Grande Pá! fue una de las tiras más exitosas de los 90 y llegó a superar ampliamente los cincuenta puntos de rating en Telefe, en ese entonces dirigido por Gustavo Yankelevich. Sin embargo, su protagonista, Arturo Puig, tuvo varias dudas antes de aceptar el papel y el director de programación de la emisora ya tenía el nombre de otro exitoso actor para convocar, que recién casi tres décadas después reveló. Además, en medio de la emoción el productor contó que su hija Romina Yan, fallecida en el 2010, se le aparece a través de señales.
"Le dije 'Arturo, no tengo más tiempo, tengo otro actor para hacerlo, necesito que me digas si lo vas a hacer o no. Te doy 48 horas'", contó Yankeleich en En diálogo con Longobardi, por CNN, y siguió: "Me llamó y me dijo que lo haría por mí; le dije que no, que lo hiciera por él. Fue el éxito más grande de la televisión, 64 puntos de rating".
No se trataba de una amenaza, de verdad el productor ya tenía pensado otro nombre ante una posible negativa de Puig: "Nunca lo dije y él no sabe. Es un artista de mucho éxito en su carrera, no le hubiera cambiado la vida porque hubiera tenido éxito igual".
"El caso ya caducó, ¿lo podés decir?", preguntó el conductor, expectante, a lo que por primera vez el ex gerente de programación reveló: "Bueno, un actor de mucho éxito en Argentina, (Guillermo) Francella. Pero él nunca lo supo, es la primera vez que lo digo".
El productor estuvo a cargo de la emisora durante una década y decidió alejarse cuando empezó a sentirse desmotivado: "El canal estaba primero en audiencia y sentí que era el momento de irme. Pensé: son diez años, es un buen número, un número redondo, no estoy motivado; cuando empieza a bajar la pasión, y te das cuenta, tenés que tomar una decisión grande o fuerte".
"Y voy a decir algo que nunca dije: hipocresía hay en todos lados, en todo el mundo, en todos los ambientes. Pero cuando le empezás a ver la cara a la hipocresía muy seguido te hace daño a la salud. Y yo sentí que entre mi desmotivación y que estaba viendo mucha hipocresía alrededor mío, decidí irme", agregó al respecto.
El 28 de septiembre del 2010 Gustavo sufrió la mayor pérdida de su vida, la muerte de su hija Romina Yan. De ahí en más, al productor le quedó lo que él llama "agujero negro", un dolor irreparable que solo consigue menguar con las señales que su hija le manda.
El primero de los mensajes de la actriz a su papá fue a los pocos días de partir: "Los dos hacíamos terapia con la misma analista. Cuando falleció Romina, ella hacía 17 años que se analizaba con Mary y yo 14, tres días antes de que muriera había estado con ella físicamente casi cinco horas. Me dijo cosas que para mí eran como de un día más, pero cuando falleció fueron como dictámenes".
Luego, continuó recordando: "Romina me dijo que me quería contar algo muy bueno, me fui y falleció, no me lo llegó a contar. A los cuatro días de su muerte tuve un sueño de punta a punta con una nitidez… me desperté, lo escribí, yo no paraba de llorar. Me tocó sesión con Mary, le conté el sueño y ella me dijo que era eso lo que Romina me quería contar. Lo digo y se me paran los pelos, ese día llegué a casa, seguí llorando con la felicidad de decir 'no te perdí'".
En los momentos de angustia, su hija le manda señales: "Hacía seis meses me había olvidado del agujero negro, sí extrañaba, pero un día, estando en Florencia, de la nada me levanté con ese vacío. Le hablé a Ro, como tantas veces, y le dije que no podía más, que me ayudara. Fui con mi mujer a la estación de tren, de golpe escucho 'señor Yankelevich' y viene una señora divina, me saludó y me preguntó cómo estaba y le dije que mal, pero que ahora que la veía empezaba a estar mejor, le pregunté si era de acá y me dijo 'no, estoy de paso' y me dijo que tenía dos hijas de 10 y 11 que todas las tardes merendaban mirando Jugate Conmigo, que cuando quedó embarazada, sus hijas le pidieron que a la beba le pusiera Romina, por mi hija".
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