Julieta Ortega: "El feminismo también beneficia a los hombres"

Mujer de intereses diversos (es actriz, tiene su propio emprendimiento y escribió un libro de cuentos infantiles), en esta entrevista íntima con Teleshow habla sobre los logros del feminismo, la aventura de la maternidad y la madurez de la relación con su ex pareja

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"Todo es política: todo lo que uno hace habla de quién es uno, y de lo que piensa. A veces ni siquiera hace falta salir a decir tanto. El actor habla arriba del escenario, y frente a cámara. Los proyectos en los que elegís formar parte y los que dejás, también hablan de tus ideas", dice Julieta Ortega sobre si les resulta conveniente a los artistas manifestar su ideología, y cómo esa postura puede impactar en el público.

Ella no temió hacerlo. Le puso el cuerpo al feminismo y plantea que el debate por la legalización del aborto no puede darse desde la moral o los valores individuales: "No nos importa si vos abortarías, llegado el caso", advierte, y apunta a la hipocresía, que solo castiga a los sectores más humildes.

En lo personal, Julieta vive un gran momento. En pareja con el empresario Esteban Ezkenazi, no piensa en la convivencia. En cambio, se concentra en la segunda temporada de Un gallo para Esculapio, que se encuentra en plena producción, con vistas a un estreno para fines de año. Además, lanzó un local de su marca de pijamas y publicó su primer cuento infantil.

Si bien supo desde los 5 años que quería ser actriz, todo comenzó en 1989. Vivía en Estados Unidos y el productor Raúl Lecouna la convocó para la segunda temporada de Amandote: "Volví locos a mis papás (Palito Ortega y Evangelina Salazar) hasta que me dijeron: 'Bueno, andá. Pero si te gusta tenés que volver e ir a estudiar, no podés seguir de largo'". Y así fue. Hizo la novela y luego viajó a Los Ángeles para estudiar tres años.

Julieta Ortega abrió el primer local de su marca de Pijamas
Julieta Ortega abrió el primer local de su marca de Pijamas

—¿La propuesta económica importa a la hora de elegir un proyecto?

—Si el trabajo es un sueño para mí, si quería trabajar con ese director o si es un grupo en el que quiero estar, no. Yo no hablo de dinero, habla mi representante. He dicho y sigo diciendo que no a un montón de cosas, que después las hace otro.

—¿Te arrepentiste de algún no que hayas dicho?

—Empecé a trabajar a los 18 años y en su momento me ofrecían cosas que ahora a la distancia pienso: "¿Quién me creía que era?". Por ejemplo, la primera edición de Montaña rusa, que lanzó después a gente que hizo un carrerón (como Nancy Dupláa y Gastón Pauls, entre otros). Y yo decía: "No, programa de adolescentes no".

—De los proyectos que aceptaste, ¿alguno hoy decís: "¡Cómo hice esto!"?

—Sí, obvio. Algunas cosas las hice porque necesitaba trabajar. La mayoría de los actores tenemos temporadas de seis meses donde no pasa nada, y te comés tus ahorros.

—Uno se come los ahorros y me imagino que también la cabeza. ¿Se aprende a vivir con esa inestabilidad?

—Sí, pero hace unos años entendí que no puedo depender solamente de que me llamen para trabajar como actriz: tengo que buscarme otras cosas. Venía hace rato con la idea y hace dos años me senté con una íntima amiga mía, Fernanda Cohen, una gran ilustradora, y le dije que hiciéramos algo juntas. Siempre sentí que haría algo relacionado a la moda, pero no estrictamente a la tendencia y a lo que se usa esta temporada. Me puse a pensar, y a mí lo que más me gusta en la vida es andar en pijama. Salgo a la calle en pijama y trato de estirar lo más posible el momento de tener que sacarme el pijama y ponerme un jean. Mucha gente me decía que la mujer argentina no duerme en pijama, duerme en bombacha y remera, y que no iba a funcionar. Empezamos hace poquito más de un año vendiendo solamente online, no teníamos estructura para más. Nos fue muy bien. Estamos abriendo ahora un local en Palermo, en Pasaje Russell, entre Thames y Borges.

Julieta Ortega junto a su hijo Benito
Julieta Ortega junto a su hijo Benito

—Este año también escribiste un libro para chicos.

—Sí. La editorial Orsai me llama de la nada y me ofrece escribir un cuento para niños. La consigna era que escribiera un cuento que me gustaría contarle a mi hijo.

—¿Pero habían leído algo tuyo?

—No. Ellos sabían que yo era lectora, aunque ya no soy muy lectora; lo he sido en un momento con menos distracciones.

—Poca gente se anima a decir eso.

—No, yo estoy cada vez peor: no me puedo concentrar en nada. Leo menos que antes y lo sufro. Cada tanto sí me puedo concentrar y terminar un libro. Y si me gusta, los recomiendo y lo comparto: me parece que por ahí es más valioso que recomendar el jean que tengo puesto. A lo mejor hay alguien que le sirve. Me tomé unos meses para escribir, se los mandé, les encantó.

