“Soy sólo una chica de pie frente a un chico pidiéndole que la ame”. La frase se repite, se hace remera, llega a convertirse hasta en un meme de las redes sociales. Como pertenece a un clásico, resulta inoxidable y hace llorar a miles de espectadores cada vez que vuelve a aparecer en televisión. La dice Anna Scott, una estrella de Hollywood archifamosa, a William Thacker, un modesto librero londinense. La recuerdan miles.
Desde que se estrenó en la Argentina el 5 de agosto de 1999, Un lugar llamado Notting Hill no deja de cosechar auténticos fanáticos, que saben sus escenas de memoria, que recorren el barrio que le da nombre a la película si tienen el privilegio de viajar a Londres, que empiezan a lagrimear apenas suenan los primeros acordes de She en versión de Elvis Costello y que reparan en cada detalle de una historia inolvidable.
Hacia mediados de 1999, tanto Julia Roberts como Hugh Grant atravesaban días de éxito rutilante. De hecho la actriz había protagonizado el año anterior Quédate a mi lado –que en Argentina se estrenó en febrero de 1999– y había terminado de rodar Novia fugitiva –que también llegaría a los cines locales en septiembre de ese año. Con Notting Hill fueron tres los grandes hits que la mantuvieron en cartelera mientras terminaba el siglo.
La carrera del actor, por su parte, estaba repuntando luego del escándalo sexual que protagonizó cuando fue encontrado in fraganti en Los Ángeles en junio de 1995 y detenido por la policía junto a una prostituta por "falta a la moral".
Para 1999 volvía a ser, para la industria cinematográfica, un galán dispuesto a conquistar nuevamente los corazones del público. De hecho también en 1999 se destacó en Mickey ojos azules, un largometraje que llegó al país en febrero de 2000.
Con dos estrellas de tanta trayectoria, un guión a cargo del británico Richard Curtis (autor también de otras grandes comedias románticas como Cuatro bodas y un funeral, Love Actually y El diario de Bridget Jones, entre varias otras) y un barrio de ensueño como telón de fondo, la historia de amor entre la actriz y el librero tenía todos los condimentos para ser imbatible.
Desde hace 19 años, son varios los fanáticos que miran una y otra vez la película en búsqueda de nuevos secretos, detalles curiosos y hasta "guiños" ocultos en el guión de una historia de amor que precede a los tiempos de Whatsapp, de redes y de conexión permanente.
Hay algo de esas peripecias, de esos mensajes telefónicos que no llegan, de esa espera durante meses por saber algo del otro que resultan magnéticos.
Vale la pena, entonces, hacer un repaso por algunas de las curiosidades más salientes de la película que hasta el día de hoy hace suspirar al mundo.
1. Revolución en Notting Hill Hasta el día de hoy, miles de turistas se acercan al pintoresco barrio de Notting Hill, ubicado en el oeste de la capital británica, en búsqueda de las locaciones donde se grabó la película e incluso se han llegado a ofrecer tours por esos sitios.
Pero antes del furor, quienes hicieron el trabajo de buscar los lugares para el rodaje tuvieron una ardua tarea: debieron convencer a los vecinos de que aceptaran que durante la filmación se usara esa zona, que en el pasado era muy tranquila.
Llegaron a ofrecerles que, una vez que se terminara la tarea, realizarían donaciones y tareas benéficas para ayudar a instituciones de la zona.
2. El misterio de la puerta azul Según publicó la revista Time Out londinense, durante mucho tiempo se rumoreó que el propio guionista de la película había vivido en el departamento de la puerta azul que habita el personaje que encarna Hugh Grant junto a su curioso compañero de cuarto.
El sitio, ubicado en la calle Westbourne Park 280, por supuesto que en el barrio de Notting Hill, está valuado en más de 5 millones de libras y hasta la actualidad llegan hasta allí miles de turistas para sacar fotos.
Pero la puerta azul que se vio en el largometraje en realidad fue subastada para una obra benéfica y reemplazada, primero por una puerta negra y luego por otra azul, a pedido del público.
"Tenemos turistas preguntando por la ubicación de la casa de la puerta azul todas las semanas", afirmó a Time Out el encargado de un pub que está casi enfrente y agregó: "Muchos de ellos después vienen a tomar algo. ¡La puerta azul es un envío de dios para los comercios de la zona!".
