"Estoy feliz de compartirles que le propuse casamiento a la mujer que amo con el alma y me dijo que sí", publicó Mariano Martinez en su Instagram para contarle al mundo que se casa con Camila Cavallo. "Si Dios quiere, para agosto del año que viene vamos a estar dando el sí ante Dios, familia y amigos". Si bien el protagonista de Mentiras Inteligentes no brindó más información, trascendió la intención de que sus hijos participen en la ceremonia.
Tras una semana con mucha repercusión mediática luego de confesar que una ex compañera de elenco lo maltrató en una escena al punto de perder temporalmente el 40% de la audición de un oído, el galán aclaró que no se trata de una denuncia. Y pese a la especulación que generó la aparición de nombres como Julieta Ortega, Griselda Siciliani o Eleonora Wexler, Martínez se niega a seguir hablando del tema. "Se terminó acá. No tengo nada que negar porque yo no denuncié a nadie. Esa no es mi intención. Ya fue solucionado en el momento", le dijo a Intrusos, dejando un manto de duda sobre las actrices en cuestión.
Mientras, tanto el actor comparte escenario con Arnaldo André, Betiana Blum y Florencia Torrente en la obra que lo encuentra con un doble rol: además de actuar, produce. "Ya hace rato que me gusta producir. Lo hice para televisión en Telefe, con Mi problema con las mujeres, y fue espectacular", relata Mariano, adelantando que está trabajando en nuevos proyectos para continuar en la producción.
—Tu personaje en la obra tiene un desliz: se enamora de otra y se lo cuenta a su padre.
—Sí, mi personaje está siendo infiel. Se lo cuenta ya en un momento que, más allá de que la está pasando bien, le pesa, lo angustia. Porque se lo va a decir a la mujer. Él cree estar completamente enamorado y que la relación con su mujer ya no va ni para atrás ni para adelante: tienen un hijo de tres meses y su mujer está muy abocada a su hija, y entiende que ya no tiene nada que hacer ahí. Todo en tono de comedia, porque es una comedia. Pero también dice un montón de verdades que están espectaculares.
—¿Vos fuiste muy infiel?
—Yo fui infiel, no muy infiel. Lo fui cuando era más chico. Era algo que no me gustaba porque lo había padecido de chico, y cuando lo fui lo sufrí mucho. Uno se traiciona a uno mismo cuando es infiel.
—¿Fue algo de un ratito o te enamoraste de otra, como le pasa a tu personaje?
—No, no fue así como le pasó a mi personaje. Fue cuando tenía 15 años, y de verdad me sentí muy mal porque no me gusta que me lo hagan a mí, y tampoco lo quiero hacer.
—¿Cómo hacés hoy? Porque siendo famoso y con redes sociales, más allá de que tu mujer es bellísima, debés recibir muchas propuestas.
—Todo el mundo tiene propuestas, todos tienen su encanto, su atractivo. La televisión magnifica un poco todo. Ser un artista, una persona pública y expuesta me puede magnificar, pero todos tienen oportunidades para ser infiel. Todos las tenemos. Me parece que también está un poco en ser fiel a uno mismo, y en lo que querés y en lo que estás diciendo. Porque vos estás diciéndole a alguien: "Te amo para siempre, quiero que construyamos algo y que sigamos", y estás dando tu palabra. Después, si no lo cumplís también te estás traicionando a vos mismo. Estoy enamorado, mi mujer es hermosa y tenemos piel a morir, tenemos todo lo que tiene que tener una pareja. También hay diálogo, porque no todo es color de rosa, y tampoco todo es piel en una pareja. Tampoco todo es amor. Es un montón de otras cosas que también hay que acompañar. Cuando hay diferencias hay que charlar y entender al otro que es diferente a uno.
—¿Han pasado crisis?
