"De mis 40 para acá, todo ha superado mis expectativas", dice Guillermo Pelado Lopez (49), que con los pies en la tierra, no deja de agradecer su presente profesional: "No puedo pedir más. Mi papá era un trabajador con el manguito muy justo, mi vieja hacía malabares para que la plata alance. De eso, a poder darme el gusto de comer en un lugar lindo, y que encima la ropa me la regalen… Nunca pierdo de vista todo eso".
"El año que viene voy a cumplir 50 y ahí digo: '¡Guau!'. Había pensado armar una fiesta con cincuenta invitados, elegirlos puntualmente y que cada uno sea representativo de un momento", proyecta sobre la gran celebración, en esta charla con Teleshow que se ha convertido en un clásico anual. "El 23 tengo el chequeo médico y cuando lo agendo chequeo digo: 'Tengo que ir a ver a Tati…'", cuenta el Pelado entre risas el conductor de Todo por hoy, en Canal 9, quien visita los estudios de Infobae religiosamente una vez al año.
Tras cinco años en pareja con Jujuy Jiménez, a fines de 2017 se conocía una separación donde no hubo escándalos, peleas mediáticas ni recriminaciones públicas. Cuando se especulaba con la soltería del conductor, intentaron inventarle un romance con Nicole Neumann. A la par, recibía múltiples y osadas propuestas en redes sociales. Pero rápidamente se terminó cualquier especulación: en su propio programa habló de su nueva relación con la productora Nella Ghorghor.
"Pensé que antes de que se empezara a dar una información que no fuera exacta, qué mejor que hacerlo en mi programa. Fede Bal fue culpable. Me dijo: 'Voy y te hago una entrevista'. 'Bueno, dale, blanqueo mi situación, cuento todo lo que tengo que contar y tema terminado'. Eso no quería decir que por hacerlo en 'mi casa' iba a estar preparado y armado. Fui totalmente honesto, lo que dije es lo que sucedió", asegura el conductor.
—¿Estás contento?
—Sí, estoy contento. Si esto lo pensaba en diciembre realmente no me lo podía imaginar. Después de terminar una relación tan larga e importante uno tiene un tiempo donde normalmente está triste. Era impensado que la vida me dé otra oportunidad tan rápido. Podía pasar que conozca a diferentes chicas, o que trate de buscar pasar el tiempo.
—¿Te tirotearon mucho en el medio?
—Me sorprendí: pensé que ya estaba totalmente fuera de sistema, pero las chicas están muy osadas en las redes sociales.
—¿Vino por Instagram? ¿Twitter?
—En Instagram, porque te mandan la fotito. Me sorprendí porque algunas eran prácticamente una colonoscopía. Con el texto: "Todo esto es para vos". Es mucho. Me parece mucho, de verdad.
—¿Y qué respondés?
—Nada. ¿Qué voy a responder? Absolutamente nada. No respondí nunca nada. Les agradezco porque en un punto fue halagador que lindas chicas te quieran conocer. Pero qué sé yo… Igual es raro, la verdad.
—Es otro código, ¿no?
—Sí. A mí me gusta conocer gente, que suceda de verdad. Y esto que sucedió fue como inesperado para mí. A veces las cosas pasan así, en el tiempo que tienen que pasar. Si te cruzás con una persona que sentís que vale mucho y que no va a ser común que cruces así, rápidamente, ¿por qué la dejaría pasar?
—Las cosas son cuando tienen que ser.
—Sí. Nosotros nos conocimos en el verano, pero en el verano no tenía que ser. Entonces fue después.
—¿Cómo te llevás con esto de trabajar juntos?
—Estamos en el mismo programa pero no dependemos en nada puntual. Ella está ocupándose en la producción de todos los talentos que vienen, con lo cual no hay nada en lo que nos vincule en el laburo.
—¿Quién mira primero el rating a la mañana?
—Yo. En realidad nuestro amigo Gustavo Hoyle (productor del programa) manda a un grupo que tenemos el número y demás. Pero Canal 9 es un espacio donde podemos laburar con otra locura mucho menor en el rating. Si bien todos queremos que nos vaya bien, no hay una locura como en otros canales donde están poniendo en duda todo el tiempo al producto, de un día para el otro.
—¿Tu mamá está contenta con que estés de novio?
—Está muy contenta.
—¿La conoce a Nella?
—La conoce. Sí, sí, sí.
—Ricardo Darín estuvo en tu primer programa.
—Sí. Es un crack Darín.
—¿Ya son amigos?
—Sí. No sé si llamarle amigos porque no es que vamos a comer todos los días, juntos ni yo voy a su casa ni esas cosas, pero es un crack. De hecho cuando le mandé el mensaje le dije: "Mirá Ricardo, arranco, es el primer programa…". Le hice todo un texto así, las manitos así (muestra una seña de texto largo y gesto de rezo), y su respuesta fue: "Ok, voy".
—Lo dijiste al aire: ni coche hay que ponerle porque está ahí nomás.
