Aquel que se transforma en coleccionista encuentra mucho más que un hobby. Y para estos famosos, cuidar sus objetos más preciados es una pasión, pero muchas veces también una actividad familiar. O una forma de mantener intactos sus recuerdos.
Daniel Gómez Rinaldi y una conexión con su abuela
La historia de por qué el periodista colecciona azulejos se remonta a cuando tenía 11 años y su abuela le obsequió el primero: "Ella se llamaba Josefa Lombardo. Tenía unos azulejos ingleses y me los regaló cuando vio cuánto los admiraba", contó Daniel a Teleshow.
El panelista de Implacables y La Cocina del 9 cuenta en su haber con unos 400 azulejos antiguos, del siglo pasado: hay franceses, españoles, alemanes, belgas e ingleses, "uno más lindo que el otro".
Aunque esta su afición comenzó cuando era muy chico, en 2003 Gómez Rinaldo leyó una nota sobre el Museo del Azulejo en Montevideo, y redobló la apuesta: "Tal fue mi entusiasmo que me saqué un pasaje de avión y fui a conocerlo. Pero lo más fuerte fue mi sorpresa cuando vi que en una de las vitrinas estaba un azulejo de mi abuela. Ahí comencé a visitar cuanto negocio de antigüedades y ferias encontraba, como la de San Telmo, por ejemplo".
Además, cada vez que viaja al exterior el periodista recorre distintos lugares en busca de nuevos objetos para su colección, y se pone en contacto con otras personas que comparten su hobby. Actualmente tiene unos 20 expuestos en una vitrina que su padre le hizo especialmente en su casa; los demás los tiene catalogados y muy bien guardados.
Su proyecto es armar un catálogo de fotos con el valioso material que posee. "En Argentina no hay bibliografía y sería muy interesante que podamos volver a ver y apreciar esos azulejos que a comienzo del 1900 adornaban los pasillos, las entradas de las casas, las fuentes y las cúpulas de una Argentina floreciente", destaca Daniel, que tiene a los conmemorativos como favoritos.
Adrián Cormillot: Los Pitufos y un legado que va de generación en generación
La historia del nutricionista y su afán por los muñecos de Los Pitufos también se relaciona con los vínculos familiares: comenzó como un hobby compartido con sus hijas mayores, que hoy tienen 18, luego se sumó su otra hija, más tarde su padre, Alberto Cormillot, y después su abuelo. Todo hicieron su aporte a la colección.
"Nací en el 74 y cuando era niño estaba la serie de Los Pitufos los domingos a la mañana. Además leía la revista Billiken, que te bombardeaba con los dibujos. Entonces tenía Pitufos, la fábrica para hacer Pitufos… De grande y con hijas, en el 2000 encontré tres muñecos y se los di a ellas para jugar", recordó Adrián a Teleshow.
Paralelamente, su abuelo le dijo a las bisnietas que les regalaría una figura por cada sábado que fueran a almorzar con él. Así fue como el juego pasó a ser una colección, y también una tradición familiar.
Cada vez que viajaba y veía un muñeco de Los Pitufos , Alberto Cormillot se lo llevaba a sus nietas. Con una colección de 50 pitufos para jugar, una amiga de la familia, mientras ordenaba, encontró una bolsa llena de estas piezas azules. "Ese día, cuando llegué a la casa tenía 70. Ella no tenía ni idea pero algunos son muy costosos -explica Adrián-. Ella no estaba necesitada y yo no los iba a vender, ya teníamos 120, así que cuando las chicas tenían mas o menos 10 años dije 'No son más para jugar, son para coleccionar'. Fue acto medio egoísta, pero ellas se coparon, armé repisas y empecé mi colección".
Llegó a tener 850 muñecos -también llamados "figuritas peso"- y a ser el segundo coleccionista del país, pero en un incendio en su quincho los perdió todos. En ese momento su padre hizo una campaña en los medios y todos los conocidos, cada vez que veían un muñeco de Los Pitufos, se lo regalaban. Así fue recuperando su colección: hoy, Adrián tiene 400. De todas formas, mitad en broma, mitad en serio, dijo que recibe donaciones de pitufos por parte de quien lea.
Mario Massaccesi y el amor por la profesión
No es casual que el periodista coleccione ediciones de las revistas Gente y La Semana de los 80, ya que desde muy chico supo a qué quería dedicarse. "Más que nada junto los ejemplares del 80 al 86, que son los que retratan el fin de la dictadura militar y el comienzo de la Democracia en 1983 -cuenta Mario-. Son las que en ese tiempo no pude comprar porque en mi casa no había plata para semejante lujo; siempre las leí pero de prestado, en casa de vecinos, pero necesitaba que fueran mías. Pero muchas de ellas ni siquiera mis vecinos las compraban… Así que vi las tapas en los kioskos y quedaron en mi memoria, pero nunca pude tenerlas y disfrutarlas".
