("Morir de amor", Telefe)
En una nota con la revista Gente, Griselda Siciliani ya había avisado que el guión de Morir de amor incluía una escena donde su personaje, Helena Karsten, debía despellejar un animal. Tras describir la intensidad del rodaje, que incluyó filmar "en un quirófano, entre sangre, gritos, enfermeras y pacientes reales reales", la actriz exclamó: "¡O pelando un conejo real!".
Sin embargo, aquella descripción de la actriz en el reportaje pasó inadvertida. La escena en cuestión, no. Allí, Karsten —abogada de una obra social— llega a la casa de su ex marido para buscar a su hijo. "Ah, qué lindo…", dice, cuando ve al conejo en la cocina, colgando de sus patas traseras. "Ayudanos a cocinar", la invita el hombre.
Ella se niega: "No, vamos". "Despellejalo vos, vamos, que sos gauchita…", insiste su ex. Y entonces Helena, ante los aplausos del joven y su padre, quien incluso intenta con ella un juego de seducción, procede: ante un primer plano, le arranca la piel de tres tirones.
El repudio en las redes sociales sociales fue inmediato, y se incrementó con el transcurrir de las horas. Y no alcanzó la placa que se vio al final del tercer capítulo de la novela de Quique Estevanez que emite Telefe, aclarando que no se había maltratado a ningún animal. El conejo —como ya había anticipado Siciliani— era real, y no una réplica.
Hasta aquí, ni la actriz, ni el canal ni los productores de Morir de amor (que en ese capítulo también exhibió fuertes escenas de Brenda Gandini y Sofía Gala) se manifestaron al respecto.
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