—Le ofrezco el coche y me dice: "Voy caminando porque estoy cerca". Es un crack. Yo estoy muy agradecido porque es como venir a darle un espaldarazo a un programa nuevo, no tenía idea cómo iba a funcionar. Por suerte está funcionando bien, pero podía no funcionar bien y decir: "Bueno, en mi primer programa estuvo Darín haciéndome el aguante". Es muy generoso.
—¿Qué te pasó cuando surgió la denuncia de Valeria Bertuccelli?
—Por supuesto que no conozco la interna, pero lo que yo conozco de él es un tipo maravilloso. Además siento que es un orgullo para todos nosotros cómo nos representa en todos los lugares. Siempre pasa, más allá de Ricardo, en general, que alguien que empieza a trascender mucho y crece, se transforma en un ídolo, y hay que encontrar algo para pegarle. Es muy de Argentina eso. No sé si pasa en otros lugares. Yo lo banco a full. Capaz lo banco desde el cariño y a lo mejor no puedo ser muy objetivo porque no conozco la interna, pero la verdad es que lo que sé, y lo que sé de miles de personas que lo tratan y todo, me parece que es un tipo encantador. Ojalá algún día se pueda aclarar porque queda manchado de una cosa fea que era innecesario que se hiciera público: se podía solucionar en privado. Reconozco que no soy objetivo, lo quiero mucho. Y de hecho le he mandado un mensaje cuando fue el Día del Padre. El hijo (por el Chino Darín) escribió una cosa muy linda y le mandé un mensaje con la captura de lo que había puesto el hijo, como diciendo: "Es por acá", y el resto bueno, qué sé yo… Le puse unas palabras más, pero me las guardo.
—Está claro que uno no estuvo en esa situación, y habla desde donde conoce a los involucrados.
—No, y para mí es un referente, por eso también me sorprende, porque para mí es un referente de cómo manejar una carrera extremadamente exitosa. Porque yo puedo decir: "Sí, a mí me fue bien porque superé mis expectativas". Eso no quiere decir que sea extremadamente exitosa. Para mí él es un referente, (Juan Alberto) Badia era un referente, Mario (Pergolini) en su perfil bajo y en cómo guarda su familia y sus cosas. En su momento tenía más vinculo, y más allá que nos mensajeamos ahora porque cumplió años, es un referente. Pero Darín es para mí como el ejemplo de un tipo que trasciende todo lo que se podría haber imaginado y la verdad que tiene una humildad, un tipo que te responde: "¿Para qué me vas a mandar remise si estoy a cinco cuadras?". Vos tratás con mucha gente y sabés que hay mucha gente mareada a los 15 minutos.
—¿Sabés cuánta gente me pide remise por cinco cuadras?
—Yo tengo una anécdota. Sinceramente no me acuerdo cuál era la chica, pero era una chica que en ese momento trascendía un poquito y no mucho más que eso, íbamos a hacer un CQTest, que era una sección de CQC. Lo grabábamos a una cuadra y media de la productora. Cuando salimos, camarógrafo, yo, el productor, todos encaramos; y ella dijo: "¿En qué auto vamos?". "No, no, es una cuadra y media". "Claro, por eso". "Nosotros vamos todos caminando, no sé, si vos querés pedite un taxi o…", como diciendo: "¡Dale, flaca!".
—Viste mucha gente que tiene cinco minutos de fama y se la cree, ¿no? Después algunos triunfan y tienen un talento enorme, pero otros van pasando.
—Hay otros que se mantienen pero construyen una carrera a fuerza de hablar mal de la gente, pelearse, destilar veneno. Para mí eso no es construir una carrera. Yo escuché el discurso que hizo Badia en el Martín Fierro donde hablaba de construir una trayectoria, y construir una trayectoria no es eso, es lograr ese día que todos se pongan en pie y en silencio con un tipo que nunca jodió a nadie. Está medio confundido qué es ser exitoso, qué es ser famoso, está todo medio mezclado.
—Más allá de esa situación que mencionábamos, ¿cómo ves todo lo que está pasando con el feminismo?
—Me parece que está buenísimo que la mujer esté muy cuidada. Pienso desde que soy chico que el cuerpo femenino hay que cuidarlo más que el del hombre. Ese es mi pensamiento, no sé si está bien o mal, pero de caballero. No sé, siento que la mujer merece otro cuidado. Que las cosas estén igualadas me parece perfecto. Hay que tener cuidado en algunos casos donde a lo mejor se malinterpretan situaciones donde alguien no hizo nada. No pasarse a que ya cualquier cosa sea malinterpretada.
—Durante el Mundial hubo mucho ruido por los videos de argentinos burlándose de chicas rusas, desde el idioma, haciéndolas decir cosas absolutamente desubicadas. En CQC algo de eso pasaba, no con guarangadas, pero sí con chistes que hoy no se podrían hacer.