—Crisis no; sí diferencias. Nos conocimos, nos enamoramos y tuvimos una hija. A conciencia, queriendo. Y después te vas conociendo, porque la verdad que no nos conocíamos en lo que a uno le gusta, lo que al otro no, cómo es uno, cómo es el otro. Hubo que construir, charlar, hablar. Pero el amor, la pasión y las ganas siempre estuvieron.
—¿Sos celoso?
—Sí, fui una persona celosa. Con el tiempo entendí que me hace mal.
—¿En qué te cambió la paternidad?
—Es un amor infinito. Mis hijos son todo, me fascina compartir momentos con ellos, verlos crecer, escucharlos y hablarles, que sepan que pueden contar conmigo de verdad.
—Y sos un papá que se ocupa.
—Me gusta ocuparme de mis hijos, sí. Me gusta levantarme a la mañana para hacerles la vianda, para llevarlos al colegio, cambiarlos, charlar en el auto, dejarlos, ir a buscarlos. Me gusta bañar a la más chiquita, cambiarle los pañales, hacerla dormir, cantarle una canción de cuna.
—¿Cómo es la dinámica con los grandes que no viven con vos todo el tiempo?
—Bien. Con la mamá (Juliana Giambroni) tenemos tenencia compartida, estamos en barrios muy cerca, es un día y un día. Los lunes conmigo desde las 7, a las 7 de la tarde del martes; pasa que van al colegio, los voy a buscar y salen, y después se los llevo a la mamá. Están un día y un día y los sábados hasta las 7 y finde por medio hasta el domingo, a las 7 para cada uno.
—¿Tenés ganas de tener más hijos?
—Sí, tengo ganas de tener más hijos, pero mucho más adelante.
—Tu hija mayor es muy artista. ¿Vos eras así de chiquito?
—Yo no era tan histriónico como es ella, era muy introvertido.
—¿Y el teatro apareció para trabajar esa timidez?
—Puede ser un poco, sí. Siempre me gustó eh. Y generalmente actuaba, o por ahí quería actuar en las obras y después me agarraba a último momento panic attack y no quería.
—¿Pasó eso, de verdad?
—Sí, pasó, pasó.
—¿Y cómo fue? ¿En el colegio?
—Sí, en el secundario más que nada. No me olvido más, el primer año. Me habían obligado a actuar en una obra, tenía que hacer no sé si de gaucho, un baile gauchesco, no me acuerdo bien qué era. Pero no quería, no quería, por más que me gustaba. Lo preparé y a último momento inventé una lesión. Una mentirita inteligente.
—Te emocionaste mucho en el programa de Luis Novaresio hablando de tu mamá y de la infancia. ¿Ella hizo mucho por vos?
—Sí, pero no me emocioné por lo que hizo por mí. Me emocioné porque… No sé por qué… Es mi mamá, uno tiene hijos para ser así con sus hijos.
—Contaste que tenías amigos que robaban y que estaban bastante perdidos en algún momento de la vida.
—Conocidos de esa época en Soldati, porque tampoco tenían contención. No justifico, pero eran chicos.
—¿Cuál fue la diferencia qué si tuviste vos, y ellos no?
—Bueno, mis papás no robaban. Trataban de laburar. Mi viejo laburaba en una oficina en esa época o era marino mercante, se iba como seis meses. No había un ambiente de: "Mirá, no tengo esto, voy y lo robo". Después no me nace eso ni me nacerá jamás.
—¿Cómo está hoy el vínculo con tus padres?
—Muy bien.
—¿Y cómo son como abuelos?
—Babosos y muy presentes. Mi mamá me da una gran mano. Se toma el tiempo, porque entre su trabajo y su familia, que vive lejos, a veces se toma y se viene dos tres días para que nosotros, ahora más con el teatro, podamos también hacer cosas que tenemos que hacer. Y mi viejo también es un recontra abuelo, se le cae la baba por sus nietos, y está buenísimo, a mí me encanta.
—¿Te costó perdonarlo?
