Oscar Ruggeri se probó en el stand up: su imperdible anécdota retro con Mariana Nannis, Maradona y Susana Giménez

Junto a Beto Casella, Guillermo Coppola y el Bambino Veira, el ex futbolista estuvo en el Café La Humedad invitado por Cacho Castaña, presentando los dos años del lugar. Y tomó el micrófono para, además de narrar distintas vivencias, contar chistes subidos de tono

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(Crédito video: Verónica Guerman / Teleshow)

Y una noche, celebrando los dos años del Café La Humedad en el porteñísimo barrio de Boedo, los Buenos Muchachos volvieron a reunirse. Se trata de aquel recordado programa que Beto Casella conducía en la medianoche del sábado por C5N, y contaba con Cacho CastañaGuillermo Coppola, Héctor Veira y Alfio Basile.

Pero en esta ocasión se sumó Oscar Ruggeri, en reemplazo del querido Coco. Y siguiendo la faceta que suele mostrar como panelista de Fox Sports, el Cabezón tomó el micrófono para relatar distintas anécdotas y, parado frente al público, contar chistes muy subidos de tono (pidiendo las disculpas del caso, antes de ralatar cada uno de ellos). Sí, casi como si se tratara de un stand up, siguiendo los pasos de otro ex deportista que también se probó en ese rol: el boxeador (¿regresa al ring?Sergio Maravilla Martínez.

Sin embargo, el gran momento en la velada del papá de Cande Ruggeri se produjo cuando recordó el día que los integrantes de la Selección subcampeona en Italia 90 conocieron a la nueva novia de Claudio Paul Caniggia: una tal Mariana Nannis. En rigor, fue una noche. Y en una fietsa de Año Nuevo, en la casa que los Ruggeri tenían en España (el defensor supo vestir la camiseta del Real Madrid).

Su look los delata: Nannis y Caniggia, en los 90
Su look los delata: Nannis y Caniggia, en los 90

"No sabíamos quién era", inició su relato, ante la expectativa del público. La pareja del Pájaro lucía un vestido largo, "como se viste", acotó Ruggeri, quien al momento de sentarse a la mesa dispuso frente a los comensales ilustres cinco pavos. Recién entonces notó un detalle, que le comentó a su esposa: "Esuchcame, no tenemos cuchillo par acortar el pavo".

Algo más allá, un Diego Maradona atento nota la preocupación de su compañero en el equipo de Carlos Bilardo. "Diego, a dos metros, me dice (Ruggeri se para, infla el pecho y levanta la pera, imitando el semblante característico del 10): '¡¿Qué, qué?!'. 'No… no compré una cuchilla, no tengo par acortar el pavo…'". ¿La respuesta de Maradona? "Dejame a mí…".

Según el relato de Ruggeri, el -por entonces- marido de Claudia Villafañe se dirigió a un invitado que estaba sentado al otro lado de una mesa muy larga: "¿Qué querés vos? Pata". Y entonces… Oscar reprodujo la acción de Maradona, haciendo el gesto de tomar el pavo por sus patas que, acto seguido, estalló en mil pedazos. "¡Lo descuartizó!", arrojando después las porciones a uno y otro lado, según la preferencia de los comensales: pata o pechuga.

Diego y Claudia, cuando estaba juntos
Diego y Claudia, cuando estaba juntos

Pero, ¡¿y Nannis? Horrorizada. "No comió, se corrió y se fue a un costado. No nos dio ni bola". Dejó su plato de plástico y se puso a jugar con el hijo del ex arquero Nery Pumpido. ¡Para qué! Cuando después de la cena sonó la música… "Le empezamos a bailar (alrededor), digo con la cortaba acá (en la frente), todos pasados -continuó el Cabezón-. '¿Estás contenta con la fiesta?', le decíamos".

Poco después, la familia Ruggeri regresó a Buenos Aires, perdiendo contacto  con la botinera más famosa. ""No nos dio nunca más bola". Y un día, sentado con su esposa, Oscar miraba el programa de Susana Giménez cuando la diva recibió a… ¡Mariana Nannis! "'Susana, te quiero contar porque me invitaron a una fiesta de fin de año. Susana… ¡cubiertos de plástico!' -sigue su relato el defensor-. Mi señora empezó: 'Yo voy a llamar (a la producción)'".

Pero ahí Ruggeri, con el oportunismo que tenía en el campo de juego para hacer los relevos de sus compañeros, buscó calmar el enojo de su esposa: "No llames… ¡si todavía no nos nombró!".

Es posible que el Cabezón haya contado la anécdota una y mil veces. Y que los chistes verdes que contó en el escenario ya estén muy escuchados. ¡Pero atentos! Es probable que aquí haya nacido un gran monologuista… ¡Tiembla Sebastián Wainrach!

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