"En las cosas que creo, creo mucho. O no creo nada. No tengo mucho término medio. Entonces, soy bastante apasionada para algunas cosas", explica la actriz sobre la activa militancia que desarrolla. "Hay algunas cosas que pensé toda mi vida, mucho antes de que se empiece a hablar en la Legislatura sobre la ley del aborto no punible. Siempre dije que no entendía cómo en un país como este, que además mira tanto al primer mundo, todavía estábamos con un aborto legal en casos de violación, que ni siquiera se cumple en todos los casos".

"Las feministas de Twitter, con sus estilos más disruptivos, lograron poner el tema sobre la mesa y que el feminismo llegue al programa de Jorge Rial, por ejemplo. De eso nos beneficiamos todos", destaca Ortega sobre las voces más extremas que, en algunos casos, generan controversias.

—¿Qué sentís cuando se tilda de asesinas a quienes están a favor de la legalización?

—No podemos ni empezar a hablar… Podría discutir con alguien que cree que sería mejor que una mujer lleve a término ese embarazo y después adopte. Pero si ya empezamos diciendo que sos una asesina, no hay nada de qué hablar. Lo raro de estas posturas es que son todas pensando en "Lo que me gustaría que las mujeres hagan", pero cuando vos le decís: "¿Y si vos tuvieras una amante y queda embarazada, y tenés tu familia?", o "¿Si vos tuvieras tu hija de 17 que está terminando el colegio y viene embarazada de su noviecito, que es obvio que no es el hombre de su vida y que le falta vivir un montón, y que le falta estudiar y prepararse, y tenés todo un futuro planeado?". Es más fácil hablar en estos términos que hablarles de las chicas humildes.

—En ese sentido, hay que pedir la no hipocresía de los políticos.

—El aborto está rodeado de una cosa moralista que no nos sirve porque el tema de cuándo comienza la vida está totalmente atravesado por la religión y por tus creencias personales. Y en estos últimos meses quedó claro que tiene que ver con otra cosa. Las mujeres abortan igual. Se legisle lo que se legisle, aunque ahora salga que no, que vamos a seguir como estábamos, las mujeres abortan igual. Las más humiles son siempre las más perjudicadas: que no estén en riesgo esas vidas. Estamos hablando de eso. No importa lo que vos pienses personalmente.

Julieta Ortega a favor de la legalización del aborto
Julieta Ortega a favor de la legalización del aborto

—¿Alguna vez acompañaste a alguien a abortar?

—No. Cuando vivía en Estados Unidos y estaba en la secundaria, muchas amigas mías iban acompañadas de sus madres. Y en Argentina, muchas amigas mías han ido acompañadas de sus parejas o de sus madres.

—Gente que pudo estar contenida para hacerlo, y hacerlo de forma segura.

—Obvio. No se pide esto para mí y para mis amigas, y para las chicas que yo conozco, que son de clase media alta: esas chicas abortan, y van a estar bien.

—Festejo que el debate suceda.

—Este año, con todo el movimiento de No Callamos Más, que viene del Mee Too de Estados Unidos y demás, incluso lo que empezó a pasar acá, en las redes sociales y con tantas actrices hablando, quisiera pensar que eso llegó para quedarse. No cabe la posibilidad para mí de que alguna de estas chicas estén hablando porque buscan otra cosa. Si vos me preguntás de las personas que se ha hablado en la Argentina, yo recuerdo a los hombres. Después hubo casos muy puntuales; una de ellas, Calu Rivero porque fue la primera y porque habló de una persona (por Juan Darthés) que tuvo tres denuncias.

—Cuando las mujeres públicas cuentan estas cosas, las que no son públicas también ven que hay situaciones que normalizamos, que hay que dejar de normalizar.

—Absolutamente. Es algo que creo que pasó, que empezamos todas a revisar, y que los hombres también empezaron a revisar. El feminismo no nos beneficia solamente a las mujeres, también los beneficia a los hombres.

Juliet Ortega además de actriz es diseñadora y empresaria
Juliet Ortega además de actriz es diseñadora y empresaria

—En este hablar y empezar a naturalizar cosas se estrenó la ficción de tu hermano Sebastián Ortega, 100 días para enamorarse, que trata el cambio de género de un adolescente. Está buenísimo que una ficción colabore en la cuestión social para hablar de estas cosas, porque hay chicos que están mirando.

—Por supuesto. También es darse cuenta de que en realidad no es que la tele lo cuenta porque quiere innovar, sino que la tele está reflejando algo que ya está pasando en la sociedad. Tengo mucha confianza en las nuevas generaciones: tengo un hijo de 12 años y escucho cómo piensa, lo escucho cómo habla de la inclusión. Ahí se va a ver el cambio. No tengo esperanzas de verlo yo el cambio real y profundo en la sociedad.

—Vos sos una mamá con una cabeza abierta: si a tu hijo, Benito (13 años), le estuviera pasando lo que le pasa al personaje de Maite Lanata (una adolescente que no se siente cómoda con su sexualidad), ¿lo sabrías acompañar?

