Se hizo conocida en 2002 por interpretar a Felicitas Mitre en Rebelde Way, de Cris Morena. Pero en 2005 Angie Balbiani (35) se distanció de la televisión hasta que su cara familiar volvió a aparecer en las redes acompañando a su amiga Pampita Ardohain.
Hoy, Balbiani se encuentra en un gran momento profesional y personal. Pampita Online, el ciclo donde se desempeña como panelista, está teniendo mucha repercusión en Telefe. Y además, poco tiempo atrás se puso en pareja, y se siente una súper mamá de su hijo, Benjamín.
—¿Por que decidiste dejar la actuación para dedicarte al periodismo?
—Es muy loco, pero siempre tuve muy claro que quería hacer esas dos cosas. Cuando terminé el colegio empecé a hacer el ingreso a Periodismo en la UCA, y paralelamente el ingreso a la Universidad del Salvador en Arte Dramático. Cuando me di cuenta que iba a ser imposible sostener las dos cosas me volqué por la actuación, y por casualidad a los dos años entré a un casting de Cris Morena. Cuando eso terminó, quise volver al periodismo, y me metí a estudiar con un bebé chiquito. Por eso fui haciendo la carrera muy paulatinamente.
—¿Entraste de casualidad al casting de Cris Morena?
—Sí. Tenía que juntarme a estudiar con una amiga y me pidió que la pasara a buscar por Endemol: "Estoy haciendo un casting", me dijo. Es la típica historia que todo el mundo dice "Sí, me pasó a mí". Me acuerdo que cuando llego a Endemol había un montón de chicos en la puerta, pero ella no estaba. Me acercó a una chica con una carpeta y le digo: "Mirá, estoy buscando a mi amiga". "¿No querés pasar a hacer el casting?", me dijo. "Dale, bueno". Y pasé con una frescura como si nada, porque no iba preparada, no tenía nervios, no tenía nada. Así me pasó casi todo en la vida, hasta las cosas buenas.
—¿Sufriste muchas críticas trabajando con Cris Morena?
—Adentro del trabajo sí; afuera, poco. No tenía mucho tiempo para salir: trabajábamos de lunes a sábados 12 horas. Salías sí sabiendo que te iban a enganchar, pero yo lo hacía con mucha alegría.
—¿Te perdiste algo esa etapa?
—No, para nada. Lo disfruté un montón. Obviamente que son tus 20 años y a lo mejor te perdés la voluntad de salir a la noche con amigas después de haber laburado todo el día, pero creo que valió la pena. No me arrepiento de nada.
—Y las críticas del trabajo, ¿de quiénes eran?
—De compañeros. No todos, obviamente. Es muy loco que estando en un grupo tan armado, en el que convivís todo el tiempo, haya críticas tan duras respecto de los otros personajes, ¿no? Yo hacía el personaje de una chica con sobrepeso, y había dos o tres compañeros que constantemente hacían hincapié en eso, que me decían que era fea. Era desagradable. Viéndolo hoy, y teniendo un hijo, pienso que si le pasa eso a mi hijo, me muero. Pero en ese momento lo viví como algo natural. Triste pero real.
—¿Pero en algún momento te la llegaste a creer? ¿Criticaban al personaje o criticaban a Angie?
—Nunca me lo llegué a creer. Y además, cuando una persona no me va, no me va. Soy muy empática, muy, muy, muy, y cuando siento el puñal… Es que como que no me vas, y no me vas. No me pasa con mucha gente pero sí me pasó con estos compañeros. Me acuerdo que una vez había una revista del programa, y les preguntaron quién es la más linda del elenco.
—Una típica pregunta adolescente.
—Es una pregunta para hacerte cargo de la respuesta o decir "No me gusta ninguna en particular". Y la respuesta fue: "No sé quién es la más linda, pero sí quién es la más fea". Y dieron a entender que era yo. No me considero una chica fea, no tengo complejos, pero me acuerdo que lo encaré y le dije: "Si vos tenés la posibilidad de dar una nota, ¿qué necesidad tenés de hablar de mí?". Pero bueno, eran muchas presiones para todos, y no todos estábamos en la misma circunstancia. Lo entendí con el tiempo. Y la verdad que no me quitó disfrute.
