La tumba más visitada del Cementerio del Père-Lachaise en París, Francia, no es la de Oscar Wilde, ni la de Isadora Duncan; mucho menos la de Modigliani o la de María Callas. Jim Morrison es quien se lleva todas las flores, los cigarrillos y las botellas de alcohol, las dedicatorias de amor post mortem más sentidas y los secretos de turistas que llegan
provenientes de los cuatro puntos cardinales. Si se unen la juventud, la muerte y el talento, el ídolo se convierte en leyenda: eso es lo que ocurrió con el cantante de The Doors.
Cuando los fanáticos del rock de los 60 aseguran que no hubo década como aquella, tienen fundamentos. Si bien hay dignos sobrevivientes como The Rolling Stones o Bob Dylan, muchos fueron los grupos que en un tiempo súper acotado hicieron magia. The Doors es un ejemplo perfecto: bastaron poco más de cinco años de actividad para dejar una marca indeleble en la historia del rock mundial. L.A. Woman es el último disco que hizo el cuarteto con Jim Morrison a la cabeza, seguido del tecladista Ray Manzarek, el guitarrista Robby Krieger y John Densmore en la batería.
"Son un puñado de esclavos y dejan que les digan lo que tienen que hacer. ¿Cuánto tiempo más van a dejarse controlar? No hay reglas, no hay leyes. Hagan lo que quieran", les dijo Morrison a los 14 mil presentes (aparentemente la capacidad estaba excedida en un 100 por
ciento) el 1 de marzo de 1969 en el Dinner Key Auditorium en Miami, Florida.
Un ratito antes había contado que él había nacido muy cerca de ahí, en Melbourne, y un ratito después decidió bajarse el cierre del pantalón y mostrar sus partes íntimas. Lo que siguió a continuación no les sorprenderá: se lo llevaron preso por exhibicionismo y ebriedad en la vía
pública, entre otros cargos.
Ese show era el primero de una gira de 20, que recorrería diferentes ciudades de su país natal: Estados Unidos. Pero James Douglas Morrison la había embarrado otra vez, así que volver al estudio podía ser un modo de encauzar al grupo. Volver al blues, también, así que allá fueron los cuatro, primero a editar Morrison Hotel (en 1970) y luego L.A. Woman (1971), el último disco en el que Jim Morrison puso su voz, su lírica y su energía.
Tres meses después de la salida de este último álbum, y lejos de Los Angeles, aparecía muerto en una bañera de hotel, mientras su novia Pamela Courson dormía. Por suerte la música no muere y aquí van diez puntos para tener en cuenta la próxima vez que alguien le dé play a L.A. Woman.
1. El productor Paul Rothchild dijo que este disco "iba a ser un desastre". "Fui a muchos ensayos y especialmente Jim estaba muy aburrido", recordó tiempo después, como se puede ver en el documental The Doors: Mr. Mojo Risin': The Story of L.A. Woman, quien fuera el productor de sus cinco discos anteriores. Acordó pasar un rato con ellos, escuchó algo y se fue. Luego los convocó para un nuevo encuentro y los volvió a escuchar. "¡Tocamos muy mal!", reconoció el tecladista Ray Manzarek. Al parecer fue así, ya que Rothchild dijo sin tapujos: "Este álbum va a ser un desastre". Después admitió que les tenía cariño, pero que eso no iba a funcionar. En ese momento, los Doors decidieron que la producción de ese disco tenían que hacerla ellos mismos.
2. No fue grabado en un estudio, sino en la sala de ensayo del grupo. Todo sucedió en Los Ángeles, más precisamente en la esquina de La Ciénega y Santa Mónica. Tras la partida de Rothchild, el grupo pensó en su ingeniero de sonido de confianza, Bruce Botnick, como coproductor. Él fue quien les propuso trasladarse a un espacio que no fuera el estudio de
grabación, un lugar en el que se sintieran más cómodos, como el local donde ensayaban siempre. "Nuestra música estaba impregnada en esas paredes", recordó el baterista John Densmore.
