"Hay cosas que no sé si se le hubieran ocurrido a Julio Verne, son sorprendentes", dice un Luis Brandoni que no sale de su asombro frente a los escándalos de corrupción que sacuden a la Argentina (desde los cuadernos de la corrupción K a la condena al ex vicepresidente Amado Boudou), y que resultarían inverosímiles aún en la ficción. "Son difíciles de poner en una película. Que haya un senador que hace 22 años que está condenado y sigue siendo senador (por Carlos Menem), que haya una senadora que tiene seis o siete causas y sigue siendo senadora (Cristina Fernández de Kirchner), es difícil de explicar", sostiene.
El protagonista de la película Mi obra maestra es uno de los principales artistas que apoya públicamente al actual Gobierno, y asegura que aunque la forma no sea tan sonora u organizada, la militancia de actores no es exclusivamente kirchnerista. "Son maneras distintas de expresarse y de manifestar los pensamientos. No es que la mayoría de los actores están en contra de este Gobierno, para nada -asegura Brandoni-. Hay que ir a las manifestaciones y ver cuántos son, y hay muchos más actores que esos".
En Mi obra maestra, la nueva película de Mariano Cohn y Gastón Duprat, Luis comparte cartel con Guillermo Francella. Allí es Renzo Nervi, un artista plástico muy talentoso que se encuentra en decadencia, pero que supo cosechar una gran amistad con su marchand, Arturo Silva (Francella). "Es muy lindo el libro, se trabajó mucho. La posibilidad de que la película sea una buena película es con un buen guión", asegura el actor.
Con un fino humor y una buena cuota de intriga, la película se mete en el mundo del arte y expone cómo los artistas (junto con sus obras) son más valorados una vez que mueren. En el transcurso de la charla con Teleshow, y con su conocida militancia radical, es imposible evitar un paralelismo con la valoración a Raúl Alfonsín durante su mandato, y post mortem. "Es un problema que tenemos los argentinos. Sería mejor que hubiésemos podido disfrutarlo, no llorarlo 20 años después cuando se murió -lamenta Brandoni-. El afecto, el reconocimiento por el doctor Alfonsín es cada día más fervoroso y más amplio en la gente que se interesa en la política".
Además de disfrutar del próximo estreno en la pantalla grande, Brandoni conduce La hora del tango en la TV Pública, junto a Sandra Guida, que se graba integramente en el CCK y se emite los sábados a las 22. "Estoy muy contento porque soy muy aficionado al tango, desde muy niño", dice el prestigioso actor, y remarca la importancia del tango, en lo cultural y lo económico. "Los atractivos turísticos más grandes que tiene la Argentina son Bariloche, las Cataras del Iguazú y el tango. Son millones por año los que vienen. Los aficionados al tango han dejado de ser espectadores y pasaron a ser protagonistas. Van a las milongas a bailar, y a levantar lo que se puede".
—¿Te sentís querido?
—Sí. Sobre todo porque la gente sabe quién soy y cómo pienso. Que se me reconozca, se me respete, y cuando estoy haciendo teatro paguen la entrada para verme es un reconocimiento muy grande al que yo estoy muy agradecido. Nunca contrabandeé ideología, digo lo que escribieron los autores y hago los personajes que idearon. Eso es un capital muy grande, muy efímero también, pero que lo reconozco y lo agradezco enormemente.
—Sos respetado incluso por quienes piensan distinto.
—Lo agradezco y así tiene que ser: no hay que descalificar a nadie porque no piense como uno. Esta fractura que se produjo en la sociedad hay que ver de qué modo se puede suturar. Esto de que el que no piensa como yo es considerado mi enemigo es algo que se tiene que resolver cuando antes porque no es bueno.
—¿Creés que se puede resolver?
