Dave Mustaine, líder de Megadeth, improvisó un recital en una calle de Mendoza

Sentado en las escalinatas del Hotel Park Hyatt, donde se aloja en sus vacaciones, y con una guitarra prestada en el regazo, el cantante deleitó a sus fanáticos con un pequeño show acústico

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No todos los días uno se cruza con un referente mundial de la música, en una vereda más de una ciudad cualquiera de la Argentina. Ese día fue este viernes, esa vereda fue la de un lujoso hotel, y la ciudad, Mendoza. ¿La estrella? Nada menos que Dave Mustaine (56), fundador de Megadeth, una de las bandas metaleras más populares del mundo.

El cantante y guitarrista norteamericano llegó el miércoles a la provincia cuyana para, según las versiones, realizar una inversión en una bodega local, como tiempo atrás hizo su colega Bono, de U2. Amante del buen vino, Mustaine recorrió Valle de Uco, Luján y Maipú.

Incluso en su cuenta de Twitter habló sobre su visita. "¿Qué estás haciendo aquí?", le escribió en inglés un fanático argentino. "Mirando vinos, comiendo buena comida y celebrando la vida en uno de mis países favoritos", respondió el frontman de Megadeth, la banda norteamericana que es recibida por estas tierras como en ningún otro lugar.

Dave siempre se desplazó en una combi, y escoltado por custodios fornidos y de escasas palabras. Pero lejos del divismo, permitió el contacto con sus admiradores. Así fue como este viernes salió a la puerta del Hotel Park Hyatt con la guitarra bajo el brazo, se sentó y saludó a los jóvenes que hacían guardia en la entrada.

Repletos de esperanza, los fans mendocinos esperaban un saludo de lejos, algún guiño, una selfie como máxima recompensa. Pero se encontraron con un pequeño show acústico e íntimo, al aire libre, en una vereda cualquiera y con una estrella que no es una más.

Tras confirmar que eligió ir a Mendoza "por el vino", el músico invitó: "¿Quieren que cante algunas canciones? Yo sé que ustedes pueden cantar". "¡Queremos escucharte!", le retrucaron. Y al grito de "¡Megadeth, Megadeht, aguante Megadeht…!", una vez más el público hizo sentir a Mustaine -quien tocó con la guitarra criolla que le prestó Felipe Staiti, de Los Enanitos Verdes– como en su casa.

En rigor, no está tan lejos de serlo.

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