—Sí, y tengo casos súper cerca. Sé cómo lo están manejando y se está manejando así: "Ok, genial, te acompañamos en lo que necesitás". Pero es gente de mi generación la que está teniendo esos temas con sus hijos. Estamos tratando de hacer el cambio. Con un montón de temas tenemos una pata en cada lado.

Julieta Ortega junto a su pareja Esteban Ezkenazi
Julieta Ortega junto a su pareja Esteban Ezkenazi

—¿Cómo está el noviazgo?

—Muy bien.

—¿Tenés ganas de volver a convivir o ni de casualidad?

—No lo veo posible en este momento porque mi pareja vive en zona norte y yo vivo en Palermo, y tengo una vida: un hijo que va al colegio por la zona, ahora un local. Mis amigos y mi vida están ahí. Por ahora estoy bien yendo y viniendo. Vamos a ver si en el futuro no termina siendo un poco cansador. No proyecto mucho porque viste que las relaciones son muy frágiles, la realidad es esa.

—¿Qué necesitás de una relación?

Hace rato ya que empecé a sentir que lo que buscaba era un compañero de ruta. Mi vida está hecha, tengo una cosa armada.

—Hay una realización, más allá de la pareja.

—Sí, absolutamente. Tuve mi hijo con un hombre maravilloso (Iván Noble) con el que sigo de alguna forma teniendo una familia que funciona como tal. La relación de pareja terminó, la relación de padres no. Y no va a terminar nunca. Tengo una familia de origen que está muy presente. Después estoy yo, como madre de mi niño. Tengo mi profesión de actriz. Tengo este emprendimiento de los pijamas. El libro. Mi universo está ahí, y está llenito. Siempre fantaseé en los momentos en los que estuve sola con una persona que acompañe eso, un amor. Pero no necesito ya acoplarme a la vida de otro.

—¿Y hoy lo sentís así?

—Sí, claro. Porque aparte trabajo mucho para mantener lo que tengo, lo que he construido sola para que eso siga funcionando.

—¿Tenés ganas de tener otro hijo?

—No. Ya está.

—Y hoy, ¿la maternidad cómo te encuentra?

—Ser madre de un niño de 12 no es sencillo.

—Un preadolescente.

—Es un preadolescente, y los chicos tienen un nivel de información… No son los niños que éramos nosotros. Son mucho menos pasivos. Tienen opinión y te lo hacen saber, y hacen valer su postura. De chiquito también porque tenía contestaciones que yo decía "¿Por qué me está pasando esto?". Era un mal matrimonio (con Benito) que yo decía "No me puedo ir de acá". La sensación era de encierro absoluto, y como que alguien me hubiera dicho: "Estás condenada a este matrimonio de mierda". (Risas).

Julieta Ortega junto a su hijo Benito y su ex pareja Iván Noble
Julieta Ortega junto a su hijo Benito y su ex pareja Iván Noble

—Cómo hicieron con Ivan Noble para lograr que funcione tan bien la ex pareja.

—En eso, le doy mucho crédito a él, que es un tipo bárbaro. Y no me equivoqué. Me casé a los seis meses de conocerlo. Ahora lo pienso y digo "¡Qué locura!". Pero estaba segura que esa era la relación.

—¿Es buen papá?

—Extraordinario. No sabés la tranquilidad… Por eso pienso a qué le llamará la gente fracasar en el amor. Porque para mí fue un exitazo esa relación. No volví a estar 7 años con nadie. No sé ni cómo lo hice.

—¿Y los dos llevan bien que el otro arme pareja?

—Sí. Él ha tenido que bancar más. Yo a los pocos meses de divorciada me enamoré de vuelta y estuve dos años y medio en una relación, y él se ha portado muy bien.

La familia Ortega con Ana María Picchio, madrina de Julieta
La familia Ortega con Ana María Picchio, madrina de Julieta

—¿Qué fue mejor: ser hija de un artista o de un político?

—No, la época de la política (por la incursión de Palito Ortega como funcionario público) para nosotros, para los hijos, fue dura. Fue muy incómoda por donde se la mire. No me interesaba para nada. Ser hija de un cantante puede gustar más, menos, y tuvo muchas cosas a favor. Además nosotros nos dedicamos a esto, todos…

—Con tantos hijos, ¿había espacio en la mirada de tu mamá y de tu papá para la individualidad de cada uno?

—Había espacio. Siempre le digo a mi mamá que sus amores son sus varones: "Fuiste mejor mamá de varones", le dijo, y ella me responde: "Es verdad". Pero sí, había espacio.

Julieta Ortega junto a su papá
Julieta Ortega junto a su papá

—Estás en un gran momento: enamorada, mamá, llena de proyectos. Si salió todo genial y hablamos en cinco años, ¿cómo te voy a encontrar?

—Ay, espero que bien. Viva y bien (risas). Pienso mucho en eso también.

—¿La fantasía de morirte?

—Es que estamos y mañana no estamos, y se nos muere gente cercana todo el tiempo. Espero que bien y con proyectos, es lo único que te mantiene vivo y contento y entusiasmado y soñando.

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