—Y sí, se tiene que resolver. El problema está cuando hay sectores de la juventud que están comprometidos con este pensamiento, que el que no piensa como uno es un enemigo. Esto es grave. No me parece bueno porque se está infiltrando el tema ideológico en las escuelas secundarias, y en las primarias también. Haberle enseñado a los chicos la desaparición de (Santiago) Maldonado fue una cosa atroz, verdaderamente atroz, donde los chicos no deben haber entendido nada y ahora entienden menos porque después se supo la verdad, y hay sectores que siguen pidiendo la aparición con vida. Es una cosa que no se sostiene.
—Cuando la convocatoria es "La Patria no se rinde" o "La Patria está en peligro", ¿dónde deja a los que no acuerdan ideológicamente? ¿Están afuera de la Patria? ¿Hay un dueño de la Patria?
—Aparentemente sí: la Patria la defienden ellos. Y no es así: la Patria no son ellos, la Patria somos todos. Esa terminología, esa estructura de pensamiento no es lo mejor que nos puede pasar. Y mucho menos cuando eso aparece antes de que asuma un Gobierno que ganó las elecciones democráticamente. El movimiento peronista en la Argentina siempre careció de una verdadera vocación democrática. Y fue muy exitoso, además. De modo que a diferencia de militantes de otros partidos, como en mi caso el radicalismo, nos ha tocado perder muchas veces, y tuvimos que aprender sí o sí, el peronismo no sabe perder. No aprendieron. Pero van a aprender, seguro van a aprender.
—¿Creés que hoy hay gente que quiere disturbios este fin de año?
—Si están intentando todos los días… La avenida 9 de Julio es el piquetódromo nacional, es una cosa descomunal. Afectando, jorobando, impidiendo, molestando, fatigando a la gente que dicen defender.
—Me voy para el otro lado también y digo: ¿este Gobierno no prometió que eso iba a dejar de pasar?
—Sí, y no lo ha logrado. Pero también hay que ver de qué manera se desarrollan las cosas. Este gobierno tampoco supo resolver las 140 o 1.400 toneladas de piedra que tiraron los muchachos al Congreso de la Nación cuando estaban tratando una ley que a ellos no les gustaba. Eso tampoco lo pudo resolver, lo resolvió de buena manera: no produciendo ningún desmán mucho más grave que eso. Uno puede evitar uno, dos, pero siete, ocho, nueve manifestaciones como las que hay por día en el centro de una ciudad como Buenos Aires es complicado. Es lo que están insistiendo, a ver hasta dónde se puede llegar. Lamentablemente no me queda más remedio que decir que esto es producto de la desesperación, porque esto no favorece a la posibilidad de un recambio en las elecciones que vienen.
—¿El peronismo quiere muertos?
—Les vendría fantástico. Cuando no los hubo los inventaron, como Maldonado. Y después que se supo que no hubo muerto insisten en que aparezca con vida, es negar la realidad. Esto no es bueno para el peronismo tampoco porque hay una sociedad que está en un proceso de cambio, más allá de los errores que haya cometido, que está cometiendo y que va a seguir cometiendo el Gobierno. Yo lo quisiera al peronismo gobernando en minoría en Senado y en Diputados, cosa que no les tocó nunca. Pero más allá de eso hay un cambio que está más allá del día a día, estamos excesivamente pendientes del día a día, no se puede vivir en un país donde la tienen a la gente en ascuas con el dólar, y si no con el préstamo y todos los días algo, se desbarata el país, no se desbarata en un día. Y es lo que se está fogoneando: una inestabilidad, una cosa de crispación y de incertidumbre de la gente. El otro día murió esa pobre mujer y otra persona de la escuela esta de Moreno. Lo primero fue hacerla responsable a la gobernadora (María Eugenia Vidal). Y después nos enteramos que esta mujer que murió, en abril había mandado una carta a la Municipalidad de Moreno diciendo que había problemas con el gas. Y ahora vemos que aparecen otras escuelas que están diciendo que hay problemas, que por favor, que no van a dar clases, que no vuelva a pasar esto. Esta premura para ver si voltean a uno o a otro no nos hace bien.
—Si hubiera una interna dentro de Cambiemos entre Macri y un radical, ¿dónde vas a estar?
