fui". Porque a sus 10 años se enfermó su padre, Dino Hugo. "Y de un momento a otro desaparecí de Bolívar en un auto manejado por un señor. Yo iba en el asiento de atrás junto a mi mamá; en el del acompañante viajaba mi papá".
Destaca entonces la puesta en valor del edificio de Salud Mental del hospital de su ciudad, que inauguró en el mediodía del sábado 3 junto al intendente, Marcos Pisano, y el diputado nacional Eduardo Bali Bucca. "Esto me toca y me atraviesa por la historia de mi familia. Si (años atrás) hubiera estado este centro, mi mamá hubiera podido ser atendida acá, en Bolívar", lamenta el conductor de ShowMatch, quien rato después visitará la nueva Sala de Lactancia, a pocos metros de allí. "Pero esto no termina acá —asegura—. Vamos a seguir haciendo cosas por Bolívar".
Esa misma tarde lo esperaría la vigésima edición de la maratón de la ciudad, en la que no participaba desde hacía cinco años. "Corrí en una pierna. Y lo hice por mi papá: no podía fallarle a la maratón que lleva su nombre en estos veinte años", le confía Tinelli a Teleshow, siguiendo el debut de su equipo, Bolívar Voley, en la Liga Argentina, desde su palco en el estadio.
"Hace muchos años que no puedo correr esta distancia (10 kilómetros). Tengo la rodilla muy mal. Me infiltré. Sabía que podía llegar al kilómetro cinco, seis; después no iba a poder. En el kilómetro siete se me endureció la rodilla: se me llenó de agua, se hinchó, era un bloque. Yo arrastraba las piernas. Y llegué con el corazón, con el alma. Y fundamentalmente,lo hice por el aliento de la gente, que me iba llevando: 'Vamos, vamos que ya termina…'. Ya después eran 800 metros, 600, 500…".
—Hablaste del desarraigo. ¿Algún día volverás a vivir en Bolívar? ¿Tal vez en tus últimos años?
—Puede ser… Yo no descarto nada en la vida: jamás pensaba en irme a Buenos Aires y de un día para otro lo hice. Bolívar me encanta: me conecta con mi familia, con mi sangre. Por eso, ¿nunca viviría en Bolívar? No… Por ahí algún día vuelvo. Este es mi origen. "Hecho en Bolívar". Lo siento así. A mí la Provincia de Buenos Aires me motiva mucho. Tengo tres ciudades que me movilizan mucho. Bolívar, donde nací. Después Mar del Plata, donde iba con mis viejos: tengo una foto a mis tres años con el Edificio Havanna atrás, que lo estaban construyendo. Y Necochea. Cuando conozco a Guillermina (Valdés), hace seis años, ella me lleva a Necochea. Es la mezcla justa entre Mar del Plata y Bolívar: tiene el pueblo y la playa. Me siento muy feliz ahí.
—Es inevitable: te tengo que preguntar de política. Porque hablás de la Provincia. Y venís de dar un discurso político al terminar la maratón, donde dijiste que todo lo que se hizo en Bolívar, lo que hiciste, se puede replicar en Buenos Aires y en el resto del país.
—¿En serio? ¿Te pareció un discurso? No lo quise llevar para ese lado. Digo cosas que siento: está bueno soñar, tener esperanzas. Y está bueno poder estar haciéndolo desde la absoluta verdad y desde los hechos concretos. Porque esto se ve (en Bolívar): desde hace 20 años lo venimos haciendo. Siempre dije que no lo descarto (hacer política). Tal vez será un momento para cuando deje un poco mi carrera profesional. Me gusta mucho el servir, estar al servicio del otro, el hacer cosas para mejorarle la calidad de vida a la gente. Entonces, no puedo descartar algo que por ahí haga el día de mañana. Pero no sé cuándo: yo no tengo los tiempos electorales, de que haya una elección en tal fecha. Yo digo que lo voy a hacer. Cada vez me gusta más, me meto más a ver las cosas que están pasando. Me siento un hombre de la Provincia. Con nuestra fundación colaboramos con hogares de villa Puerta de Hierro (en La Matanza), en José C. Paz, en Itatí. Piso la Provincia y siento que es mi casa. Así que no puedo decirte que no… Pero no sé si es hoy.
—¿Y la reunión con María Eugenia Vidal de hace unos días?
—Con María Eugenia tengo una relación de muchos años, de cuando ella estaba en la Ciudad, en Acción Social con Mauricio (Macri), y teníamos la mejor con ella. E hicimos muchas cosas en la Ciudad; también con Horacio (Rodríguez Larreta). Desde esos años vengo con ella. Y me encanta charlar con ella de todo lo que es la Provincia. Y te puedo asegurar que cada charla nuestra son de tres horas hablando de cómo funciona la Provincia, y cómo la veo yo. Yo también la consulto sobre lo que estamos haciendo acá, en Bolívar, y cómo lo ve ella. Siempre tenemos un ida y vuelta muy bueno.
Voy a hacer política, pero no sé cuándo: yo no tengo los tiempos electorales
—¿Hablamos de televisión? Viene subiendo el rating de ShowMatch: el viernes hubo un empate técnico con La Voz Argentina.
