Las movía el deseo más profundo de ser madres. Y eso fue, justamente, lo que les dio la fortaleza necesaria como para afrontar cualquier obstáculo hasta lograrlo. Porque las famosas no están exentas de sufrimientos. Pero, cuando se trata de darle amor a un hijo, están dispuestas a todo, como tantas mujeres.
El caso de Marcela Morelo es digno de loas. La cantante siempre quiso ser mamá. Y, cuando comprendió que no iba a poder serlo por las vías naturales, no se dio por vencida y comenzó el largo camino hacia la adopción. Su mayor obstáculo, entonces, fue la burocracia. Pero ella nunca dudó en que iba a lograr su objetivo.
Así las cosas, aunque nunca había fantaseado con el matrimonio, después de diecisiete años en pareja con el músico Rodolfo Lugo decidió pasar por el Registro Civil en septiembre de 2014. ¿El motivo? Sabía que estando legalmente casada, era mucho más fácil que la Justicia decidiera darle a un niño en adopción.
Sin embargo, el amor que Marcela tenía para dar era tanto, que finalmente llegaron a su vida tres hermanitos de 5, 6 y 10 años de edad. Los niños estuvieron conviviendo con ella y su marido durante tres años hasta que, finalmente, en 2017 le otorgaron la guarda definitiva.
"Lo que estamos viviendo es una explosión de amor, con todo lo que eso implica. Vinieron para cambiar absolutamente mi vida. Cambiaron nuestra energía, es una experiencia muy gratificante. Llegaron a casa y cambió tanto todo, que es como haber sacado un ticket para otra vida. Ellos son increíbles", explicó Marcela, feliz de tener a tres niños que hoy la reclaman a toda hora al grito de: "¡Mamá!".
Otra mujer que siguió peleando aún cuando casi no quedaban esperanzas de que pudiera lograr su objetivo fue María Fernanda Callejón. La actriz había perdido tres embarazos sin saber que tenía trombofilia, una enfermedad en la sangre que impide que la gestación llegue a término, pero que hoy es fácilmente controlable gracias a un tratamiento basado en inyecciones de heparina.
Así, si tener todavía un diagnóstico, en 2013 decidió congelar sus óvulos. Por entonces, ya estaba en pareja con Ricky Diotto, quien la alentó a seguir intentándolo. Y fue entonces cuando los médicos descubrieron su patología y pudieron medicarla de la manera adecuada, como para que en agosto de 2015 y con 48 años de edad se convirtiera en mamá de Giovanna.
¿Qué fue lo que la impulsó a seguir adelante cuando todo parecía imposible y el reloj biológico parecía indicarle que ya era tarde? "El deseo genuino de ser mamá, no por mandato social sino por convicción. Fue un camino largo y mi madre me iluminó. Ella siempre fue un gran referente. Cuando era chica yo decía que de grande quería 'ser mamá'. Y ese fue el gran motor. Hubo bisagras, piedras, obstáculos y estuve a punto de bajar los brazos… Pero, pensar en eso, me hacía levantar", aseguró María Fernanda, que hoy una hija hermosa de 3 años.
Mujer por autodeterminación y con una ley de identidad de género que la abala su condición, Flor de la V tuvo que pelear contra los prejuicios sociales para poder concretar su sueño de ser madre. Casada legalmente con Pablo Goycochea desde el año 2011, cuando finalmente pudo obtener su documento femenino, la conductora de Flor de Tarde estaba decidida a tener hijos. Sin embargo, sabía que el camino de la adopción no iba a ser fácil para ella, por lo que ya había decidido apelar al método de subrogación de vientre en los Estados
Unidos.
Así fue cómo, en agosto de ese mismo año, Flor fue bendecida con la llegada de los mellizos Paul e Isabella. E, inmediatamente, demostró que había nacido para ser madre. Pero la lucha de la conductora no terminó ahí, ya que muchos empezaron a cuestionar cómo haría para explicarles a sus hijos la manera en que habían llegado al mundo. Algo que, obviamente, para los chicos es mucho más fácil de entender que lo que los adultos creen…
"A medida que los niños preguntan, uno tiene que responder. Y con la verdad porque, si les mentís, ¿qué confianza van a tener ellos cuando crezcan? El que hice yo es un procedimiento que tiene que ver con un acto de amor y, ojalá, las personas que tienen complicaciones a la hora de tener hijos lo puedan hacer", explicó Flor, quien al momento de contarle a sus pequeños cómo habían llegado a su vida comprobó que ellos lo tomaban naturalmente.
"Yo era feliz. Había logrado consolidarme en el trabajo y tenía una familia maravillosa. Pero me faltaba algo: ser mamá", resumió Luisa Albinoni al contar su historia. La actriz había pasado toda su vida intentando cumplir su anhelo. Y en su afán de convertirse en madre, incluso, había terminado por desgastar alguna que otra pareja. Pero nunca se dio por vencida.
"Tuve un bebé a los 19 años, un varoncito, que murió apenas nació. Luego perdí unos embarazos más, pero no habían llegado a la instancia del parto como en aquella oportunidad. Fue muy doloroso. Pero, a pesar de todo, siempre tuve la ilusión de ser mamá", explicó Luisa.
Lo cierto es que, cuando a los 52 años perdió su último embarazo y la edad ya no le permitía pensar en tener un hijo por las vías naturales, la actriz decidió comenzar el proceso de adopción. Pero a su pareja de entonces, con quien llevaba 10 años de relación, no le pareció bien la idea. Y, finalmente, Luisa debió continuar su camino sola.
Obviamente, al tratarse de una adopción monoparental, los trámites se le complicaron. Sin embargo, ella dejó todo para viajar a cada una de las provincias argentinas para anotarse en los diferentes registros, ya que por entonces no existía el Ruaga (Registro Unico de Aspirantes a Guarda con fines Adoptivos). Hasta que, finalmente, en la segunda mitad del 2013 apareció Verónica.
Hoy, con 66 años de edad, Luisa es madre de una hermosa adolescente de 13. Y el amor le brota por los poros. Al punto que, cada vez que habla de ella, los ojos se le llenan de lágrimas de la emoción.
Pocas madres han sido tan cuestionadas como Luciana Salazar. Es verdad que nunca quedó en claro por qué eligió el método de subrogación de vientre siendo que, como dijo, padecía de trombofilia y esta patología es totalmente controlable en la actualidad. Y tampoco quedó en claro cuál fue el rol de su ex pareja, Martín Redrado, en el costoso tratamiento vía Estados Unidos que terminó con la llegada de Matilda, en diciembre del año pasado. Sin embargo, no cabe duda de que la actual conductora de Chismoses deseaba con toda el alma convertirse en mamá.
De hecho, uno de los motivos que la llevó a romper una y otra vez con el economista, fue que él, que tiene dos hijos grandes de su matrimonio anterior, ya no quería volver a ser papá. Y por eso, durante los ocho intermitentes años que duró la relación, Luciana se debatió entre su amor por Redrado y su sueño de cumplir con su asignatura pendiente: la maternidad.
Sea como fuere, la llegada de la beba coincidió con un nuevo distanciamiento de la pareja. Y hoy, la vida de Salazar gira en torno a su hija. "La conexión que tuve con Matilda fue inmediata. Al no haberla llevado en mi vientre, no sabía qué podía suceder con nuestra unión Pero soy madraza, como si lo hubiese sido toda la vida", confesó Luciana.
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