"Y dale alegría, alegría a mi corazón. Es lo único que te pido al menos hoy…".
Eran las 23:35 del domingo, ya habían pasado dos horas y 20 minutos de show, y Fito Páez, Fabiana Cantilo y la banda de músicos no paraban de cantar con el público "Y dale alegría a mi corazón", la exitosa canción que emociona a los argentinos desde hace casi tres décadas. Una de las tantas de este extraordinario artista.
¿Y Fito le dio alegría al corazón de la gente en el Luna Park? Claro que sí. Fueron dos noches de emociones y reencuentros. Emociones porque resultaba difícil contener alguna lágrima cuando arriba del escenario Páez y Cantilo cantaban a dúo "Brillante sobre el mic" en medio de un Luna iluminado por miles de teléfonos celulares. Y también de reencuentro porque el rosarino volvía a presentarse en Buenos Aires.
El show del domingo (el segundo y último en el Luna) comenzó a las 21:15 y combinó algunos de los grandes éxitos de la carrera de Páez con canciones de La ciudad liberada, su último disco.
Vestido con un saco azulado, Fito comenzó el recital a puro rock con una versión instrumental de "Ciudad de pobres corazones". Luego interpretó tres canciones de La ciudad liberada: la que lleva el nombre del álbum, "Aleluya al sol" y "Wo Wo Wo". Antes de esta última, presentó a Fabi Cantilo y se produjo la primera gran ovación de la noche.
"Anoche fue muy arriba. Siempre me gusta que el segundo se mejor", lanzó Páez antes de empezar a cantar algunos de los clásicos. Llegó el turno de la bella "11 y 6" y pegadita salió la rockera "Naturaleza sangre" para demostrar que Fito y su banda pueden pasar de un clima a otro casi como si nada.
Con ese ánimo de combinar las canciones "históricas" con piezas de su último trabajo, continuó con "Tu vida mi vida" -otro tema del último disco que ya tiene a todos cantando y promete ser un clásico en los próximos años-, y con "El ataque de los gorilas", una canción en la que habla de su pelea con un portero y hace toda una declaración de principios.
En el "Amor después del amor" se destaca Julieta Rada -hija de Rubén-; y en "Dos días en la vida" la joven corista y Fabi Cantilo se ponen en la piel de Thelma y Louise para hacer bailar a todos mientras Fito se queda en el piano.
Luego Paéz se retira del escenario y le deja el lugar a su amigo Coki Debernardi, quien se quedó unos minutos cantando sólo hasta que Fito volvió -vestido con una campera de cuero- para hacer, junto a Coki, "Polaroid de locura ordinaria".
Un párrafo aparte merece la banda de músicos que acompañó a Fito y que se mostró sólida de principio a fin. Diego Olivero se encargó del bajo, Juan Absatz hizo los teclados, Gastón Baremberg estuvo en la batería y Juani Agüero se destacó con su guitarra eléctrica.
Tras cantar con Coki, Fito volvió a la carga con más temas de su último álbum: hizo "Navidad negra", "Plegaria" y "Se terminó". En esa seguidilla intercaló canciones de protesta con una en la que derramó ternura: "Alguien me regaló esta canción para que le haga bien a tu corazón", le dijo a Fabi Cantilo en "Plegaria".
Después llegó el turno de la consagrada "Tumbas de la gloria" y de la nueva "La mujer torso y el hombre de la cola de ameba" para pasar a otro estreno: "Islamabad", tema en el que Fito apareció en escena rodeado de seis mujeres que en un momento determinado se quitaron el burka que llevaban puesto y comenzaron a bailar al ritmo de la canción.
En la recta final del show, volvió con los clásicos y el Luna estalló con "Circo beat", "Brillante sobre el mic", "Ciudad de pobres corazones" -ahora cantado- y "A rodar mi vida", momento en el que la gente revoleó su ropa. Esas cuatro canciones encaminaron el concierto hasta la pausa antes de los bises.
Fito calificó la noche como "inolvidable" y ya en los últimos temas -vestido con el saco azulado nuevamente y ahora con la camiseta de la selección abajo- interpretó "El diablo de tu corazón", "Mariposa tecknicolor" y "Dale alegría a mi corazón", tema que terminó cantando con todo el público.
Fue un gran show en todo sentido, el rosarino demostró nuevamente que es uno de los grandes del rock nacional y, una vez más, nos llenó de alegría el corazón. "Gracias a todos por dejarme vivir en sus corazones durante tantos años", dijo visiblemente emocionado. No, ¡gracias a vos maestro!
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