3. Los 15 millones de dólares Durante el primer encuentro de Anna con los particulares amigos de William uno de ellos no la reconoce y le pregunta de qué trabaja.
Ella comenta que es actriz y él, intrigado, quiere saber cuánto dinero gana al año en su profesión. Anna responde "15 millones de dólares", un número que deja helado al hombre. En la vida real, ese es el cachet de Julia Roberts por su trabajo en Un lugar llamado Notting Hill, lo que convierte al diálogo en una suerte de guiño a los espectadores.
4. ¿Qué pasó con la librería? Uno de los lugares más emblemáticos de Un lugar llamado Notting Hill es "The Travel Bookshop", la librería donde trabaja William y tiene lugar el diálogo más recordado de la película.
El autor del largometraje se inspiró en una librería verdadera de Notting Hill, que durante más de tres décadas funcionó en el barrio en la calle Blenheim Crescent. En 2011, quien era el dueño del lugar decidió venderlo y fue comprado por nuevos propietarios, que, por el boom de la película, llamaron al lugar "The Notting Hill Bookstore" y lo ambientaron muy parecido al local por el que transitaron Hugh Grant y Julia Roberts.
La librería que se ve en las escenas, de todas maneras, es una reconstrucción que se hizo en un local ubicado en la calle Portobello, a la vuelta de la librería verdadera. Hacia 1999, cuando fue el rodaje, en ese lugar funcionaba en realidad una tienda de antigüedades. Con los años, fue cambiando de rubro y hoy es un local de souvenirs.
5. La pintura de Chagall En uno de los momentos más conmovedores, el personaje interpretado por Julia Roberts le regala un cuadro al hombre del que está enamorada. Se trata de La Mariée (La novia), una obra creada por el artista plástico Marc Chagall en 1950 que para el momento de la grabación estaba valuada en 1 millón de dólares.
Para la película los productores tuvieron que pedirle permiso al propietario del cuadro –que permanece en una colección privada en Japón– y utilizaron una réplica que, luego del rodaje– debieron destruir.
Según informó en junio de 1999 la revista Entertainment Weekly a partir del diálogo con uno de los productores, la aparición del cuadro tuvo que ver con el gusto personal del guionista Richard Curtis. Según la publicación, Chagall es uno de sus artistas preferidos y el cuadro "describe la búsqueda de algo que está perdido".
6. El paso de las estaciones En una de las escenas más recordadas, William camina, con el corazón roto, por el famoso mercado de la calle Portobello, mientras pasan las estaciones y sigue pensando en Anna.
Según revelaron los realizadores, la escena se realizó en una misma jornada y se utilizaron diferentes trucos digitales de post-producción para generar el efecto del paso de los días y los distintos climas.
7. Un cine verdadero Para otro de los momentos inolvidables, cuando Anna y William van al cine y él no encuentra sus anteojos entonces aparece con unas antiparras bastante estrambóticas, se utilizó un cine verdadero del barrio de Notting Hill, el Coronet, ubicado en Notting Hill Gate 103–111.
8. El Ritz de noche Otra de las locaciones reales utilizadas para la película, que se rodó íntegramente en Londres, fue el Ritz, donde se hospedaba Anna cuando visitaba la capital británica.
Las grabaciones debieron hacerse todas de noche para no estorbar a los pasajeros del célebre hotel.
9. El libro del final En la escena de cierre, mientras vuelve a sonar She, se ve a Anna y a William en un banco de plaza. Él lee un libro, La mandolina del capitán Corelli, de Louis de Bernières. Se suponía que luego de Notting Hill, el director de la película, Roger Mitchell, iba a estar a cargo de una adaptación cinematográfica de esa obra literaria.
Pero Mitchell se enfermó gravemente y tuvo que ser reemplazado por el director John Madden, que estrenó finalmente esa película en 2001 con Nicholas Cage y Penélope Cruz como protagonistas.
10. El "sí" de Julia Roberts En más de una entrevista luego del éxito de Un lugar llamado Notting Hill los productores aseguraron que hasta último momento no creían que Julia Roberts, que atravesaba un gran momento laboral, fuera a aceptar el papel de Anna. Y menos, todavía, que se tomara un avión y durante varias semanas tuviera que instalarse en Londres para grabar.
Pero la estrella de Hollywood aceptó el papel de inmediato porque se sintió atrapada por el libro. Y, claramente, no se equivocó: resultó ser la chica ideal para pararse delante de un chico y pedirle que la amara.
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