¿Cuánto puede decirnos la foto de perfil de la cuenta de Twitter de Dan Piepenbring, redactor del mítico semanario The New Yorker? Frío, no es su cara. Tibio, es un objeto. ¡Caliente! Tiene impreso un símbolo inconfundible y dice Prince. El disquete que eligió el escritor para ilustrar su perfil en la red social del pajarito es un indicio de lo que se viene y que en los últimos días reavivó la llama púrpura: las memorias del artista finalmente serán publicadas.
Esta semana -en la que se cumplen dos años de su muerte- el artista que nació con el nombre de Prince Rogers Nelson volvió a ser noticia. Es que su editora Esther Newberg, entrevistada por la revista Variety, confirmó que el esperado libro saldría para Navidad. También develó algunos detalles, como que llegaron a reunirse poco antes de la muerte del músico (falleció de manera inesperada el 21 de abril de 2016) y que se mantendría el título que habían barajado con él en vida, The Beautiful One.
Otro dato que trascendió es que la publicación estará a cargo de Spiegel & Grau, una rama de Random House, y que el lanzamiento sería mundial. Prince había dejado escritas nada más que 50 páginas en las que trabajó con la colaboración de Dan Piepenbring, por eso se especula que será él quien continúe con el trabajo iniciado. El periodo abarcado iría desde la infancia del icono de la música mundial hasta su show en el Super Bowl XLI de 2007, el evento que suele marcar un antes y un después en las carreras de los ídolos más afianzados.
"Prince ha subrayado a menudo la importancia de la transitoriedad, diciendo a su público que sus espectáculos debían ser solo para el recuerdo íntimo, y se resistió hasta muy entrada su carrera a grabar un concierto en directo. Y aunque algunas veces ha realizado versiones alternativas o ha aprovechado tomas previas descartadas, suele desechar los esbozos originales que llevaron al tema definitivo. Eso es cierto en el caso de muchos músicos, evidentemente, y genera conflictos entre el archivero y el artista, pero supone un dilema para cualquiera que escriba sobre él", dice el escritor Matt Thorne en su libro Prince.
Prince valoraba la magia de lo efímero, y sabía que dejando un escrito acabaría por convertirse en eterno
Thorne publicó la biografía no autorizada del creador de clásicos como "Purple Rain" y "Kiss" en 2012, que al no tener una contracara oficial, se convirtió en una de las más conocidas y respetadas… hasta ahora. Prince valoraba la magia de lo efímero, y sabía que dejando un escrito acabaría por convertirse en eterno. Como si desconociera que con su música ya había pasado a la posteridad hacía rato.
Sus canciones sin tiempo siguen siendo noticia aún hoy. El hit que popularizó Sinead O'Connor en 1990, "Nothing Compares 2 U", era de Prince.
Pero el músico no lo compuso para ella sino que se lo había enviado a la banda The Family (que él producía para su sello Paisley Park Records) que la grabó en 1985. La profunda melancolía que desgranan los versos "nada puede quitar esta tristeza, porque nada se compara, nada se compara a ti" recorrió el mundo en otras voces, pero fue ahora, en el segundo aniversario de su muerte, que llegaron para escucharse desde la garganta del ídolo.
Si bien Prince hizo el tema en vivo algunas veces, la versión grabada originalmente en estudio (antes que The Family y que O'Connor) nunca se había escuchado. Warner y los representantes legales del difunto son quienes lanzaron esta gema escrita, arreglada, interpretada y producida por Prince. El tema fue grabado por Susan Rogers en 1984, quien comentó al diario británico The Guardian: "Un día entró en una habitación con una libreta y, en una hora, apareció la letra de 'Nothing Compares 2 U'". También comentó que el músico no había querido mostrar la canción en su versión original "porque trataba de una experiencia personal que nunca había tenido".
El show business sigue atravesando el legado de Prince. Así como Warner tiene un papel fundamental en este lanzamiento que permite descubrir una cinta casi olvidada, también lo tuvo en 1993, al momento de convertir al artista en un símbolo. Fue justamente por un litigio legal que el estadounidense de Minnesota perdió su nombre artístico (¡el de pila!) para promocionarse como "El artista antes conocido como Prince". Recién en 2000 recuperó sus derechos, pero nada lo detuvo: siguió sacando discos. Incluso este traspié, lejos de quitarle identidad, hizo que su imagen trascendiera la barrera de las letras y de los nombres. Prince ya era un símbolo.
Se espera que el libro que saldrá a fin de año contenga secretos nunca revelados, pero este abril está echando luz sobre una de las vidas más interesantes y secretas del rock & pop mundial. Este fin de semana, por ejemplo, tiene lugar en Paisley Park (la mansión de Minnesota en la que Prince grababa y donde había desarrollado su propio sello discográfico) una celebración en la que pueden conocerse las instalaciones y gozar de numerosos shows. Las entradas para el evento que termina el domingo ya están agotadas, pero aún quedan pases VIP a poco más de 1000 dólares.
Prince murió a los 57 años por una sobredosis de analgésicos y, aunque parecía un caso cerrado, todavía quedan dudas del desempeño de los médicos. Viejas canciones vuelven a escucharse como si fueran nuevas. Su mansión es visitada como en los mejores días, cuando el músico era el rey de la fiesta y, según el libro de Thorne, rebotaba a más de una estrella en ascenso que se acercaba buscando fama.
Sus memorias… ¿hablarán de amores prohibidos? ¿Se expondrán secretos de alcoba durante sus dos matrimonios? ¿Mostrarán el sufrimiento por la muerte de su hijo recién nacido, en 1996? Para Tácito, "todo lo desconocido se supone maravilloso". En este caso será cuestión de recorrer estas nuevas páginas para encontrarse con las luces y las sombras de un hombre tan maravilloso como desconocido.
Por Marianela Insua Escalante
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