—Sí, y ese día también tuvimos picos más altos. El programa se asentó mucho en todo este tiempo. Es difícil competir cuando hay programas muy fuertes y muy buenos, como La Voz Argentina y 100 días para enamorarse. Nosotros arrancamos de un rating muy bajo, ellos arrancan de un rating muy alto, y eso complica muchas veces. Pero nosotros somos guerreros de la tele. Quiero ganar, por supuesto. No soy hipócrita y digo: "No, a mí no me importa ganar o perder". ¿La verdad? Quiero ganar. Y si perdemos, vamos a tratar de buscar (ganar) en el otro programa… La suerte es que todos los días tenemos revancha, para bien y para mal, eh. Ganás, y al otro día tenés que salir a defender el título. Trabajamos para eso.
—Además, la del rating es una batalla que te gusta dar.
—Me encanta. Pero ya han pasado… Yo he tenido muchas, en 30 años de tele. Un día terminás cuarto, otro día segundo, al otro primero. Yo no soy de hablar mucho de rating, no me gusta. Y hemos ganado muchos años, y fuimos líderes… Y este año también hemos ganado. Me parece muy infantil hablar de rating solamente cuando ganás. Para la industria, está bueno que le vaya bien a todos, aunque siempre a uno le irá mejor que al otro. Pero a mí me encanta que le vaya bien a la ficción nacional, también al entretenimiento. Tengo esa concepción. Tratamos de hacer el mejor programa. Y que le guste a la gente. Y si hay una competencia, está muy bueno: nos pone la vara más alta, nos hace ser mejores, y muchas veces nos inspira para un montón de cosas.
—Por cómo es el Bailando, y por tu modo de conducir, pasa como en el fútbol: el equipo se va armando con el correr de los partidos.
—Totalmente. Y vos pensá que este año tuvimos un problema muy grande: arrancamos muy tarde. El Bailando se va construyendo, y una cosa es arrancar en mayo: ahora deberíamos estar en el mes de junio, y estamos en noviembre…
—Pero terminás en diciembre.
—Sí, el 20.
—¿Y cuándo volvés?
—Por ahí arrancamos antes: nuestra idea es empezar en abril. Nos estamos preparando para eso. Estamos muy contentos con la productora, con LaFlia. Tenemos firmado otro programa con Canal 13. Y quiero volver a producir ficción el año que viene: tengo un par de ideas. Así como en el 2000 empezamos con Okupas, y también hicimos otro tipo de programas como Todo x $2, tengo ganas de hacer otras cosas. Hay una idea que no la quiero decir hasta no firmarla.
—¿Pero un indicio? ¿Cómo sería?
—No un mundo tan marginal, pero sí una historia muy argenta. Acabamos de contratar a Gustavo Marra, que es un muy buen productor de ficción. También está Nachito Lecouna. Estamos armando el equipo.
—No sería algo costumbrista.
—No, no. Vamos a hacer tres unitarios el año que viene. Y tengo ganas de exportar algún contenido: tenía ganas de hacer lo de Netflix, la historia de Ricky Martin, pero no sé si podrá dar.
—Sos hombre de fútbol. Público visitante en las finales entre Boca y River, ¿sí o no?
—Lo tienen que decidir los organismos de seguridad, más allá de los clubes. Si Argentina no está preparada para recibir público visitante en el clásico de Rosario y juegan a puertas cerradas en la cancha de Arsenal… Me parece que un Boca-River en la final de la Copa Libertadores tiene un alto riesgo. No es una cosa fácil. Si vos me decís en las condiciones actuales del país, te diría que hoy no.
—Se produjo algo confuso con Gustavo Yankelevich por la ausencia de Laurita Fernández en los Premios ACE. ¿Cómo lo viviste?
—Me sorprendió. Hablé yo personalmente con Gustavo y me dijo que no tenía ningún problema; al contrario. Me dijo que le hubiera gustado que Laurita hubiera estado. Y sí, está bien, me parece perfecto. Pero Laurita tenía un contrato con nosotros. ¡Ojalá hubiera podido ir! ¡A mí me hubiera encantado! Pero no la podía reemplazar de viernes a lunes; yo no tenía con quién reemplazarla. Ya sabía Laurita, ya sabía Gustavo. Entiendo que tenía el vestido preparado y todo, pero es como que yo dijera hoy: "Bueno, a mí me hubiera gustado que Laurita fuera jurado y cancele una función de Sugar". No se puede eso. No se puede hacer. Y tiene un contrato con nosotros.
—Fue nada más que por un compromiso laboral.
—Sí. Yo a Gustavo lo adoro, lo amo, es mi maestro. Jamás podría estar enojado. Él me dice a mí que no está enojado conmigo. Y no veo el motivo de enojo: fue aclarado apenas él lo pidió. Yo no podría tener un conflicto con él. Es más: soy la persona que más manija le da a todas las obras que maneja Gustavo Yankelevich en la cartelera porteña.
—¿Te sentiste incómodo con la polémica?
—No, me sentí incómodo por tener que haber aclarado algo con una persona con la que ya había hablado y estaba todo bien. Acá no hay ninguna polémica en todo esto. Si está todo bien. Y a Gustavo lo amo. La sala del Hospital de Pediatría de acá se llama Romina Yan, como el estudio que yo tenía en Ideas del Sur. Fui a VivaRo, que me invitaron especialmente, y lloré como no lo hice en mi vida… No podría tener un conflicto con Gustavo, que me dio todo. Y si lo tomó mal, lo digo otra vez: "Te pido disculpas, no podía hacer otra cosa".
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