—Yo voy a estar con mi partido. Pero de todos modos eso tampoco es una complicación. Hay gente que nunca le importó nada ni del PRO ni mucho menos del radicalismo y se preocupa por Cambiemos. No se preocupen por Cambiemos: con Cambiemos vamos a arreglar nosotros, los que estamos dentro de Cambiemos y los que apostamos a esto, a terminar con el populismo en la Argentina.
—Dentro de esa interna vos vas a estar con el radicalismo apoyando a quien sea el ganador de esa interna.
—Sí, por supuesto. El que gana la interna por supuesto. Ya no ganó el radicalismo, ganó en otros terrenos el radicalismo. Y los que va a ganar el año que viene.
—¿Lo ves a Macri presidente de nuevo en el 2019?
—Sí, lo veo. Sí, sin ninguna duda.
—¿A Cristina la querés presa?
—No. Creo que Cristina terminó su carrera política. Esto de que el Gobierno quiere que sea candidata para encontrar una figura para confrontar, son menudencias. Esta señora está terminada como política activa y tendrá que arreglar sus cuentas con la Justicia.
—¿La realidad supera a la ficción? Cuando vemos el escándalo con los cuadernos de Oscar Centeno, ¿en una película sería verosímil, Beto?
—Hay cosas que son difíciles de poner en una película. Que haya un senador que hace 22 años que está condenado y sigue siendo senador, que haya una senadora que tiene seis o siete causas y sigue siendo senadora, es difícil de explicar. Habría que hacer una película para explicar eso y después contar la película si la querés contar. Hay cosas que no sé si se les hubieran ocurrido a Julio Verne, son sorprendentes. Tengo la esperanza siempre de que pueden ocurrir cosas positivas con estos episodios que ocurren y que no se los puede tapar.
—¿Y el rol de los empresarios?
—Está muy bien, tenía que pasar. Hace muchos años, en los 80, el doctor Alfonsín hablaba también del empresariado prebendario. Y tenía razón.
—Pero que todos terminen quedando dentro de la figura de arrepentido y no queden presos, ¿no te enoja?
—En eso no me atrevo a opinar porque no soy abogado y no tengo idea. Pero que haya aparecido este fenómeno que acaba de aparecer que van y dicen: "Sí, efectivamente yo colaboré para una campaña", esto es saludable, bueno, para que lo gente lo vea. Alguna vez tenía que pasar. Estamos esperando que se vote una ley que diga que los bienes que se han robado pasan a manos del Estado para hacer obras. Esto no se puede postergar más. Le vendría bien al país y a la gente que más lo necesita. Que es mucho más de lo que imaginamos, de lo que nos da la cabeza para imaginar.
—¿Faltan aparecer casos?
—Yo estoy esperanzado en que ahora se van a nombrar jueces que han ganado por concurso, se van a cubrir juzgados. Yo creo que la Justicia va a tener que agilizar su tarea.
—¿Boudou preso?
—Habrá cometido un delito y lo juzgaron con todas las garantías constitucionales, con derecho a defensa, con todo. Está bien, es así. No es: "Justo hoy, justo mucho…". Lo de Boudou lleva nueve años de juicio, un día tenía que llegar.
—Con la situación económica que se vive en la Argentina, ¿no te hace ruido un ministro de Economía con su plata afuera?
—Sí, pero no es plata negra, eh.
—No, pero es quien tiene que convencer a los inversores de que inviertan.
—Se está convenciendo a la gente de que se la traiga. Lo que pasa es que es muy difícil convencer a la gente que traiga la plata por ese ministro que tiene plata afuera, que la tiene declarada y en blanco, pero el resto de los argentinos tiene más plata afuera que toda la deuda externa de la Argentina, de modo que se hace difícil también convencerlo de que traigan la plata, no por la que él tiene blanca afuera sino por la que tienen en negro muchos argentinos, que suma más de toda la deuda externa del país. Hay una responsabilidad en la democracia, es inapelable, nos hacemos los distraídos desde hace muchos años pero hay una responsabilidad social en la vida de un país, en la sociedad. Nosotros criticamos a la clase política como si los políticos vinieran de Marte, y los políticos salen de acá. Yo no creo que la sociedad sea mejor que los políticos que genera. Hay conductas que se han generalizado que en otro momento no hubiesen sido posibles.