Veo que a Sol Pérez, compañera mía, la golpean mucho en las redes. La siguen, y sin embargo le tiran comentarios muy negativos
—¿Hoy te pasa lo mismo?
—La presión es más alta, la exposición es mayor. Hay mucho más encendido a partir de las 19. La gente llega de trabajar y prende la tele. Y sí… ¿Sabés qué es lo más loco? Que la mayoría de las críticas son de las mujeres, porque los hombres, que dentro de mis redes son un porcentaje bajo, son súper amorosos. Las mujeres son las que radican su miseria y escriben. Como también hay millones de chicas que son maravillosas. A ver, estamos hablando de un porcentaje mínimo, pero un porcentaje que en un día sensible, duele y molesta.
—¿Leés los comentarios?
—Yo leo y contesto todo. De todas las ramas del periodismo, lo que más me gusta es el contenido en redes sociales. Estudié, me interesa. Me parece que la red social une tanto como desune. Y me parece que si tengo una página de Instagram que utilizo, me parece que es lógico contestar.
—¿Qué te critican?
—Últimamente es una que me da risa: que estoy vieja. Y el tiempo le llega a todos, así que mucho no me preocupa. Creen que el dolor o que la crítica pasa por decirme que soy amiga de Pampita. Y me lo han preguntado en notas: "¿Te molesta ser la amiga de Pampita?". No, para nada. Como tampoco me molesta ser la mamá de Benjamín cuando voy a la puerta del colegio. O sea, no soy menos periodista o menos persona por ser amiga de… o la madre de… Creo que están proyectando en mí algo que les molesta o les molestaría a ellos. Y la verdad que por ahí no es.
—¿Esto lo tratás en terapia?
—Sí, mucho, mucho. Soy muy de investigar: no me gusta no entender por qué me pasan las cosas, desde un mal humor a la mañana hasta cualquier inquietud que tenga. Decir "¿Por qué me pasa esto a mí?". Y antes de echarle la culpa a otro, me voy a fijar en qué fallé yo y hacerme cargo. No soy la madre Teresa de Calcuta, que no se entienda mal, pero siempre trato de ver primero cuál fue mi error. Y trato de enseñarle eso a mi hijo porque me parece que uno de los valores más grandes es hacerse cargo.
—¿Cómo te ves vos misma?
—Igual, la gente va a ver lo que quiera… No sé, me considero una persona tranquila. Estoy medio loca, pero loca sana. Trato de ser lo mejor que puedo en lo que hago, aunque es muy difícil igual conformar a todo el mundo. Creo que lo que más me importa en este momento es convencerme yo que lo que estoy haciendo me deja dormir en paz. Porque si uno trata de conformar a todos vive en una inestabilidad total. Me río porque me acuerdo que el otro día una chica me escribe en Instagram: "Si te operaras la nariz serías la chica más linda de Argentina". Obviamente, no me voy a operar la nariz, pero entonces pensaba que si me opero la nariz, a otro no le va a gustar cómo me quedará la nariz operada.
—¿Y cómo tomás eso?
—Mi nariz está confundida todavía. No, a ver, te repito: soy grande. Pero no sé cómo impacta esto en gente más chica, en los influencers. Me parece que hay que ser muy cauteloso. También me cuesta pensar en la persona que ve una imagen y decide… ¿Cuánto odio hay que tener para escribirle algo negativo a un perfecto desconocido? Porque al fin y al cabo, por más que trabajemos en los medios, somos desconocidos.
—¿Notas estas críticas con tus compañeras de Pampita Online?
— Si. Por ejemplo, veo que a Sol Pérez la golpean mucho. La siguen, y sin embargo le tiran comentarios muy negativos. La gente no termina de entender que es una red social a la que uno puede acceder, entrar y salir cuando quiera. Y creo que también los que somos partícipes, del otro lado, tenemos que entender que va a haber gente que hable así, que te bardee y… Nada. Por suerte igual vengo zafando de mi hijo, porque mi hijo tiene 10…