Las 7 claves del éxito de "Luis Miguel, la serie"

Basada en una biografía del cantante mexicano, este domingo se estrena el último capítulo de la ficción que, como aquellos culebrones de años atrás, mantiene en vilo al público como sucedía hace tiempo. ATENCIÓN: CONTIENE SPOILERS

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1. Los secretos del ídolo. Durante casi cuatro décadas la vida privada de Luis Miguel se mantuvo en un cuidado hermetismo. Y como ante la falta de información las preguntas suelen ser respondidas con especulaciones, surgieron los mitos, las mentiras y las verdades a medias en torno al artista.

Cerca de cumplir 50 años -y quizás, estando más reflexivo- el Sol de México autorizó la filmación de una serie sobre su persona, basada en la biografía escrita por el periodista español Javier León Herrera. "Muchos han hablado de mi vida. Pero ha llegado el momento de que mi verdad salga a la luz. Versiones hay muchas; verdad solo hay una. Esta es mi historia", decía Luis Miguel en un breve video que vino a anunciar la bioserie.

Y prometía: "Estoy listo para visitar los aspectos de mi pasado que han generado tantas preguntas y especulaciones. Se van a sorprender". Pues bien, ¡pasen y vean! Porque la propuesta de Luis Miguel, la serie es tentadora: conocer la verdad (su verdad) sobre una de las figuras más populares en toda América Latina. ¿Y lo mejor? Hay mucho por descubrir…

Cameo: perdido entre el público, el propio Luis Miguel aparece en el primer capítulo
Cameo: perdido entre el público, el propio Luis Miguel aparece en el primer capítulo

2. Marcela Basteri. La desaparición de su madre es uno de los grandes interrogantes que plantea la trama. La enigmática mujer que fue encontrada en situación de calle en San Telmo -¿casualmente? semanas antes del estreno de la bioserie- no hizo más que alimentar la curiosidad del espectador.

A lo largo de los capítulos la tensión en torno a Basteri (en una adorable interpretación de la italiana Anna Favella) va creciendo, lenta pero sostenidamente. Desde el vínculo con su hijo mayor que se le va escurriendo de las manos, a los traumáticos mandatos impuestos por su marido y las circunstancias previas a su desaparición. También la búsqueda que inicia el cantante -recurriendo a El Mossad- para dar con su paradero.

El concierto en el Luna Park en 1986, con un Micky adolescente invitándola a subir al escenario para cantarle "Marcela" frente al público, es uno de los momentos más conmovedores de la serie. Ese cruce de miradas (ternura en ella, admiración en él, amor en los dos) es a la vez encuentro y despedida. Porque si bien por entonces Luis Miguel no lo sabía, esa noche su propia madre se le empezaba a escurrir de las manos…

3. Mi villano favorito. Luisito Rey es malo. Muy malo. ¡Terriblemente malo! Y eso… ¡nos atrapa! Con sus mentiras, sus trucos y engaños, sus vicios y excesos, el padre de Luis Miguel se apodera de la serie casi por completo. Posee una ambición y una codicia desmedidas. Y es capaz de pergeñar los planes más siniestros para que su hijo mayor triunfe como cantante y él, por supuesto, se llene de dinero. En definitiva, que el niño consiga alcanzar sus propios sueños de músico frustrado.

Tomándonos una licencia -hasta cuesta creer que Luisito esté basado en una persona real-, podría decirse que se trata de uno de los grandes villanos que ha mostrado la ficción en el último tiempo. "¡¿Cómo puede ser tanta maldad?!", diría Silvio Soldán. Y es que a la vez que alumbra al Sol (fue Luis Rey el gran mentor de su carrera), termina por oscurecer la vida de toda la familia.

4. El intérprete. Luisito Rey está recreado de manera notable por Óscar Jaaneda. Este actor español de 43 años, que ya se puso con maestría en la piel del inolvidable Cantinflas, merece ser una clave del éxito en sí mismo.