La idea de coleccionar las publicaciones empezó hace 10 años cuando el conductor tuvo Hepatitis y debió guardar reposo varios meses: "Durante la recuperación, descubrí que las revistas las podía conseguir en Internet". Así fue buscando una tras otra, entusiasmándose cada vez más.
Massaccesi descubrió que no estaba solo y que eran muchos los coleccionistas y vendedores de esas ediciones. "Tengo contacto con muchos de ellos, que incluso saben cuáles me faltan y me llaman para avisarme que me las consiguieron. De todas maneras, dos o tres veces por semana me meto en algunos sitios para chequear si aparecen a la venta números que aún no tengo".
Todas las revistas –unas 2500 aproximadamente– están en una biblioteca en su casa, ordenadas por fecha. Además, Mario hizo un archivo personal de los artículos publicados para encontrar fácilmente lo que busca, ya que por su trabajo les resultan muy útiles. Pero también los usa para divertirse con amigos: "Cuando viene gente a casa se arma pasada de revistas porque les divierte viajar a los 80. Para el trabajo sirven, porque la Argentina es un país recurrente, donde todo vuelve a pasar".
Su colección no se acota a Gente y La Semana: también tiene algunos ejemplares de Siete Días, Libre y Radiolandia 2000, además de aquellas que están dedicadas a Monica Cahen D'Anvers y Cesar Mascetti, de quienes es fan.
La figurita pendiente: por si algún lector la tiene, hay dos publicaciones que está buscando. La Semana que tiene en su tapa a Susana Romero con el título "La morocha argentina" y una Siete Días con la figura del momento en una bicicleta de carrera: Camila Perisse.
Cuando miraba las revisas, a los ocho años, Mario estaba muy seguro de lo que quería para su futuro. "Jugaba en el patio de mi casa a conducir un programa de tele: Mario Presenta. Para eso necesitábamos de diarios y revistas de época; nos servían para contar la actualidad jugando, titular jugando, entrevistar jugando…. Varios amigos hacían de camarógrafos, iluminadores, invitados. La cámara era una caja de cartón y la lente, el soporte de un rollo de papel higiénico", recordó el conductor de En Síntesis.
Guillermo Andino: un coleccionista a todo terreno
Muñequitos Jack, soldaditos, álbumes de figuritas, libros, muñecos de películas y series, revistas… Todo es coleccionable para el periodista de América que encuentra en esta pasión un cable a tierra y una forma de compartir con sus hijos –Sofía, Victoria y Ramón– aquellas cosas que marcaron su infancia.
"Mi pasión por los libros la heredé de mi padre (el también peridoista Ramón Andino), que tenía una colección completa. Y yo seguí llenándola con títulos diversos. Mis preferidos son los que tienen que ver con la historia de la Humanidad", le contó Andino a Teleshow.
Claro que no se queda ahí: "También hay revistas que tienen que ver con la historieta nacional que me adentró al fascinante mundo de la lectura. Hablo de Dante Quinterno, que hizo Patoruzú, y Manuel García Ferré, creador de Anteojito, Larguirucho, personajes queridos de mi infancia".
En las repisas del playroom de su casa, al que sus amigos de la primaria y secundaria bautizaron Andinolandia, hay más de 400 muñequitos Jack. "Tienen que ver con la salida del colegio: si te iba bien, tu mamá te compraba uno por semana. Los colecciono desde que tengo uso de razón porque me los compraban mi mamá o mi abuela y yo los guardaba. Soy un cartonero, los iba salvando en las mudanzas".
También tiene los soldaditos de cuando era niño, dispuestos en maquetas que simulan diferentes batallas históricas. "Son objetos que tienen que ver con lo que jugué. Hoy los juguetes juegan solos: nosotros imaginábamos cosas, y pasábamos horas así".
Hoy la familia completa junta las figuritas de Rusia 2018, pero Guillermo tiene guardados los álbumes de cuando era chico; incluso algunos de ellos, como el de Tarzán y de Titanes en el Ring, los pudo llenar de grande, contactando a otros coleccionistas.
Entre tantos objetos no podían faltar los relacionados con Los Simpsons, sobre todo los muñecos Jack de la familia amarilla, que juntó con ayuda de sus hijas.
Como buen periodista, no podían faltar las revistas. Guillermo tiene una colección de El Gráfico, que a pesar de las facilidades de la tecnología sigue consultando, porque el papel, es el papel… Su lugar mágico también incluye objetos de Los Beatles y estatuillas de personajes de aquellas series y películas que lo marcaron, como Albert Hitchcock.
"Ahora voy al kiosko y veo que quieren coleccionar mis hijos. Yo un poco frené la historia y me recreo visualmente viendo lo que hay. Mis hijas siempre diferenciaron lo que es de jugar de la colección de papá, no así Ramón, de tres años; pero sí sabe que hay algunas cosas que después de jugar hay que guardar", dice Andino, para concluir: "Es la pasión por coleccionar y que mi familia disfruta".
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