Tratándose de una periodista deportiva, sentía casi como un "pecado" ir a tomar un café con un jugador de fútbol. Sin embargo, las vueltas de la vida quisieron que Daniela Katz se permitiera conocer a Diego El Ruso Rodríguez, con quien en apenas en un año y dos meses construyeron una relación de amor que los llevará al altar el próximo 22 de diciembre.
"La verdad que me sorprendió. En mayo viajé para allá y fuimos a caminar, por una playita cercana a Shiva, que es donde él está viviendo. Me miraba y no me decía nada, porque es de esas personas que le cuesta expresar sus sentimientos, hasta que de repente me dice ¿te querés casar conmigo?", recordó la conductora de Maratón 2018, el ciclo que va de lunes a viernes de 13 a 14 hs por la TV Pública.
"Obviamente enseguida le dije que sí, porque nunca tuve ninguna duda de que tarde o temprano se iba a dar, ya que en cuanto lo conocí me di cuenta que era la persona que quería que me acompañe por el resto de mi vida", agregó, para luego referirse a la elección de la fecha para dar el sí.
"Por los tiempos de él tenía que ser sí o sí diciembre o junio, entonces dijimos bueno, pongámoslo diciembre. Forzamos un poco esa fecha porque eso hace que la Luna de Miel sea más corta, porque en enero se tienen que presentar en los clubes. Así que estoy sorprendida pero feliz", explicó.
"Nos conocimos el Día del Amigo del año pasado, y él a los 15, 20 días se tenía que ir a Rosario (estaba jugando en Central), así que desde ahí sabía que tenía que jugármela si quería seguir conociéndolo. A Japón se fue en enero y ahí arrancó mi odisea", afirmó sobre la relación que mantiene a más de 18 mil kilómetros de distancia.
"En este tiempo lo fui a visitar tres veces. Lo positivo es que los dos hicimos un esfuerzo muy grande para intentar llenar esos espacios. Mis días fueron irme a dormir a las dos de la mañana, que él llega de entrenar y puedo charlar relajada, y después levantarme como una campeona como si nada", afirmó.
"Los dos cuando nos conocimos sabíamos que no éramos una persona más en la vida del otro, y que si apostábamos a esto sabiendo las complicaciones que íbamos a tener, íbamos a ir para adelante porque los dos buscábamos exactamente lo mismo, entonces el esfuerzo sabíamos que lo teníamos que hacer. Sabíamos que con confianza y estar presentes nuestra relación se iba a sostener y hasta fortalecer. Si pasamos esta podemos pasar cualquier cosa", destacó, para luego meterse en las claves para sobrellevar la distancia.
"Tenemos contacto todo el tiempo, videollamadas, audios, llamadas formales, cartas, todo, en ese aspecto tratamos de estar súper pendientes y a la expectativa de que el otro no necesite nada y no estar", señaló, para luego ahondar en cómo hacen para no extrañarse tanto a la hora de la intimidad.
"Sin entrar mucho en detalles apelamos a todo, hablando, con fotos, siempre intentando estar presentes porque nos conocemos tanto también en ese aspecto que sabemos las cosas que le gustan al otro y nos entendemos perfectamente. Y sí, obviamente aprovechar a full los momentos que iba a verlo. Cuando uno habla de una pareja es un todo, también uno se preocupó, de parte de los dos, para que en eso tampoco se sienta la ausencia, los dos intentamos lo mismo", subrayó Daniela, quien más allá de que los separan 36 horas de vuelo tiene plena confianza en su pareja.
"Si yo no hubiese confiado en él hubiera terminado la relación directamente cuando sabía que íbamos a tener esta distancia. Me di cuenta de cómo era él, cómo era su persona, y la realidad es que también yo a veces digo que los celos y la desconfianza es muchas veces generada por inseguridades de uno y por inseguridades que te genera la otra persona", reafirmó.
"Él nunca me generó una inseguridad, y también por mi lado yo actué de la misma forma. Él es cero celoso, de hecho me dijo "gorda, salí un poco más, aflojá con el trabajo, andá a tomar algo con alguna amiga", al contrario", sentenció quien, en tiempos de "poliamor", no cree para nada en esa palabra.
"Para mí el poliamor es la excusa del infiel, muchos dicen no, porque hay que modernizarse, ¿de qué me estás hablando? Lo que pasa que lamentablemente acá se tienen los extremos, o el poliamor o el carcelero, y una relación sana es tener la libertad de hacer lo que vos quieras y no elegir hacerlo. Si vos elegís comprometerte con la otra persona la tenés que respetar, sino directamente la dejás y hacés la tuya", analizó, para luego referirse a cómo será su futuro una vez que se convierta en la "señora de Rodríguez".
"Hay que esperar a fin de año que él viene para acá y ahí se entera cuál es su próximo destino. Puede seguir allá como puede volver a Rosario o irse a otro club, así está la incertidumbre hasta fin de año, principios de enero. Siempre mi vida fue 100 por ciento trabajo hasta que llegó él, entonces se verá, se evaluará según dónde vaya, pero voy a estar con él", aseguró.
"Con el inminente casamiento por delante, resulta inevitable consultarla sobre si desea ser madre. "Obviamente que el objetivo es la familia, pero también creo que es interesante vivir todo a su tiempo y no forzando nada. Querer queremos los dos, pero también sabemos entender cuándo es el momento y cuándo no. Jamás se me ocurriría tener un hijo con este ida y vuelta, no lo disfrutaríamos ninguno de los dos. Las ganas siempre van a estar porque el objetivo de los dos es el mismo, que es la familia", concluyó.
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