El periodista Jorge Lanata viajó a Nueva York para entrevistar a Woody Allen, una de las máximas estrellas de Hollywood.
Autor, director y protagonista de cerca de 50 películas, el cineasta habló sobre su vocación por la comedia, su supuesta adicción al trabajo, el furor de las series de televisión y las críticas a su propio trabajo.
En un extenso reportaje que transmitió esta noche El Trece, Allen también se refirió a la denuncia de abuso y su matrimonio con Soon-Yi Previn, la hija adoptiva de su ex pareja, Mia Farrow.
En 1992, el director fue denunciado por el supuesto abuso de Dylan Farrow -quien por entonces tenía siete años- en el contexto de una batalla legal por la custodia de sus hijos tras la separación.
Si bien la Justicia determinó que no hubo abuso, el caso volvió a tomar relevancia en el último tiempo en el marco de la campaña #MeToo en contra de los abusos sexuales en Hollywood.
—Una vez a usted le preguntaron si se sentía un genio y dijo: 'En todo caso, un genio del espectáculo'. ¿Sigue pensando eso?
—¿Un genio? No, un genio es… Leonardo Da Vinci era un genio. Mozart era un genio. Pero yo… Un genio es una palabra en el mundo del espectáculo que usan todos los días y cualquier persona es un genio. Yo ciertamente no lo soy. Yo soy solo una persona que tiene talento para divertir y he hecho películas a lo largo de los años. La mayoría han sido películas cómicas y en ellas trato de ser lo más divertido. Y muchas de ellas han complacido al público. A veces hago una que no complace, a veces complace al público de un país y no de otro. Es muy subjetivo. Y de vez en cuando hago una película más seria, donde no trato de hacer reír a nadie, esto es por supuesto lo más difícil para mí, porque mi talento natural es hacer una película cómica. A lo largo de los años hice quizás cerca de 50 películas. Y la mayoría de ellas han sido películas divertidas o intentos de películas divertidas.
—Manhattan, uno de sus clásicos, se trata de la relación entre una persona de 40 años y una chica adolescente. ¿La figura de la mujer más joven en usted da la idea de alguien que todavía no está vencido por la vida?
—Cuando hice Manhattan… Marshall Brickman y yo escribimos el guión y pensamos que era divertido. Pensamos que nos daría la oportunidad de hacer muchas bromas. Un hombre mayor con una mujer joven. Bromas con la chica, que no entiende de qué habla el hombre, donde sus referencias son las de su generación… Ese fue nuestro único pensamiento. Lo hicimos. Cuando terminó, no me agradó mucho, no me gustó. Pensé que la había dirigido mal, que había cometido muchos errores y no la había hecho correctamente, pero fue un éxito instantáneo y hoy en día es vista en todos lados. Pero no es mi película favorita. Hice películas más divertidas y más interesantes. Pero por alguna razón algo en esa película resonó en la audiencia universal desde el primer día.
—¿Usted abusó de su hija Dylan?
—Claro que no, es tan loco. Es algo que había sido analizado hace 25 años por todas las autoridades y todos llegaron a la conclusión de que no era cierto. Ese fue el final y seguí con mi vida y ahora, que vuelva ahora, Dios mío… Es terrible acusar a una persona de algo así. Soy un hombre con familia e hijos. Así que claro, fue triste. (…) Ciertamente me siento mal porque me acusan de algo terrible. Me duele, le duele a mi familia. Algo que fue juzgado por personas hace 25 años. Fue investigado por dos fuentes diferentes y resultó ser completamente falso y ahora volvió. Por supuesto, me siento mal. Es terrible ser acusado de algo tan horrible. Cuando te han investigado y encontrado completamente inocente, de repente regresa… Claro, te sentís angustiado.
—¿Hay una especie de cacería de brujas con el tema?
—Creo que cualquier situación en la que alguien es acusado de algo injustamente es triste. Creo que todos estarían de acuerdo con eso. Nadie querría… Todo el mundo quiere que se haga justicia. Como ahora, que existe el movimiento #MeToo. Lo apoyás, querés que se lleve ante la justicia a estos terribles acosadores, y creo que es algo bueno. Lo que a mí me molesta es que me vinculen con ellos. Personas que han sido acusadas por 20 mujeres, 50, 100 de abuso. Yo , que fui acusado una vez por una mujer en un caso de custodia de menores que fue analizado y demostrado ser falso. Me agrupan con estas personas. Como digo, soy un gran defensor del movimiento #MeToo. Me conmuevo cuando encuentran a personas que acosan a mujeres y hombres inocentes. Es bueno que los expongan. Yo debería ser la cara de los afiches del #MeToo. Trabajé en películas durante 50 años, trabajé con cientos de actrices y ni una sola, grande, famosa, principiante, nadie ha sugerido ningún tipo de indecencia. Siempre he tenido un comportamiento maravilloso con ellas. Creé papeles maravillosos para muchas mujeres. Hubo 60, 65 nominaciones a premios para las mujeres que trabajaron en mis películas. He empleado a cientos de mujeres, más de 200 mujeres en los equipos de mis películas, detrás de cámaras, durante años, cientos de ellas. Y siempre les hemos pagado lo mismo que a los hombres. Tenemos un historial maravilloso. Estoy de su lado y me siento parte de eso. En principio y espíritu estoy completamente a favor de que lleven ante la justicia a los verdaderos abusadores.
—Usted hizo 47 películas. ¿Influyó la industria o la necesidad de contar una historia? ¿Por qué hacer una película por año?
—Dos cosas me ayudan. Termino una película y después no tengo nada para hacer. Tuve la misma conversación con Neil Simon, el dramaturgo. Él hizo lo mismo. Terminás una película, y pasa una semana, no trabajás, y después empezás a trabajar otra vez. Siempre tuve otra ventaja. La mayoría de los autores y directores terminan el guión y después tienen que salir a juntar el dinero para hacer la película. Esa es la parte terrible. Tienen que ir a un estudio, contar la historia a empresarios, tienen que almorzar con las estrellas y esperar que acepten hacer la película. Les lleva mucho tiempo, uno o dos años, hacer la película. Yo escribo la película en mi máquina de escribir y se la doy directamente a mi compañía productora y ya tenemos el dinero desde el principio. Entonces las hacemos inmediatamente. Estreno la película y a las dos semanas ya no tengo nada para hacer. Yo no tengo que escribir una película por año para los libros de records, si tuviera una idea para una obra de teatro, haría eso. Todos creen que soy adicto al trabajo, pero no es verdad. Pero si trabajás un poquito cada día, hacés mucho.
—En los últimos años hubo un gran éxito del lenguaje de las series, contrario al lenguaje del cine, y el nivel de los guiones se ha sofisticado. También hay una estética de las series. ¿Cuál es lo cierto para relatar?
—El contenido siempre dicta la forma. Hay ideas que automáticamente dictan que serán lineales, hay otras que naturalmente son para una serie de cinco partes. El negocio del cine ahora se encuentra en un estado de transición del momento en que éramos jóvenes. Ahora las pantallas son geniales en las casas, son planas y grandes. La series de tv se han vuelto más sofisticadas. Pronto nadie irá al cine, salvo para los éxitos taquilleros, porque es muy fácil cenar y pasar a la habitación de al lado y verla en una pantalla grande en tu casa. Yo extraño ir al cine con mucha gente, no es lo mismo. Veo a mis hijas ver películas en sus computadoras en la cama o en el celular. Es un crimen. ¿Te imaginás ver Citizen Kane en un celular? No les importa, son un generación diferente.