Desde hace siete años se elige todos los días con su pareja, Fernando Casanello, con quien cada seis meses renueva ese contrato de amor al que suscribieron ambos y que ella misma redactó de puño y letra un Día de los Enamorados.
Sin embargo, si bien ella hace hincapié en la libertad que cada uno de ellos tiene desde el hecho de no estar casados, Sandra Borghi está muy lejos de adherir al concepto de "poliamor", tan en boga en los últimos días a partir de las declaraciones de Flor Peña.
"No tengo capacidad para practicar el poliamor, porque para mí no existe, no creo que se pueda amar a dos personas a la vez. Se ama a una; la otra en todo caso es pantalla. Por lo tanto, para mí no existe ni siquiera el concepto de poliamor. En mi vida no sólo no lo practico sino que no creo que pueda existir como concepto", expresó la reconocida periodista de TN y El Trece.
"Vos amás a una persona, si tenés relaciones paralelas no se llama poliamor; se llama pantalla, amante, ponele el nombre que quieras, pero no creo que exista el concepto poliamor. Para mí la monogamia es una cosa y el poliamor es otro concepto totalmente distinto, es un invento mediático que surgió para tapar algo, pero no deja de tapar", agregó al respecto.
"Fernando Casanello es mi pareja y amo a una sola persona. No creo en el poliamor, amo a mi marido y se terminó, no amo a dos personas a la vez. Lo que le pasó a quien le pasó, por donde se destapó todo esto, fue para mí una cosa que cada uno le pone el nombre que quiera, pero para mí no existe. Hoy yo te puedo hablar de polipibes, tengo pibes por todos lados, lo único que hago es criar pibes y laburar, estoy muy lejos del poliamor", reafirmó, para luego profundizar en el contrato que mantienen desde que están en pareja.
"Es cierto que firmamos hace un tiempo un contrato de amor, apenas empezamos a salir, que lo renovamos cada seis meses. Ese día nos vamos a comer solos, nos miramos a la cara y nos decimos un montón de cosas. Es el momento en que volvemos a elegirnos y a firmar el contrato. A mí eso me hace sentir libre: yo ya estuve casada, él ya estuvo casado, entonces los dos nos sentimos libres con este concepto y con la elección de renovar todo el tiempo", aclaró.
"Lo escribimos hace mucho tiempo, cuando empezamos a salir, es un contrato que tiene cláusulas y las respetamos, es la letra chica, los sí y los no. Ese contrato lo volvemos a leer y lo renovamos y modificamos según lo que nos va pasando, y por eso no nos casamos básicamente, porque nos elegimos libres, sin ataduras ante nada y ante nadie. Eso es lo que simboliza para nosotros el contrato. A nosotros eso nos funciona, es nuestro pacto", agregó al respecto.
"Con cuatro hijos, dos míos (Josefina y Valentín), una de él (Isabella) y Juana, que es nuestra… Los tuyos, los míos y los nuestros, si vos no te elegís no la podés sobrellevar. Aunque quisiera (practicar el poliamor), con tanto quilombo que tengo, no podría hacerlo nunca", comentó entre risas.
"El concepto de libertad no hace referencia al poliamor desde mi punto de vista, yo soy una persona libre y mi marido es libre. El día que nos dejamos de amar cada uno hace su camino, el día que no lo ame más y ame a otra persona voy a estar con la persona que amo, no voy a jugar al poliamor. El amor, el sentimiento, para mí es sagrado, si descubro que ama a otra persona me va a doler más la traición del sentimiento que la sexualidad", subrayó.
"Yo en su momento dije 'no creo en la monogamia', pero sí creo en el amor, para mí el poliamor no es amor, y lo que sí creo es que se está mezclando todo y esto confunde a todos. Desde mi punto de vista el concepto de poliamor no existe, por lo menos en esta sociedad. Creo que surgió para tapar algo, no para otra cosa. Yo lo llamo pantalla, pero no creo que un mismo hombre o una misma mujer pueda amar a dos personas", destacó, para luego retomar la idea del contrato.
"Surgió de él. Al principio dijo 'nos planteamos renovarlo mes a mes', después renovábamos cada dos meses, después cada tres, después cada seis, y un día, a los tres años de estar juntos, un Día de los Enamorados, redacté el contrato famoso. Escribí cláusulas, que algunas tachamos y otras dejamos, y ése es el contrato que vamos renovando cada seis meses. A nosotros nos funciona mucho más que ir a una Iglesia, no creemos en las instituciones. Yo lo recomiendo, a mí me da muy buen resultado", rememoró.
"La sinceridad para mí es la parte fundamental del contrato, decirnos siempre la verdad. Yo confío mucho en Fer y él en mí, con lo cual la sinceridad es la base del contrato, mirarnos a la cara y decirnos siempre la verdad", afirmó al ser consultada sobre qué cláusulas priorizaba por encima de otras.
Con siete años juntos, se hace inevitable preguntarle por la famosa "comezón del séptimo año". "Más que la comezón, con la bomba de la llegada de Juana hubo que reacomodarse, pero eso le pasa a todos los que tienen hijos. Ahora ya cumplió un año y por suerte se acomodó, pero al principio los tuyos, los míos y los nuestros era todo un tema. No existen las parejas perfectas ni llegan los niños y todo es color de rosa", concluyó.
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