"¿Almorzando? ¿Hay que comer en televisión? ¿Comer y hablar?", fueron las primeras preguntas que se hizo Mirtha Legrand 50 años atrás cuando Alejandro Romay le hizo la alocada propuesta para conducir Almorzando con las estrellas, un programa con varios invitados que se juntaban a comer al mediodía.
Todas las respuestas a las preguntas de la Chiqui eran una sola: "Sí". Y la que ella le dio al entonces director de Canal Nueve también fue afirmativa. Lo que ninguno de los dos sabía era que medio silgo después el ciclo seguiría tan vigente como el primer día, y que marcaría un antes y un después en la historia de la televisión.
A los pocos años el programa pasó a llamarse como hoy lo conocemos: Almorzando con Mirtha Legrand. Desde 1968 hasta aquí, menos en Telefe, estuvo en todos los canales, primero estatales y luego privatizados.
Legrand fue levantada del aire entre 1974 y 1976, fue prohibida durante los últimos años de la última dictadura militar, y durante la era Ricardo Alfonsín no encontró emisora. Pero en 1990 volvió al viejo ATC para quedarse en la pantalla hasta estos días (solo no estuvo al aire en 2002 y en 2012, cuando volvió a la actuación con La Dueña).
La propuesta
Tal vez Alejandro el Zar Romay ya lo venía pensando, pero lo cierto es que la idea de que Mirtha saltara de la actuación a la conducción surgió por casualidad, un día que ella fue a concursar al ciclo Sábados de la bondad, y luego de un comentario inocente y al pasar de la diva. "Fuimos a la pecera, miraba al conductor y dije que (la conducción) me gustaba porque no hay que repetir diálogos, no se actúa y hablás con tu vocabulario, con tus falencias y tus cosas brillantes", recordó alguna vez la Chiqui en su programa.
Dos días más tarde sonó el teléfono de la casa Tinayre-Legrand con la alocada propuesta: "Quiero que conduzcas un programa de televisión que se va a llamar Almorzando con las estrellas".
A lo disruptivo de la idea (había que comer y hablar al mismo tiempo en pantalla, algo nunca antes hecho) se sumaba la falta de experiencia de Mirtha, solo actriz hasta ese entonces. Como si fuera poco, Romay quería que las comidas fueran con una docena de invitados.
Luego de algunas dudas, y de consultarlo con su marido y compañero Daniel Tinayre, quien le dio vía libre para hacer lo que sintiera, Legrand dio uno de los "sí" más importantes de su carrera. Tal vez un tanto arriesgado para una actriz consagrada que para ese entonces ya tenía más de tres decenas de películas y 11 obras de teatro en su haber.
El primer día
Finalmente, el 3 de junio de 1968 Mirtha fue la anfitriona en Canal Nueve de la que pasaría a ser la mesa más famosa de la televisión. Por suerte para ella, los invitados no fueron 12 sino seis: Daniel Tinayre, Duilio Marzio, Beatriz Guido, Leopoldo Torre Nilson, Alejandro Romay y Alberto Migré.
Ese día, el menú fue pollo: "Me sirvieron una pata. Y Daniel fue y dijo que no, que me sirvan una pechuga porque a mí me gustaba comer pechuga. Ahí ya me sentí más cómoda, sentí una cosa más familiar y hogareña", contó la conductora alguna vez al recordar aquella jornada tan importante.
En ese entonces no había minuto a minuto, pero los números no tardaron en llegar: "Terminó el programa y fui a tomar el té con una amiga y me avisan que había llamado el señor Romay. Me preguntó si sabía el rating que había tenido y yo le dije que me parecía poco, pero era una barbaridad de alto. Y así empezó todo. Él fue el creador. Quiero destacar lo visionario de ofrecerle a una actriz un programa así. Al tiempo Daniel Tinayre habló con él y le dijo que mejor se llame Almorzando con Mirtha Legrand".
Desde presidentes hasta personas "de a pie" , de médicos a mediáticos. De hace medio siglo hasta hoy, miles de figuras del espectáculo, la política, el deporte y demás personalidades influyentes se sentaron en la mesa de la anfitriona televisiva por excelencia.
"Mi último año"
Cada vez que cierra la temporada de su programa, Mirtha deja dudas respecto a su regreso: "Todos los años digo: 'Bueno, ya me retiro, este es el último año', pero sigo… Fueron 49 años inolvidables, pasé por todos los gobiernos pero aquí estoy, entera, firme", dijo la Chiqui doce meses atrás, en un nuevo aniversario de sus almuerzos.
Su amague con no hacer el ciclo al año siguiente ya se convirtió en un clásico, y hasta ella se ríe de sus palabras. Lo cierto es que cada año que pasa la diva está más aferrada a su programa, que durante el verano conduce desde Mar del Plata. Y entre temporada y temporada, apenas se toma un par de semanas de descanso.
Agradecida a la gente que la puso en el podio, también lamentó que durante su carrera cinematográdica no haya podido compartir más tiempo con sus hijos, Marcela y Daniel. "Pasan factura: no volvería hacer la vida que hice, estaría con ellos, después que faltó mi hijo…", confesó hace dos años, conmovida, en La noche de Mirtha.
Es por eso que varias veces declaró: "Todo lo que soy se lo debo al público. Y quiero que sepan que yo les he dado mi vida".
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