Todo puede cambiar de un momento al otro. Así le pasó a Guido Süller en el 2009 cuando un joven cordobés de 20 años, Marcos Tomás Loyola, lo contactó por Facebook para decirle que era su hijo, fruto de un encuentro fugaz del mediático con una mujer de nombre María en Cosquín.
El hermano de Silvia, que a sus 48 años tenía su vida realizada, le abrió de inmediato las puertas y se ilusionó con la idea de tener un hijo. Desde ese día hasta hoy muchas cosas pasaron entre el ex comisario de a bordo y Tomasito: exámenes de ADN, peleas y un juicio por desalojo. El lunes, los "ex padre e hijo" abrirán una nueva etapa y firmarán la libreta roja. ¿Cómo pasaron de "la chechona" al casamiento?
El comienzo…
Según el mismo Guido contó, cuando el joven se contactó con él para decirle que era su hijo, pensó que lo estaba cargando, pero atando cabos recordó que solía pasar los veranos de su juventud en Cosquín y que por aquellas épocas era bastante mujeriego. Realidad o sugestión, el parecido entre ellos se empezó a hacer cada vez más fuerte, tenían el mismo pelo y formas muy similares de vestir y hablar.
El arquitecto estaba feliz, al fin podría formar una familia y tener el hijo que no había podido tener. Sin embargo, esa ilusión se desmoronó cuando meses más tarde se conocieron en el programa de Chiche Gelblung los resultados de ADN: no había relación filiatoria entre ellos. Aún así, Süller mantuvo la relación con quien ahora sería su "hijo del corazón".
Por conveniencia mediática o por amor, aún sin lazos de sangre, ellos decidieron continuar su relación de padre e hijo y para recuperar el tiempo perdido, Guido dijo que lo cuidaría y hasta que le daría la "chechona" (leche). Incluso hicieron un tema musical juntos con ese nombre.
Al año siguiente fueron al Registro Civil para iniciar los trámites de casamiento, pero la Ley de Matrimonio Igualitario aún no había entrado en vigencia: "Me uniré civilmente con Tomasito. Dado que la adopción es demasiado engorrosa y además es mayor de edad, preferimos recurrir a esa figura legal para que pueda tener la obra social de Aerolíneas, que contempla una serie de beneficios como pasajes de avión para distintos lugares del mundo", había dicho en ese momento el ex cuñado de Soldán.
La idea quedó en la nada, pero la relación entre ellos se hizo cada vez más fuerte y en el 2012, cuando Tomy entró a Gran Hermano, le dijo a Guido por primera vez "Te amo papi" al despedirse, según ellos mismos contaron.
El hijo que voló del nido
Durante el 2012 y el 2013 Tomasito vivió en la casa de Guido y más adelante se mudó a un departamento que Süller le alquilaba, pero de a poco se fueron distanciando y el acuerdo terminó mal.
Según contó el dueño del departamento, ellos habían quedado (aunque no firmaron contrato) que el joven cordobés pagaría 1.500 pesos por mes en concepto de alquiler. Sin embargo, el dinero nunca llegó y el mediático intentó desalojar a su hijo del corazón a través de la Justicia.
"El flaco se adueñó de mi propiedad y es la inversión de mi vida. No tengo otra cosa. El tipo debe todo, no pagó nunca nada. No trabaja, se la rasca a cuatro manos, va de boliche en boliche y se tranza tipos. Él tuvo una vida cinco estrellas a mi lado. Es un desagradecido", decía en ese entonces el ex Susanao, furioso en televisión.
El cordobés no se quedó atrás y también se apoyó del plano legal para hacerle juicio a su ex papá por calumnias e injurias.
A fin de año Guido atravesó uno de los momentos más difíciles de su vida cuando casi pierde la vista por un problema neurológico. Fue operado varias veces, pero el hecho dejó secuelas, incluso fue por eso que se tuvo que jubilar anticipadamente de Aerolíneas.
Ni siquiera ver a su compañero sufriendo aplacó a Tomasito, que realizó polémicas declaraciones: "Me da lástima que se haya convertido en alguien inestable como la hermana", había dicho e ironizó al llamar "familia Ingalls" a los Süller.
Los problemas de salud, la distancia o la soledad, no se sabe cuál fue el factor que hizo que tiempo después, en el 2015, decidieran empezar a dejar sus diferencias de lado y recomponer muy lentamente su relación: "A mí me parece que Tomasito nunca me amó, estoy hablando de un amor paternal no de pareja. Me levantó el juicio por todas las cosas que supuestamente había dicho de él", se lamentaba Süller en los medios.
De padre e hijo o de pareja, ¡qué importa si es amor!
"Se portó muy mal conmigo.., muy. Pero no puedo evitar seguir queriéndolo. Es mi último referente afectivo", escribió en el 2016 Guido, que con el tiempo pudo perdonar y entender al joven. Sin rencores, pero no por eso amigados, la reconciliación definitiva llegó recién en mayo del año pasado, en el cumpleaños del mayor de ellos.
"Aunque nunca fuimos pareja, nosotros nos llevamos bien, fuimos una relación paternal, yo lo controlaba mucho y a él eso no le gustaba", dijo el ex Susano, feliz de volver a estar con su compañero y aclaró que si se casaban, sería para que el cordobés pudiera heredarlo, ya que él no quería dejarle nada a sus hermanos.
El momento llegó y el lunes firmarán la libreta roja en el Registro Civil de Escobar y luego darán un almuerzo para los amigos y familiares.
Nunca fueron pareja (ellos mismos se encargaron de derribar el mito), mucho menos padre e hijo. Tampoco se sabe a ciencia cierta de dónde salió Tomasito, si efectivamente Guido estuvo hace tres décadas con su mamá, o si fue un oportunista que quería estar en los medios. Lo cierto es que encontraron apoyo, compañía y amor el uno con el otro, se quieren y el casamiento es la forma de sellar ese cariño que se tienen, tanto afectiva como legalmente. Después de todo, y como desde un principio, poco les importa lo que piensen los de afuera.
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