3. "Crawling King Snake" es una versión de un tema que popularizó John Lee Hooker. Jim Morrison amaba el blues y se sentía un bluesman. Por eso para este disco echó mano a una vieja canción de uno de sus referentes. "Yo soy el rey serpiente arrastrándose y yo controlo mi guarida", canta emulando a uno de los más grandes del blues. Según La Gran Enciclopedia del Blues (de Gérard Herzhaft), Hooker tomó como ejemplo una versión grabada por Tony Hollins, aunque fuera Big Joe Williams el primero en dejar registro discográfico de este delta blues que nació durante la década de 1920.
4. Las canciones de The Doors eran composiciones grupales. "La mayor fuerza de The Doors como compositores es que no eran compositores individuales que venían con su tema, se consideraban una banda que componía junta", dijo David Fricke editor de la edición
estadounidense de la revista Rolling Stone en el documental Mr. Mojo Risin'.
5. En L.A. Woman toca el bajista de Elvis Presley. Bruce Botnick (coproductor del disco) trajo a Jerry Scheff, que tocaba el bajo en la banda de Elvis Presley. Dicen que Morrison estaba feliz y decía: "¿El bajo de Elvis tocará conmigo? ¿Estará con nosotros?". Él fue el culpable las líneas de bajo que se destacan en L.A. Woman, canción homónima del disco. Scheff desarrolló una interesante carrera en la que compartió escenarios también con Elvis Costello, Roy Orbison y Bob Dylan, entre otros.
6. Mr. Mojo Risin´ es un anagrama de Jim Morrison. Sobre el final del tema "L.A. Woman", Jim repite en tono casi hipnótico: "Mr. Mojo Risin'". Este anagrama de Jim Morrison fue otra manera de jugar con las letras y crear un nuevo lenguaje. "Mojo" es un término que viene del blues y que está ligado directamente a lo sexual. Más tarde, el baterista John Densmore contaría: "¿Y si acelero un poco el tiempo? ¡Es como un orgasmo!". La canción, compuesta casi por completo en el estudio, es una de las más sensuales del disco.
7. Jim Morrison no estuvo presente en la mezcla del álbum. Durante los primeros meses de 1971 el cantante decidió viajar a París junto a su novia y no participó de la última etapa del álbum. Sus compañeros de banda lo vieron confundido, pero entendieron que eso era lo que necesitaba en aquel momento. Ir a la capital francesa con Pam era todo lo que quería, y sentía que el disco ya estaba terminado.
8. La mayoría de las voces fueron grabadas en el baño. Con su micrófono en la mano, el cantante se trasladaba al toilette y desde allí grababa algunas de las voces que luego se mezclarían en el disco. Al parecer, el desorden de la sala en general y la buena acústica del baño hacían que Morrison prefiriese ese espacio por sobre otros del lugar.
9. Una hipótesis asegura que Morrison fingió su propia muerte. El tecladista Ray Manzarek publicó en 1991 la novela The Poet In The Exile (El poeta en el exilio), basada en la teoría (bastante loca) de que Morrison fingió su muerte en París para poder vivir una nueva existencia en el anonimato. El protagonista del libro recibe una postal de un amigo que lo invita a reunirse en una isla del Océano Índico, donde ha desarrollado una nueva identidad. Pam murió por sobredosis en 1974, ¿formaría parte del plan o ya es demasiado?
10. "Riders On The Storm" está inspirada en "Ghost Riders In The Sky". La canción que canta Vaughn Monroe en el clásico western tiene la base del tema que mezcló jazz y country. Los jinetes fantasmas fueron cambiados por jinetes en la tormenta. Manzarek, que murió en 2013 a los 74 años, aseguraba que los últimos susurros de Riders On The Storm provienen del más allá, y que de un modo premonitorio es Jim adelantándose a su fin inminente.
Por Marianela Insua Escalante
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