Están matando a la televisión: solo los mayores de 65 años la sostienen

Un informe realizado en los Estados Unidos muestra la impresionante caída de la audiencia en los últimos meses, que se suma a la tendencia de los años anteriores. Razones, inclinaciones y futuro de la pantalla chica

Guardar

El celular pegado a la mano. Abre un video, lo mira, lo cierra. Revisa mensajes en WhasApp; responde. Sonríe a la camarita y se saca una selfie; la publica. La sube a una red social, luego a otra. Busca una aplicación, pide comida. Lee mensajes en Telegram; responde. Abre otra aplicación: programa que al día siguiente lo pase a buscar un auto por su casa. Ve el mensaje que le llegó recién por mail, le da play al video, se ríe. Revisa si alguien le dio likes a su selfie. Abre el explorador, busca una página de noticias, revisa si pasó algo. Por un momento levanta la vista: es la primera vez que saca los ojos del celular. No importa adónde está, a los pocos segundos vuelve a posar la vista en la pantalla del celular. En ningún momento se le ocurrió agarrar el control remoto del televisor. Lo que quiere ver lo está mirando en esa pantallita.

Esta escena se repite -por millones- en todo el mundo. Y le sucede cada vez a más personas. En el medio se van perdiendo viejas costumbres, como hablar con alguien en persona, pasear y mirar paisajes, jugar con el perro, tener relaciones sexuales, y/o ver televisión. Pero esta no es una nota que analice el comportamiento general del ser humano en el año 2018, sino exponer de qué manera cada día, cada minuto y hasta cada segundo se van perdiendo televidentes.

El siguiente informe se realizó esta semana en los Estados Unidos. Allí ven con gran preocupación la caída de la audiencia en los últimos ocho años. Y no lo responsabilizan a los malos contenidos, porque tienen opciones para todo tipo de público. El análisis que se realiza desde hace algunos años sugiere que la gente solo elige ver en la televisión clásica transmisiones deportivas en vivo y noticias impactantes de último momento. Todo lo demás puede esperar. ¿Para cuándo? Para cuando ellos quieran. En ese momento solo será cuestión de abrir la aplicación o la página indicada para satisfacer sus deseos.

¿La culpa es de los chicos?

No. ¿Cómo podemos responsabilizar a los niños o a los adolescentes si ellos casi ni saben lo que es la televisión? Sí, notan que es un electrodoméstico que se encuentra en el living y en las habitaciones. Pero para ellos, en esas pantallas grandes pueden jugar con las consolas, pasar a través de bluethoot los videos que guardan en sus celulares y también -quizás- hacer eso que sus papás llaman zapping.

(Getty)
(Getty)

"¿Es verdad que cuando eran chicos había solo 5 canales?". "¿Qué son los canales de aire?". "¿Antes veían en blanco y negro?". "¿El abuelo no tenía televisor en su casa?". "¿Y cómo miraban los partidos?". Los que preguntan son chicos argentinos, pero seguramente en otros países tendrán los mismos interrogantes.

Los niños y los adolescentes nacieron con los celulares y las tablets. Lo que para nosotros era el chupete electrónico, hoy para ellos ya es casi un suero digital.  Ojo, cada tanto levantan la vista y te dicen algo. Rara vez. Pero aprovechá esos valiosos y escasos momentos para tratar de decirles todo lo que necesites. Porque una vez que vuelvan a posar sus ojos en la pantalla… "¡Hasta la vista, baby!".

¿La culpa es de los adultos?

Y… No sé si llamarlo culpa. Cada uno hace lo que quiere. Y puede. Aclaro, para no herir susceptibilidades, que cuando hago este análisis me refiero siempre a una persona que vive en una casa que tiene televisión, cuenta con la posibilidad de pagar el cable y wifi, o tiene una buena conexión a Internet por datos.

Retomo. Antes, la televisión era la primera opción para todo. Uno llegaba al hogar y encendía la tele, hiciera lo que hiciera después. Era una compañía permanente. En algún tiempo ese rol lo cumplía la radio, pero fue perdiendo terreno ante las imágenes. Claro que también se leían libros y revistas, pero su consumo era claramente menor al de la TV. Pero, ¿todos los adultos se están yendo de la televisión? ¿Ya no quedan esperanzas de que esto repunte?

Datos duros

Reparemos en aquel informe que se realizó en los Estados Unidos sobre el consumo de TV paga. La baja de audiencia en la franja de 12 a 17 años fue del 56% entre 2010 y 2018; impresionante, pero lógico a la vez. Respecto a la pérdida de rating en la franja 18 / 24 años, la cifra alcanzó el 48%.
De dos a 11 años la caída fue de un 36%, no es poco pero es menor a las anteriores. ¿La explicación? Muchas veces son los padres quienes, para entretenerlos, les encienden el LCD, LED, SmartTV o el viejo televisor para sintonizar algún canal infantil. Claro, eso no significa que lo vean. Puede que sea la compañía mientras juegan con una tablet o miran videos de YouTube.

