Son muy amigos, como lo demuestra el paso de los años. Y también fueron algo más: así lo afirmaba el mito que ellos dos terminaron reafirmando mucho tiempo después. Por eso no es casual que, frente a semejante cariño, Susana Giménez haya decidido pasar el Día del Amigo viendo el show de Cacho Castaña.
Como cada viernes de julio, el autor de Garganta con arena se presenta en el Café La Humedad, en el barrio de Boedo (tanguero si los hay), con un espectáculo a dúo con Nacha Guevara, llamado Yo amo el tango. En rigor, "el show es de ella, yo me sumo con dos o tres tangos", advierte Castaña.
Por eso es Guevara quien arranca el recital, en soledad.
Luego la cantante se sienta en un gran sillón blanco al lado de Cacho, para cantar a dúo. Y ahí, a centímetros de los dos, Susana.
La diva siguió las canciones desde una ubicación privilegiada como ya lo había hecho en la primera fila del Luna Park, en el recital que Cacho y Palito Ortega dieron en mayo. Claro que esta vez el plan de la diva terminó siendo completo al haber asistido- precisamente en el Día del Amigo- junto a su gran compinche, Teté Coustarot.
Luciendo un tapado de piel zorro y una estola también de piel, calzas engomadas, camisa rayada multicolor y cartera Gucci (que portaba Marcelo, su histórico chofer), Giménez ingresó al teatro bar saludando a un público que, a los ojos de un turista que podría haber presenciado la escena, parecía había ido a verla a ella. ¡Cómo la quieren!
Una vez finalizado el show (entre los espectadores también estuvieron el abogado Fernando Burlando y el doctor Alfredo Cahe), Susana fue con Teté a saludar a los anfitriones. Cacho estaba acompañado por Marina Rosenthal, con quien se casó en 2016 para terminar celebrando en el Café La Humedad, por supuesto.
Y hubo entre los dos risas, miradas cómplices, bromas y chicanas, palabras afectuosas y mucho, pero mucho cariño. Honrando, al fin, el Día del Amigo. Porque claro que existe la amistad entre el hombre y la mujer. Susana y Cacho la representan.
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