—Sin ir a cuestiones graves, ¿hay algún pequeño, mínimo acto de corrupción que te permitas? El gol de Maradona a los ingleses, por ejemplo.
—A mí me duele eso, me dolió siempre, desde el día que lo vi en la casa de mi vieja. Eso es parte de muchas cosas que nos están pasando.
—¿En nada te torcés un poquito?
—Sí, por supuesto que estacionaba mal, he andado más ligero de lo que debía haberlo hecho. Yo soy parte de esta sociedad. Trato de corregirme y no te creas que no me cuesta, pero en cosas muy elementales que tenemos que recuperar, por ejemplo en aprender a frenar cuando un peatón va a cruzar la calle y no pasarle delante.
—¿Qué opinás del anuncio del Presidente sobre las Fuerzas Armadas en la calle?
—La ley que se votó en el año 88, que tuvo un consenso extraordinario en ese momento, es útil. No las Fuerzas Armadas en la calle, pero han aparecido enemigos de la sociedad, que no son enemigos de la Patria ni son Fuerzas Armadas de países extranjeros, pero que dañan a la sociedad, y es un tema que hay que atacarlo, hay que protegerse con todas las armas que uno tenga. Yo sé que las Fuerzas Armadas están para defender a la República de un ataque del exterior, y que no son tareas los conflictos internos de un país, pero el narcotráfico es una cosa demasiado seria como para ponerla en términos de las Fuerzas Armadas sí, las Fuerzas Armadas no. Vamos a ver si podemos terminar con el tema de que todo aquel que lleva un uniforme es un canalla, vamos a empezar a respetar a la gente, a la Policía sobre todo, a quien recurrimos cuando la necesitamos y cuando no, los denostamos (a los policías), no los saludamos o los escupimos, los maltratamos. Eso se tiene que terminar en la sociedad. Que no haya habido una palabra de dolor, de duelo, de pésame, sobre estas dos policías… Ni una palabra, ¿dónde está Ni una menos? ¿No son mujeres, aunque llevan un uniforme? ¿No hacen su trabajo? ¿Qué son estos prejuicios de cemento armado que se han metido entre nosotros? ¿Cómo es?
—El grueso de los actores K que han acompañado al kirchnerismo, ¿lo hizo por ideología o lo hizo por interés?
—Lo habrán hecho por las razones que les parecieron, están en todo su derecho.
—¿Por qué hay tan poca gente de la comunidad artística que se manifieste a favor de este Gobierno?
—Porque son maneras distintas de expresarse y de manifestar los pensamientos. Porque no se organizan para hacerlo. Tienen su propia opinión. No es que la mayoría de los actores están en contra de este Gobierno, para nada. Si no, hay que ir a las manifestaciones y ver cuántos son, y hay muchos más actores que esos. Pero no lo manifiestan y militan esta cosa, que no lo han hecho con otros gobiernos y en otras circunstancias. Tienen todo el derecho del mundo a hacerlo, toda la libertad, no tienen ninguna limitación.
—¿Cómo quedó tu situación con la Asociación Argentina de Actores?
—Yo me desafilié de la Asociación Argentina de Actores, no hay vuelta atrás. No le importó a mucha gente, eh, no te creas. Es una Asociación Kirchnerista de Actores, por eso me fui. Más allá del disparate que cometieron, de que por una opinión mía personal la presidenta lamentara tener un afiliado como yo, pedirles disculpas a los asociados de tener un afiliado como yo…
—¿Te dolió?
—No, ya estoy más allá.
—¿Hay algún actor con el que digas "Yo no trabajo más con esta persona"?
—Sí, alguno. Pero no es por ésta razón, es por otras razones, por razones morales, directamente. Pero por razones políticas no, de ninguna manera.
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