Luis Miguel, la serie muestra la misteriosa vida del cantante, quien descubre -a los 17 años- las manipulaciones y mentiras de su padre. A pesar de que se trata de su mentor y representante, toma una decisión trascendental que cambia el curso de su carrera: independizarse de Luis Rey. Para lograrlo, le pide ayuda al empresario argentino Hugo López.
—¿Por qué no me representás tú? Imagínate lo que podemos hacer juntos…
—Cumplí tus 18 años y vení a verme. ¿Te parece?
César Bordón es quien interpreta al mánager que acompaña al artista en una etapa difícil. A pesar del éxito, Micky está al borde de la quiebra por la mala administración y las estafas de su padre. El productor musical toma las riendas de su carrera, lo ayuda a consagrarse como un cantante internacional y lo contiene como si fuera su propio hijo.
Luis Miguel cuenta por primera vez su historia en esta coproducción de Netflix y Telemundo que ha logrado cautivar a la audiencia a nivel mundial. Y en nuestro país, muchos espectadores hablan del intérprete argentino que se destaca en la historia. Con un look informal y el casco de su moto en la mano, llega a la redacción de Teleshow unos 10 minutos antes del horario pactado para hablar de la ficción del momento. "A mí me conocen más afuera que acá", dice, entre risas, César Bordón, el Hugo López de la serie.
Dueño de una extensa trayectoria artística, Bordón nació en el barrio de Belgrano y se crió en una familia humilde. Empezó a estudiar actuación casi de casualidad, cuando un amigo le pidió que lo acompañara a tomar clases de teatro. Al darse cuenta de que era su vocación, no paró de trabajar en cine, televisión y teatro. Muchos todavía lo recuerdan por su participación en Relatos Salvajes, el filme que obtuvo una nominación a los Oscar. Ahora, a los 56 años, César disfruta de una gran popularidad gracias a su papel en la historia de Luis Miguel.
—¿Cómo construiste el personaje de Hugo López?
—Lo construí un poco de milagro porque había muy pocos datos de Hugo López, había muy poca referencia fotográfica y demás. A medida que la serie se empezó a dar, conseguí más material que me mandaron. La verdad es que no conseguía ni fotos. El apogeo de Hugo López con Luis Miguel fue en los 80. Entonces no había celulares, ni la cantidad de imágenes y videos que se pueden juntar ahora de cualquier persona. Así que fue difícil. Hasta que en un momento me relajé y lo tomé como un personaje de ficción, sin tener referencias reales de él. Lo que terminé haciendo fue viendo esta cosa paternal, de una persona que habla claro y es honesta, que habla a los ojos y es franca, que es sensible. Todos los datos están volcados en la serie. Y lo compuse de esa manera que para mi sorpresa, según algunos dichos, fue inclusive parecido al Hugo López verdadero.
—Más allá de que había un guión, ¿aportaste ideas para enriquecer al personaje?
—Esto es un trabajo interactivo, entonces sería mentira decir que no aporté. El director, los productores, el guionista y Luis Miguel mismo, quien autorizó la historia, fueron aportando datos. Sin dudas hay un guión que es fijo, pero muchas veces se puede ir transformando. También hice un aporte importante en la forma de decir, porque el personaje si bien era un argentino estaba escrito por gente que vive en otro país. Había mucha terminología acertada si se quiere, pero no precisa. Por ejemplo, la frase: "¿Y qué me dices, chabón?". Era una cosa que estaba en el medio porque es: "¿Qué decís?". La palabra "chabón" yo la quité de la serie: me pareció un término vulgar para Hugo López, que tenía mucha clase y era un caballero. Si bien estaba acertada en el vocabulario argentino, escogí no decirla. Sí se dice "flaco" e inclusive algún "boludo", porque es algo muy nuestro y no está dicho como un insulto. En realidad se dice más ahora que en los 80. Pero bueno, el argentino está identificado con esa palabrita, más en México.
Cambiar algunos modismos no fue el único valor agregado que el actor le dio a la serie. Antes de que comenzaran las grabaciones, los realizadores le preguntaron cómo podían ambientar la oficina de López. Bordón les contó que le gustaba el fútbol y que era fanático de River. Entonces colocaron un cuadro con la tapa de El Gráfico cuando los Millonarios ganaron la Libertadores en el 86, y otro con una imagen de Diego Maradona levantando la Copa en el Mundial de México.
También, pusieron discos de platino y fotos del Flaco Spinetta y Valeria Lynch, artistas que en su momento fueron representados por el empresario.
—¿Creés que Hugo López tuvo un rol fundamental para impulsar la carrera de Luis Miguel?
—Definitivamente. Hugo López fue clave en la vida de Luis Miguel, no solamente dicho por él y por la gente que lo rodea, sino por el mercado en sí. Fue un representante intuitivo que no solo permitió que ganase dinero, sino que lo alentó a que hiciese y buscase nuevos géneros, a que se instalase. Se dice también que Luis Miguel heredó de Hugo López la caballerosidad, el buen decir, el buen vestir. Hay un antes y un después: cuando era chico usaba botas, como una especie de gitanillo; a medida que pasó el tiempo empezó con los trajes y el smoking. De hecho, los discos que sacó con Hugo López eran los romances, y creo que fueron los más exitosos de la carrera.
Luis Miguel heredó de Hugo López la caballerosidad, el buen decir, el buen vestir
—¿Cuándo empezaste a hablar con Lucía Miranda, la viuda de Hugo López?