—Nunca hice una nota donde le hacía decir una guarangada a alguien. Estuvo esta cuestión con Anamá (Ferreira). Yo en ese momento no estaba en Buenos Aires, no me metí en el asunto, pero hace poco me mandó un mensaje que estaba escuchando en la radio y sumándose a un chiste como si nada hubiese pasado. Yo me acuerdo que hacíamos las notas con Anamá, sí, nos reíamos de su acento; pero ella también.
—¿Creés que hoy podría hacerse ese CQC?
—Algunas cosas no, seguro. Yo hacía lo de los piquitos, era totalmente naif, una estupidez, pero a lo mejor hoy alguno lo podría ver como que estoy generándole una incomodidad a una mujer, que tal vez la estoy poniendo en la obligación de darme un pico porque está la cámara prendida. Y yo no sentía que era así. Era un chiste.
—También hay que decir que en ese momento aparecer en CQC era buenísimo.
—Sí, por supuesto que seguramente sumaba porque era un programa con mucha repercusión. Pero yo nunca iba desde un lugar machista: "Eh, dame un besito". Al revés: iba como de antihéroe a hacerme el pobrecito. El piquito era el cierre del chiste del coqueteo con la chica linda del espectáculo.
—Decías que le mandaste un mensaje a Mario para el cumpleaños.
—Sí, un mensaje de texto porque no tiene WhatsApp. Es un hombre muy tecnológico, menos para su celular.
—¿Te gustaría verlo en la tele?
—Sí, a mí me gustaría que esté en la tele Mario. De hecho cada vez que aparece y da una entrevista es lindo escucharlo.
—¿Cuánto te importa el dinero?
—No soy un enfermo con la guita. En el verano hice cosas en Pinamar y me las están pagando ahora, con lo cual cuando las cerré (el dólar) valía 18 y ahora vale casi 30, 28, no sé cuánto está hoy.
—Y el país, ¿te preocupa?
—Sí, eso sí. Y los momentos esos en los que se siente: "Che, ¿tendrán en claro para dónde vamos?". Que otra vez aparezca el FMI, son como sensaciones feas. La verdad yo que deseo que les vaya bien pero no por un compromiso político con el PRO, sino porque si les va mal no van a ser perjudicados ni los políticos que están, ni los anteriores, porque todos tienen un buen pasar. La gran perjudicada va a ser la gente de clase baja, porque la media está como desapareciendo, va para abajo o tienen un mango y ya. No les creo a los que son oposición porque antes cuando eran gobierno era lo mismo y los que son gobierno que antes era oposición. Todo el tiempo están jugando el juego del poder diciendo lo que conviene decir, y en el medio siempre la pasa mal la misma gente.
—¿Te puedo ver metido en política alguna vez?
—No. No lo sé hacer. Hubo un momento de algo gracioso que en medio de una campaña me decían: "Vos deberías ser intendente de La Matanza". Imaginate, La Matanza, que es el partido con más votos, un despelote lindo. Y yo a ese político le decía: "Pero estás loco, ni loco".
—¿Era un tanteo?
—Yo creo que era un chiste-tanteo. Pero de verdad, no lo sé hacer, no sé ni cómo se maneja. Me parece que tiene que haber una persona capacitada ahí.
—¿Cómo te voy a encontrar el año que viene, en nuestra charla anual?
—Bueno, si Dios quiere con 50 años. Y lo primero que te voy a decir es: "No entiendo cómo sucedió", porque me voy a sentir de 40, ahí, más o menos.
—Y el balance, ¿cómo da?
—Súper positivo. De mis 40 para acá todo ha superado mis expectativas. Y ahora la verdad que me siento en un momento muy, muy feliz, porque el programa de tele es lo que yo tenía ganas de hacer, que era un club con gente amiga, pasarla bien, que funcione, que el canal y la productora estén contentos y ya. Que no sea una enfermedad, porque la tele por momentos se pone muy enferma. Volviendo a Darín, me acuerdo siempre su frase: "Me puedo dar dos luchas calientes en el mismo día", le respondió a (Alejandro) Fantino en una nota. Yo no puedo pedir más. Vengo de una familia que mi papá era un trabajador con el manguito muy justo, mi vieja hacía malabares, se iba a hacer compras a Liniers porque ahí el pollo era más barato, de ahí se iba a Morón porque ahí la verdura no sé qué. Todo para que la plata alcance. De eso, a poder darme el gusto de comer en un lugar lindo, y que encima la ropa me la regalen… Nunca pierdo de vista todo eso.
—¿En ningún momento lo perdiste de vista?
—No, nunca, no. Y cuando veo que hay gente que se marea o rápidamente piensa que todo eso es normal, me fastidia enormemente.
—¿Has pegado alguna acomodada?
—Sí, claro. Cuando veo a alguien que está desacomodado, aunque eso me lleve a una discusión, lo digo. Me parece que siempre hay que mirar un poco para atrás, no por ser un nostálgico o un depresivo, no, pero decir: "Yo vengo de este lugar, estoy acá, tengo demasiado". Hay que valorar. Y estar con los pies sobre la tierra.
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