El cambio de década no parece afectarla en lo más mínimo. Después de haber roto con todo tipo prejuicios, Pamela David llegó a los 40 bien posicionada a nivel laboral y absolutamente plena a nivel familiar. Y como si todo esto fuera poco, sigue siendo una de las mujeres más hermosas de la Argentina. ¿Qué más puede le pedir a la vida?
"Periodista y conductora de TV. Mamá de Feli y Lola, casada con Daniel Vila. ¡Feliz!", cuenta en su biografía de Instagram la conductora de Pamela a la tarde, por América. En esa red social comparte a diario fotos de su trabajo y de su vida cotidiana junto a su familia.
Nacida el 6 de octubre de 1978 en Córdoba, Pamela creció en Santiago del Estero. Y allá por el 2000 se trasladó a Buenos Aires a probar suerte como modelo, vedette y actriz. Le fue bien. Se hizo famosa en El Bar 2, formó parte de La Peluquería de Los Mateos, hizo ficción en Doble Vida, participó del Bailando por un sueño e integró el elenco de varias obras de teatro, como Diferente y El gran show, entre muchas otros trabajos.
Sin embargo, después de incursionar como panelista en Animales Sueltos, al mando de Alejandro Fantino, Pamela decidió estudiar periodismo y prepararse para la conducción televisiva, dejando en claro que una mujer puede ser linda e inteligente a la vez. Y se puso al frente de Desayuno Americano y Gran Hermano el Debate, para luego desembarcar en las tardes de América.
Al mismo tiempo, Pamela logró formar una familia con Daniel Vila, a quien define como el hombre de su vida y con quien ya que lleva siete años de pareja y dos de casada. Y disfruta de la maternidad junto a Felipe, a quien tuvo con el ex basquetbolista Bruno Labaqué, y a Lola, de su actual pareja con el presidente del Grupo América.
¿Motivos para celebrar? Sin duda, muchos. No obstante, teniendo en cuenta que su marido se está recuperando de una operación de columna a la que debió someterse el mes pasado, Pamela no tiene previsto realizar ningún festejo en el día de hoy. Y simplemente se encargará de disfrutar de su cumpleaños rodeada del amor de los suyos, que es, en definitiva, lo que más le importa.
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