Si hablamos de la gente de entre 50 y 64 años, podríamos decir que ahí se ubica ‘la resistencia’

Un porcentaje similar cayó el encendido en la franja de entre 25 y 34 años: 34%. Apenas un par de décadas atrás a esa edad -y también más jóvenes- se veían mucho los canales de música, donde se emitían los clips de moda. Hoy, claramente no hace falta.

A partir de los 35 años la cosa empieza a cambiar. En este caso la franja que se tomó es de 35 a 50. Si bien se perdió audiencia, fue de tan solo un 18%. Es un target que pasó la adolescencia y gran parte de la juventud sin celulares ni Internet. Está más acostumbrado a ver noticieros, series y películas en la pantalla chica, aunque está a la vista que poco a poco esa costumbre también se va perdiendo.

Si hablamos de la gente de entre 50 y 64 años, podríamos decir que ahí se ubica la resistencia. La pérdida es escasa: 1%. Casi un empate: luchado, trabado, sacrificado… Adultos que se quieren aggiornar, pero que no pueden cortar con ese amor que conocieron en la infancia, continuaron en la adolescencia y mantuvieron en la etapa adulta. Esto significa que la televisión todavía puede hablarles a ellos, porque están.

Pero si hay un ejército que está en la primera línea del frente de batalla, dispuesto a darlo todo por la televisión, es la franja de 65 años en adelante.  ¿Bajaron el encendido? No. ¿Lo mantuvieron? Tampoco… ¡Lo hicieron subir un 8%! Está claro que la expectativa de vida crece cada año, y que la antes llamada tercera edad está ahora mucho más activa. Por supuesto, también se van incorporando al mundo digital, pero jamás dejarán de lado ese aparato que tantas satisfacciones les ha dado, acompañándolos en gran parte de sus vidas. La vieron nacer, crecer, madurar con el surgimiento del color. Satisfechos con los cuatro canales de aire, celebraron la aparición del quinto, y se revolucionaron con el cable. Todo. Una vida.

Informe de la caída de
Informe de la caída de la audiencia en la televisión por grupo demográfico

Cantidad de horas frente a la TV

Si tuviéramos que calcular el tiempo que pasamos frente a la pantalla del celular, está claro que a lo largo del día es superior al de la televisión, salvo que te quedes un fin de semana con la maratón de una serie. Pero al analizar solo la cantidad de horas que cada franja pasa mirando la tele, los porcentajes son similares a los de la caída del consumo:

-2 a 11 años: se perdió un 41%
-12 a 17 años: caída del 59%
-18 a 24 años: también en baja, con 56%
-25 a 34 años: pérdida del 48%
-35 a 49 años: la caída desciende al 29%
-50 a 64 años: escaso 1%
-65 años en adelante: el único aumento, con 19%

Cantidad de horas frente a
Cantidad de horas frente a la televisión por grupo demográfico

El futuro

El negocio de la televisión cambió, y seguirá cambiando. Los canales hacen alianzas, surgen productoras nuevas, se buscan nuevas formas de hacer publicidad, se segmenta la audiencia, se suman las redes sociales y se analizan toda clase de ideas que ayuden a vigorizar a una industria que vive una auténtica revolución, como tantas otras, sobre todo en materia de medios de comunicación.

Noticias habrá siempre, y los canales que mejor las cubran retendrán mayor cantidad de audiencia. Las transmisiones deportivas seguirán teniendo al rating de su lado, sobre todo en las competencias más populares: fútbol, básquet, tenis, boxeo y automovilismo.

También continuarán los programas de entretenimientos y los magazines, aunque pierdan rating, porque no suelen tener altos costos de producción. En el caso de las series, las tiras y los unitarios no corren peligro, pero se  intensificará lo que sucede hoy en día.

El negocio ya no pasa solamente por el día de emisión, sino que se apunta también al público que lo ve cuando lo desea, por streaming. Y los buenos productos se consumirán aunque haya que esperar una semana para verlos, como ocurrió este año con la serie sobre la vida de Luis Miguel. Estuvieron los que esperaban los siete días para ver el nuevo capítulo, y también quienes prefirieron mirarlos todos juntos, un tiempo después, con la serie completa ya a disposición.

Los tiempos cambian como nunca. Hay que estar preparados para lo que está sucediendo. Ni siquiera podemos pensar en lo que va a venir porque es toda una incógnita. Mientras tanto, la tele resiste. Es cierto que poco a poco la están matando, pero todavía hay un pequeño grupo dispuesto a defenderla hasta el último día, haciendo zapping por los cinco, los 40 o los 300 canales que haya para elegir.

Porque es lindo elegir lo que ver y cuando lo queremos ver, pero al menos yo me sigo emocionando cuando cambio con desgano, y casi sin ganas de mirar casi nada. Hasta que descubro de pronto una de mis películas preferidas o aquel gol que alguna vez grité tanto y ya no lo recordaba…
¡Aguante la televisión, carajo!

SEGUÍ LEYENDO

Guardar