—Después del fenómeno de la serie. ¡Cómo me hubiera gustado conocerla antes para que me diera muchos datos! Para ser honesto, no sabía que ella vivía en el país, volvió hace un año y pico. Pasó algo muy curioso con la viuda de Hugo López: ella se enganchó con la serie, le pareció fantástica y me mandó unos halagos por una red social diciéndome que era increíble cómo lo representaba, que era exactamente así. Inclusive en un programa en el que nos invitaron, me dijo: "Sos igual a mi marido, eso hubiese dicho él". Pero era yo el que lo estaba diciendo, no el personaje. Son esas coincidencias astrales como le digo yo. Yo escojo ser de una determinada manera, efectivamente no me parezco demasiado físicamente: Hugo era más calvo, más flaco, con más pancita y con anteojos. Pero fue un honor conocerla, más para recibir los halagos de lo que yo pensé que inclusive podría ser ofensivo, no ser muy preciso.
—¿Cómo fue trabajar con Diego Boneta, el actor que interpreta a Luis Miguel? Me contó que hicieron escenas muy lindas, y se convirtieron en amigos.
—Es un placer enorme encontrarse con un protagonista de la talla y de la calidez humana de Diego. Es un tipo al que quiero muchísimo, nos conocimos así, fugazmente, en México. A los tres o cuatro días empezamos a grabar y se dio un caso curioso por el esquema de producción: grabamos 25 días de corrido, todos los días, todas las escenas él y yo. Son las escenas que se distribuyen en los capítulos del uno al 13, pero por una cuestión de locaciones estuvimos un mes sin despegarnos (risas). Diego es un tipo que se merece todo, es buen profesional. No solo lo interpreta a Luis Miguel de una manera increíble, sino que canta los temas como él. Encima es buen compañero y pudimos hacer unas escenas bárbaras.
—¿Qué pensás del personaje de Luis Rey, el villano de la serie?
—Naturalmente, yo no lo conocí, pero por los dichos es un tipo que ha sido un psicópata, un mentiroso compulsivo, un maltratador, un tipo bastante siniestro en algunas cuantas cuestiones. Por otro lado, también es verdad que lo ha gestado a Luis Miguel de la misma manera, lo ha incentivado con las exigencias, con todas las cuestiones que ha habido alrededor, pero lo puso en algún lugar, en el sitio donde lo dejó al menos a los 17, 18 años. Es posible que esa relación, ese cambio, esa bisagra que hay entre Hugo López y Luis Rey haya sido precisamente la que le permitió a López ver ese artista que tenía aun más despliegue como para utilizarlo y fue lo que hizo como representante; lo cual no quita la otra parte del inicio. Y también hay que ver por un lado la cuestión cultural. Un ejemplo muy claro son los artistas del circo: a los chicos los hacen practicar, practicar y practicar hasta el cansancio… Deduzco que esa es la cultura en la que creía Luis Rey y se la ha impuesto al chico. Me parece también que hay algo cuando un artista se pone en un segundo plano, porque era un tipo que sabía de música, tenía un muy buen oído musical, tocaba, cantaba, etcétera. Cuando un artista se pone en el segundo plano de otro, deja algo que tal vez se convierte en una frustración, algo que queda pendiente. Y al ser el hijo parece que fue una situación encontrada que no pudo resolver por alguna razón que quedará en su tumba.
Luis Rey era un tipo bastante siniestro en algunas cuantas cuestiones
—¿Te cambió la percepción sobre Luis Miguel como artista, después de haber actuado en la serie?
—Si cambió de alguna manera, cambió para mejor, porque también durante la grabación de la serie tuvimos la oportunidad de ir a un recital en la Ciudad de México, en el Estadio Nacional. Y la verdad que la dimensión como artista es Luis Miguel cantando en vivo… Hoy hay muchos cantantes que son "inventados" en el estudio, entonces cuando cantan en vivo uno tiene una decepción porque desafinó, no escucha. Luis Miguel toma dimensión en este momento, cantando esos temas que muchas veces uno sabe, conoce. Él los interpreta de una manera, con un virtuosismo que es maravilloso. Lo que me ha superado a mí fue el fenómeno de Luis Miguel, en todos los sentidos: la serie, porque tiene una audiencia mundial que es maravilloso que pase, pero también es abrumante la cantidad de gente que a uno le envía mensajes y que aparece a partir de eso. Un poco ver la parte oscura del artista o la parte que estaba velada de su personalidad hace quererlo más. Por otro lado, le tengo cariño a todos los grupos de fans que me quieren por añadidura, que son infinitos, son muchísimos, muy apasionados, muy buena onda, alrededor del mundo y en Argentina.
—¿Cómo vivís este momento de tanta popularidad? Recién decías que te conocían más en el exterior que acá.
—En Argentina tenemos un cine que considero que es muy bueno, pero también tiene algunas dificultades de difusión o la gente va al cine menos que en otros lados. La gente del cine me conoce, pero la popularidad está más puesta en el artista de la televisión. No es que no me conocen, hice personajes que han impactado como en la película Relatos Salvajes y la ficción Casi Ángeles. Al verse en toda Latinoamérica, en los Estados Unidos y en España, la serie tiene una gran repercusión. Además, hablan del fenómeno del artista argentino que está en Netflix. No es el que vive en Boedo, es uno que está en Netflix, como si saliera de ahí (risas). Me parece que hay una admiración de ese fenómeno y yo lo disfruto muchísimo, porque estoy honrado de estar ahí. Después hago más notas, me saco más fotos, pero sigo siendo el mismo tipo.
La serie al verse en toda Latinoamérica, en los Estados Unidos y en España tiene una gran repercusión
Tras terminar la entrevista, Bordón se despide y se vuelve a subir a su moto para ir a buscar el guión de su próximo proyecto: lo convocaron para participar de la segunda temporada de Un gallo para Esculapio, la serie que ganó siete Martín Fierro, incluido el de Oro. Luego, regresará a su PH en Boedo, donde vive con su mujer y su hija de 10 años.
SEGUÍ LEYENDO