—Sí, puede ser. Yo no estuve enojado con mi viejo por lo que pasó con lo de la causa. Jamás estuve enojado con él por eso. Tenemos una historia larguísima y pasaron muchas cosas.
—Era anterior.
—Era anterior. Así y todo, cuando le pasó eso yo estuve ahí ayudándolo, puse el abogado, lo banqué mucho en eso. Después hubo un distanciamiento pero no por esa causa… Eso me enojó también, pero entendí que es un ser humano y que se puede equivocar. Y que también pasa mucho, que se usa a personas como punta de lanza para tapar otro montón de cosas que realmente son importantes y que son culpables reales de las situaciones que yo tuve que vivir, o que mi viejo tuvo que vivir. No que él no haya estado o no haya tenido su culpa, porque de hecho la pagó, cumplió su condena. A lo que voy es que mucha gente que debería estar presa de por vida, no está presa. Y eso también te da bronca, ¿viste?
—Bueno, hay algo, cuando uno ve la actualidad, los cuadernos si querés, que pareciera que supera toda ficción.
—Siempre la realidad supera a la ficción, por eso hay un montón de series. Algún día esa serie va a ser un éxito.
—Si tuvieras que elegir algún personaje de la actualidad para interpretar, más allá de la ideología, ¿a quién elegirías?
—No sé a quién interpretaría. Algún día me gustaría escribir un poco lo que me pasó en la vida. Cuando miro hacia atrás, más ahora que estoy por cumplir los 40 años y veo todo lo que pasó, desde que nací en La Boca, hasta que pasamos un rato por Avellaneda, me pisó un taxi, después me fui a Soldati, toda la historia de Soldati, volví a Avellaneda, me pisó un colectivo, tres años sin caminar, un poco de la historia familiar, después esto que empecé a actuar y me empezó a ir muy bien, y todo eso, también tiene una historia. Lo que pasó con mi viejo tiene otra historia, que no solo es lo que nos pasó a nosotros sino que es una historia, también, parte de nuestro país. Y seguir para adelante, siempre.
—¿Qué pensás que hubiera pasado si no salía tan bien la actuación? De alguna forma rescata un poco.
—Sí. Ya son 22 años, algo hubiese hecho, no me hubiese quedado. Pero calculo que hubiese terminado haciendo esto por cómo soy. Hay cosas que hay que aprenderlas. Cuando tengo crisis o me pasan cosas, que toco a veces fondo, porque pasa más de lo que la gente piensa porque uno no muestra las cosas feas, uno muestra cosas lindas…
—Hay momentos de bajón.
—Obvio, sí, hay momentos en que las cosas no salen como vos querés.
—¿Y qué te saca de ese fondo?
—Mi ser, mi personalidad, mis ganas. Sé que en algún momento salgo, porque no me lo voy a permitir, porque la vida es una y porque si no te ayudás vos no te ayuda nadie. Más allá de que hay gente que quiere, y te quiere bien, sos vos el que se tiene que querer bien.
—Si hoy tuvieras una charla imaginaria con ese nene que eras en La Boca o Soldati, ¿qué consejo te darías mirando estos 40 años?
—"Ojo el 30 de septiembre, no vayas a comprar la leche corriendo, andate para otro lado, anda a dar la vuelta manzana". Evitaría eso.
—El 30 de septiembre fue el accidente y no pudiste caminar por tres años.
—Sí, eso fue duro. Tenía 9 años. Aprendés de esas cosas, y una cosa lleva a la otra en la vida en general, más allá de lo que me pasó a mí, en la familia, en lo que generó…
—Entonces le decimos que, por un lado el 30 de septiembre no vaya a comprar la leche. ¿Y sobre lo que va a venir después, sobre cómo se va a ordenar la vida?
—Le diría: "Tranquilo que va a estar todo bien, no pasa nada, seguí para adelante que va a estar todo bien". Siempre pensé que iba a estar todo bien, más allá de las crisis que me agarraban.
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