Uno era popular, el otro disfrutaba de ostentar su fortuna. Uno venía de una familia con plata, el otro luchó durante años para triunfar con la música. Uno era amigo de todos, el otro siempre era protagonista de peleas. Sin embargo, tenían muchas cosas en común: queridos por la gente, ambos murieron jóvenes y hoy son recordados igual o más que el primer día. Rodrigo Bueno y Ricardo Fort.
¿Cómo hubiera sido un cruce de ellos en la televisión? Nunca lo sabremos. Pero sí es cierto que un día Beatriz Olave, mamá del Potro, le abrió las puertas de su casa al chocolatero, le cebó mate y les mostró recuerdos del cantante.
La excusa fue que Rodrigo Díaz, novio de Ricardo, grabara el clip de "En libertad", el tema del Potro que reversionó. Generosa como su hijo, la mamá del cuartetero no dudó en prestar su hogar como locación.
El encuentro fue en julio del 2013 y duró varias horas. Aunque el chocolatero era una persona ostentosa por naturaleza, esta vez bajó un poco el perfil y si bien llevaba un tapado de piel, y le regaló uno a Olave, no fue con ningún auto de lujo a la casa de la familia Bueno ubicada en Córdoba Capital, sino que para ello usaron una combi.
Además de Díaz, con Ricardo fueron algunos custodios y unos chicos que participaron del video, mientras que a Betty la acompañó su hijo Flavio con su mujer, que como siempre alejado de las luces, prácticamente no intervino en la charla.
En medio de un clima tranquilo y distendido, la anfitriona acompañó a sus invitados a conocer cada lugar de su casa: "No quedó rincón por recorrer, solo una parte de una habitación de arriba que estaba llena de muebles y era como que no valía la pena entrar porque creo que esos muebles eran de el otro hijo de ella que los tenía guardados allí", recordó Mario Sar, fotógrafo y testigo del encuentro a Teleshow.
Uno de los momentos más emotivos de aquella jornada de frío fue cuando ingresaron a la que era la habitación de Rodrigo, que permanecía intacta, como el día que él dejó la casa de sus padres. Allí todavía estaban sus pertenencias: fotos, discos, papeles y hasta una computadora.
Betty también compartió con los presentes fotos de la infancia de su hijo y dibujos que él había hecho cuando niño. Por algunos sectores la casa parecía un santuario, con imágenes de vírgenes y fotos de Rodrigo por doquier, incluso Olave hasta tenía enmarcada una fotocopia del documento del ídolo.
Tanto a Ricardo como a su pareja se los notaba contentos de estar ahí y no tenían más que miradas de admiración para con la mamá del cantante, a quien no paraban de abrazar.
Como lo había hecho hace años con su hijo mayor y más tarde seguramente con el menor, Ulises, Betty le dio consejos a Rodrigo Díaz sobre cómo moverse en el ambiente de la música y él la escuchó atentamente, mientras tomaban mate.
Durante la mayor parte de la charla Olave nombraba a su hijo fallecido el 24 de junio del 2000 y a pesar de que estaba contenta con las visitas, se notaba en su mirada un dolor tremendo cada vez que lo mencionaba, incluso en algún momento lagrimeó.
Otro momento emotivo de la tarde fue cuando el fotógrafo le contó a Betty que su hijo se llamaba Rodrigo, en honor al Potro: "Me partía el alma ver el sufrimiento como madre que ella lleva adentro. Cuando le dije lo del nombre de mi hijo me regaló un sombrero que usaba mucho Rodrigo que sacó de la habitación de él", dijo Sar.
La casa, donde aún hoy vive está ubicada en un barrio popular de Córdoba y tiene dos plantas. Desde la calle no se puede ver nada, solo un paredón y un portón, donde todavía los fanáticos del ídolo siguen dejando sus mensajes, es por eso que el día que Fort la visitó los vecinos no advirtieron movimientos extraños y no hubo curiosos cerca.
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