A Pelusa, una elefanta del Zoológico de La Plata, la están preparando para una larga travesía hasta el santuario de su especie en el Mato Grosso, Brasil. Mientras eso ocurre, su historia es el tema del documental Caravana, la verdadera historia de Pelusa, que se está rodando en estos días.
Nacida en cautiverio en Hamburgo, Alemania, en 1966, a los dos años de edad Pelusa fue apartada de su madre para ser trasladada al zoológico platense. Desde ese día nunca más estuvo en compañía de otro elefante, ni volvió a ver a su familia. Y ya pasaron 50 años.
El cantante Axel, quien presta su voz para ser el narrador de Caravana, y Martín Parlato, CEO de Possible y director de la producción, revelan en esta entrevista con Teleshow todos los detalles de esta iniciativa que busca liberar a Pelusa, buscando así modificar la realidad de todos los elefantes en cautiverio de Latinoamérica.
—¿Cómo nace la idea del documental?
Parlato: —Somos una compañía que se dedica a contar historias de impacto social, uniendo fuerzas con distintos actores de la sociedad para lograr cambios en los grandes problemas de la Humanidad. Trabajamos con más de 450 ONG. Una de ellas es la Fundación Franz Weber de Suiza, que lleva adelante la liberación de Pelusa y de otros elefantes en Latinoamérica. Así es que decidimos llevar esta historia muy poderosa a millones de almas para que la puedan conocer y puedan ayudar a liberar a todos los elefantes que hoy tenemos en cautiverio.
—Para aquel que no conoce la historia de Pelusa, ¿qué le dirían?
Parlato: —La verdad que la historia de Pelu es desgarradora, muy triste y muy conmovedora: emociona. Ella es la única elefanta que no hace ruido de elefante, hace por lo menos dos años que duerme parada por un montón de problemas que tiene en sus patas y por problemas psicológicos: tiene serios comportamientos de deterioro a partir de su encierro.
—¿Cómo llegan ustedes a esta historia?
Parlato: —Yo llego a partir del trabajo que hacemos con la fundación. Realmente nos interiorizamos en aquellas fundaciones que trabajan y se involucran de verdad en las causas. Esta fundación viene trabajando desde hace mucho tiempo para liberar a los elefantes en Latinoamérica: hay 50 en total. Y a partir de ahí decidimos hacer un documental porque es parte de la especialidad que nosotros hacemos: contar una historia del mismo modo que lo hacemos siempre, invitando a la sociedad a ser parte del cambio, teniendo la posibilidad de firmar una petición o de hacer determinadas iniciativas para poder liberar a los otros elefantes. Y a partir de ahí, de la amistad con Axel, decidimos que esta era una historia ideal para que él fuera partícipe. Y lo invitamos a participar no solamente como activista sino con su voz en off, con su música y con muchas otras formas que él te va a contar.
—Axel, ¿cómo te incorporás?
—Siempre estuve muy involucrado con todo este tipo de temas, desde chico: me crié en una familia en la cual la visión del prójimo, hacia el medioambiente, estaba muy presente en mi casa. Y con Martín y con todo el equipo de Possible hace rato que estábamos pensando en qué podíamos hacer como para subir un escalón más, ¿no? Y surgió esta idea, por parte de ellos, de lo de Pelusa. De modo personal, tengo un amor por los animales tan profundo que hace 18 años que no como animales. Eso me llevó a también tener un refugio y rescatar animales, de manera íntima, sin publicidad, sin nada, simplemente por el amor a los animales, porque respeto a toda manifestación de vida. Y acá me involucré prácticamente desde el inicio, cuando me comentó la historia de Pelusa que, como te dijo, es desgarradora, realmente es muy emocionante.
—¿Qué fue lo que más te shockeó de la historia?
—En primer lugar, veo a los animales como si fuéramos nosotros: para mí no hay separación, no estamos por encima de ningún animal ni tenemos el poder de quitar, manipular y explotar su vida. Somos seres diferentes pero todos sintientes, y todos libres. Y cuando la gente vea el documental, estoy seguro de que se va a emocionar hasta las lágrimas con esta historia. Y yo tengo la certeza, la fe, de que esto pueda llegar hasta replantear ciertas legislaciones y ciertos paradigmas que tenemos en la sociedad. En los últimos años, en el mundo entero hay como una visión hacia los derechos del animal mucho más detallada, se los toma mucho más en cuenta, se los ve más como pares. Desde los circos, en los que ya no hay más animales, por lo menos en la Argentina.
—¿Es difícil filmar Caravana?
Parlato: —Sí, cinematográficamente es un desafío enorme. No solamente por todas estas cuestiones, por todos los intereses que conlleva este tema, políticos, económicos, privados y demás, sino porque nosotros hacemos foco y nos centramos en la salud y en la vida de Pelusa y de estos elefantes. Y hay una complejidad muy grande: vamos a hacer una caravana de cuatro días hacia Brasil por ruta, porque a ella hubo que adaptarle una caja que va a estar llegando a la Argentina dentro de un tiempo. Hay un mes de adaptación de Pelusa para entrar a la caja.
—¿Cómo fueron logrando estos permisos?
Axel: —Esto es una labor de la Fundación Franz Weber, que tiene una alta trayectoria en temas de animalismo y de cuidado de animales alrededor del mundo. Y ellos vienen trabajando en estos temas, generando el lobby, las negociaciones y el financiamiento necesarios para poder llevarlo adelante. Y nosotros nos amuramos con la historia y con toda la fuerza de comunicación, vamos a estar sumando diferentes aliados para que esto suceda. Liberamos este teaser hace solamente una semana y ya tuvo un outreach a 80 millones de personas en el mundo. Eso nos pone muy contentos porque significa que la gente tiene la sensibilidad para recibir esta historia. Esto tiene que ser un cambio de paradigma: nosotros tenemos que empezar a responder algunas preguntas que este documental nos invita a responder.
Parlato: —Todo este cambio de paradigma del cual hablaba Axel es algo que realmente nos tenemos que replantear. Yo siempre digo que el primer paso hacia la sabiduría es dudar de nosotros mismos. Y esto es dudar de nosotros mismos y las asunciones que podíamos tener: ¿qué justifica que un animal esté 50 años en cautiverio? ¿Por qué es legal la práctica de tener un zoológico? ¿Significa que moralmente está bien o éticamente está bien? Creo que tenemos que empezar a replantearnos todo esto.