Había un salón decorado, lista de invitados célebres, regalos en camino, un vestido soñado, un traje elegante, damas de honor, una torta de boda en preparación. No faltaba nada. O casi. Ocurrió que la novia, a tres días de la fecha elegida para dar el sí, se arrepintió. Y decidió escapar, con un amigo muy cercano.
La escena podría ser parte de la infinita lista de películas románticas que protagonizó (de hecho, se trató casi de una profecía, porque ella misma llegó a interpretar situaciones similares varias veces cuando protagonizó Novia fugitiva, en 1999) pero ocurrió en junio de 1991 cuando Julia Roberts "plantó" a su prometido de ese momento, el reconocido actor Kiefer Sutherland. El episodio fue uno de esos hitos memorables de Hollywood y shockeó entonces al público, que lo siguió con atención como si se tratara, justamente, de una película.
En los medios de la época no se hablaba de otra cosa, incluso varios llegaron a llamarla "la boda de la década". Se trataba de dos estrellas muy queridas y populares, de apenas 23 años, que escapaban de los flashes de los fotógrafos cuando se conoció que vivían un romance apasionado.
Roberts y Sutherland se conocieron durante el rodaje de la película Línea mortal, que los tuvo como protagonistas junto a otra estrella de Hollywood, Kevin Bacon. Ella era la joven que encandilaba a todos desde la pantalla grande -no en vano se ganó, con los años, el mote de La Novia de América-; él impactaba al público como una suerte de personaje recio de las películas de acción.
Apenas la prensa supo que entre ellos había más que una simple amistad laboral, la persecución por tener la foto de los actores juntos no cesó. Tampoco los comentarios sobre la relación en la que, según las revistas de la época, no faltaron celos, desencuentros y algún que otro rumor de infidelidad.
Poco antes de su romance con Sutherland, Roberts había terminado su relación con otro actor con el que había compartido sets de grabación, Liam Neeson. Pero aquel noviazgo no prosperó y la estrella de Mujer bonita se enamoró de quien años después fuera conocido como el protagonista de la vibrante serie 24. Sutherland, por su parte, poco antes de enamorarse perdidamente de Roberts, se había divorciado de su primera esposa, Camelia Kath.
Los actores mudaron juntos a la mansión de la actriz en Hollywood Hills. Cuando finalmente la pareja anunció que se casaría en junio de 1991, todo fue expectativa. Las revistas daban cuenta de los preparativos: los novios darían el sí en una ceremonia íntima, las damas de honor serían algunas de las amigas de la novia, entre quienes estaba su agente. Hasta se llegó a publicar el precio de los zapatos del exclusivo diseñador Manolo Blahnik que usarían quienes iban a acompañar a la actriz: 425 dólares cada par, hechos justo para la ocasión para que combinaran con los vestidos verdes que iban a usar.
Sin embargo, tal como reconstruyeron más adelante los medios, a pocos días de la fecha anunciada, todo cambió. En pleno ascenso de la carrera de ambos, y con varios compromisos laborales, en los meses previos a la boda trunca Roberts y Sutherland fueron vistos solos en algunos lugares públicos, algo que sorprendió a todos en su momento. De hecho él mismo se alquiló una suerte de departamento "de soltero" en Los Ángeles, algo que levantó sospechas de todo tipo. Cada tanto, sin embargo, se mostraban en público, siempre sonrientes y apasionados.
"La ruptura pudo haber tomado a Hollywood por sorpresa, pero había signos previos que indicaban que el romance estaba en problemas. Quizá el episodio más importante ocurrió en febrero, cuando Kiefer, quizá por una discusión (…), se fue por un tiempo de la casa de Julia y se registró en un hotel barato en Hollywood. Con los días, él fue visto varias veces en compañía de Amanda Rice, una bailarina a gogó de 24 años que actúa en el club nocturno Crazy Girls bajo el apodo de Raven", reconstruyó la revista People apenas se conoció la cancelación del casamiento. Rice llegó a hablar con distintos tabloides y medios sensacionalistas y a decir que, en sus charlas, el actor describía a Roberts como "una princesa de hielo".
Había, además, un personaje que según las revistas estadounidenses provocaba discusiones de pareja con frecuencia, el actor Jason Patric. Al parecer, Sutherland no quería que el joven, en aquel momento amigo de ambos, fuera invitado al casamiento, pese a la insistencia de Roberts.
A pesar de todos estos roces y conflictos mediáticos, los planes para la fiesta no se detenían. Entre otras cosas, los novios habían encargado una torta de boda muy especial: tendría "forma de pavo relleno" casi como una broma, porque Sutherland quería servir ese plato durante la cena pero la actriz prefería otro tipo de comida para la gran noche.
Con los preparativos en marcha, el vestido de la novia listo -el diseño incluía un truco que lo hacía convertirse en una minifalda para la fiesta posterior- y los invitados preparados para una boda memorable, el 8 de junio de 1991, tres días antes de la fecha estipulada, el destino de la pareja se modificó para siempre.
Ese día Roberts huyó a Irlanda, justamente acompañada por Jason Patric. Aunque intentaron disimular que estaban juntos, un recepcionista del hotel donde se alojaron habló con los medios. La actriz y su amigo fueron entonces a refugiarse a la casa de campo de Adam Clayton, el bajista de la banda U2.
La cancelación de la que iba a ser "la boda de la década" impactó a todos. Los agentes de Sutherland y Roberts primero hablaron de una "postergación" pero, tiempo después, la decisión fue definitiva. No había vuelta atrás.
Según señaló en una entrevista con la revista española Icon el biógrafo de Julia Roberts, Mark Bego, "aquella ruptura contribuyó a forjar el personaje público de Julia; tras resurgir de las cenizas comercialmente (con El informe pelícano, en 1993) confirmó que era una mujer implacable en su vida y en su trabajo". A su vez, según el experto, el episodio la marcó emocionalmente. "Aquella humillación pública la acomplejó", apuntó.
Iba a pasar mucho tiempo hasta que la estrella de Hollywood encontrara, finalmente, una relación estable y los medios no dejaron de reflejar los vaivenes de su vida sentimental. En 1993 la actriz se casó con el cantante Lyle Lovett, pero se separaron dos años después. Durante la década de los '90 la vincularon, entre otros, con los actores Ethan Hawke, Matthew Perry y Daniel Day-Lewis.
En 2002 la estrella de Hollywood se casó nuevamente, esta vez, con el camarógrafo Danny Moder, quien se convirtió en el padre de sus tres hijos. Desde entonces, en las pocas entrevistas que brinda la artista asegura que, pese a que llevan mucho tiempo juntos, siguen enamorados "como el primer día".
De aquella boda trunca con el protagonista de 24 Roberts no volvió a hablar. Quien sí lo hizo fue el propio Sutherland, que en más de dos décadas después se refirió a aquel episodio durante una entrevista. "Éramos jóvenes y estábamos muy enamorados. Teníamos muy claro que casarnos era una gran idea, pero todo el revuelo que causábamos acabó entrometiéndose en nuestro camino", dijo y elogió la "valentía" de su ex novia al tomar aquella decisión.
En 1996, cinco años después del "plantón" el actor británico volvió a enamorarse y se casó con Kelly Winn. Pero el matrimonio duró poco menos de ocho años: la pareja firmó sus papeles de divorcio en 2004.
En las últimas horas se conoció que Designated Survivor, la serie producida por Netflix que cuenta con Sutherland como protagonista, ya no tendrá nuevos episodios. Para el actor no hay sorpresas. No es la primera vez que sufre una cancelación repentina.
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