Escrupuloso, maniático y puntual, según se define, Jaaneda tomó clases de baile, acento y guitarra para componer "a un tío que tiene su lógica dentro de su caos y mezquindad". Porque buscando "justificar el personaje" para poder interpretarlo, Óscar terminó "entendiendo un poquito más" al odioso Luisito Rey. "Por mucho que un esté alejado de eso…", advierte.

Claro que le costó hacerlo. Tal vez, demasiado. "Fue un trabajo muy duro, de cinco o seis meses ahí, con el personaje y dándolo todo, apartado de mi familia, de mi vida y de mí. Y bueno, así es como trabajo". Y bueno, así es como le salió: ¡un Oscar para Óscar! (Perdón por el pésimo juego de palabras, pero aquí no contamos con el ingenio de Luisito Rey…).

5. La doble pantalla. Del mismo modo que 13 Reasons Why conseguía verosimilitud a partir de la interacción de los personajes en las redes sociales, como si fueran reales, la serie del ídolo mexicano logra el mismo efecto con YouTube. Con una simple búsqueda, allí pueden encontrarse muchas participaciones artísticas de Luis Miguel, y que en la serie fueron recreadas con un notable realismo.

Por caso, su entrevista televisiva con Verónica Castro o el concierto en el Luna Park con su mamá. También su primera aparición en la pantalla chica, siendo apenas un niño: en una y otra versión (en la realidad y la ficción) Luis Miguel cautiva al cantar en vivo "La Malagueña", en un canal de Ciudad Juárez.

6. Alta expectativaRompiendo con la tradición de poner a disposición del público la temporada entera de una serie, como ya lo había hecho con Billions, por ejemplo, Netflix apeló a la fórmula de estrenar un capítulo cada domingo. Así logró aumentar y conservar el interés: como los viejos unitarios que emitía la pantalla chica, muchos esperan la última hora de la semana para que se les siga revelando la vida secreta del ídolo y, al otro día, hablar de ello en el trabajo o los grupos de WhatsApp.

Además, con ese descubrir a cuentagotas, Luis Miguel, la serie terminó encontrando una gran cantidad de notas en la prensa, con portales y programas de radio que se hacían eco de lo ocurrido en el capítulo anterior, ya sea con una nueva maldad de Luisito Rey o con el origen de una determinada canción.

Si la temporada se podría haber visto completa desde el vamos, nada de esto hubiera pasado: la expectativa se habría agotado pronto. Pero por favor… ¡a no repetir esta fórmula! Y que no sea una nueva regla a partir de aquí. Lo más atractivo de una serie es poder encarar una maratón.

7. Memoria emotivaAsí como en la literatura los clásicos son aquellos libros de los que todos hablan pero casi nadie leyó, en la música los clásicos son aquellas canciones que todos conocen, pero que muchos no querrían escuchar. "¡Estoy enganchadísimo con la serie de Luis Miguel!, aunque no me gustan sus temas, eh…", se ha escuchado infinidad de veces por estos días, quizás a modo de mea culpa.

Y en verdad, las canciones del mexicano -desde "Cuando calienta el sol", "Culpable o no" a "Tengo todo excepto a ti", y en especial los infalibles boleros de Armando Manzareno– forman parte de la banda de sonido de la niñez y la adolescencia de millones. Quienes reniegan de ellas son los mismos que, encantados con las voces de los actores Izan Llunas (en la niñez de El Sol)Diego Bonetta (en su etapa madura), terminan tarareando esos temas al concluir cada capítulo.

Porque sí, hay que hacerse cargo. Y que no culpen a la nostalgia, tampoco a una serie que los enganchó. Y no culpen a los estribillos pegadizos, ni a las melodías pegadizas, no culpen a la noche, no culpen a la playa, no culpen a la lluvia… ¡será que son un clásico! A cantarlos sin culpa.

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