"Toda mi vida quise desarrollarme en esta profesión. Me he labrado mi propio camino a pulso, mucho trabajo, mucha constancia y mucho amor a este trabajo", dice Alba Flores, que a los 13 años comenzó a tomar clases de actuación para construir una trayectoria propia, personal, pese a formar parte de una dinastía de artistas española: es la nieta de Lola Flores. "Sin dejar de estar orgullosa de pertenecer a mi familia, siempre he querido ganarme mi sitio por mis méritos", avisa.
Si bien fue el éxito de La casa de papel lo que la catapultó al escenario internacional, Alba identifica su papel en Vis a vis como el punto de inflexión en su carrera.
Fue justamente en la serie que cuenta lo que sucede en una cárcel de mujeres donde conoció al guionista Alex Pina, que más tarde escribiría para ella el papel de Nairobi. Alba fue la única actriz de la serie que fue elegida sin realizar casting. Y su personaje instaló la frase "Empieza el matriarcado", que no estaba en los libros originales de la popular ficción.
—¿Ser parte de una familia tan reconocida hace que la vara esté muy alta?
—Es incomparable. Los tiempos de mi abuela eran otros, estaría mal comparar épocas que no tienen mucho que ver. Ya con las redes sociales y todo esto, ni te cuento. Y luego, yo he elegido una carrera que es algo diferente: mi padre, mis tías, mi abuela, hicieron una carrera más musical, y yo me he dedicado más a la actuación, si bien mi abuela hizo muchísimo cine. El objetivo para mí no ha sido equipararme ni tener tanto éxito como nadie, sino realizarme trabajando en lo que me gusta.
—En Argentina las series españolas están funcionando increíblemente bien. ¿A qué creés que se debe el fenómeno?
—En España hemos experimentado un salto cualitativo y cuantitativo en los últimos años. Hasta hace muy poquito no teníamos aquí las grandes plataformas de streaming. Con la llegada de Netflix y el cambio que trajo Movistar Plus, que es un canal de pago muy importante aquí y está produciendo muchísimas series, están abriendo producciones. Esto ha hecho que haya muchas más posibilidades para mucha gente que no podía trabajar, y le hemos cogido muchas ganas.
—El tiempo entre costuras, serie en la que participaste, también fue una gran puerta para algunos argentinos que empezaron a acercarse a este fenómeno.
—Sí, ese fue el principio de una nueva era porque hasta entonces la factura de las series en España no era equiparable a la del cine. A partir de El tiempo entre costuras se empezó a querer hacer una especie de cine para la televisión, aunque fuera en series. Fue el precedente de lo que luego ha pasado con todas las series que han seguido.
—¿Cuál de todos tus papeles es el que mejor te representa?
—Soy una mezcla de todos, diría, y de ninguno también. Todos tienen algo de mí y todos tienen algo de alguien que no soy yo.
—Hay algo divertido ahí de la actuación: esa búsqueda de jugar a ser quien uno no es.
—Hombre, esto es lo que a mí me fascina de esta profesión y lo que me divierte muchísimo. Te da la posibilidad pues de ver las cosas diferentes a lo que normalmente la mezcla de la vida o del carácter propio te lleva a hacer. Uno aprende mucho con eso.
—¿Te sorprendió el boom de La casa de papel a nivel mundial?
—Totalmente, muchísimo. Aquí en España no nos lo podíamos esperar porque siempre hemos sido muy humildes con lo que hacemos. No había habido ningún precedente así en la historia de las series en España. De repente vivir esto era algo que uno se piensa que no, que aquí no te puede pasar, que de hacer una serie en España uno no puede tener un éxito internacional. Y mira, pues eso te pasa.
—¿Por qué crees que funcionó así?
—Pues no tengo ni idea. Por ejemplo, Vis a vis es espectacular, pero entiendo que es más oscura, no es para todos los públicos como sí lo es La casa de papel, que tiene una mirada un poco más blanca del asunto. Somos unos serios antihéroes queriendo hacer una cosa. Vis a vis es un retrato muy duro y un thriller que tiene momentos muy desagradables.
—¿En qué te identificas con Nairobi?
—Un poco en esta cosa que tiene ella que se pierde mucho en los demás. A ella le cuesta tomar la fuerza por sí misma, pero tiene un momento en que lo hace, es un momento de gran transformación. Y para ella es un punto de inflexión en su vida, como ponerse en el sitio de la que manda. Algo así veo yo en Nairobi.
— ¿Hubo algún punto de inflexión muy fuerte en tu vida?
—Profesionalmente: Vis a vis. A raíz de eso todo me empezó a llegar. El trabajo, muchas cosas buenas. Y vitalmente, pues unos cuantos dineritos…
—De hecho es por tu papel en Vis a vis que llegás a La casa de papel. Sos la única que llegó sin casting.
—Efectivamente, sí. Porque Álex Pina ya me conocía y había trabajado conmigo, y al escribir el primer capítulo de La casa de papel se dio cuenta de que le faltaba otra mujer en la banda.
—¿Originalmente no estaba Nairobi en la banda?
—No existía. Escribiendo el primer capítulo me dijo: "Mira, es que estoy viendo que necesito otra mujer en la banda y si quieres hacer esta serie, pues escribo un papel para ti". Le dije: "¡Guau, pues claro!". Me dijo: "Léetelo primero, ¿no?", me dijo, porque yo le respondí que sí sin leerlo (risas). Que me propusiera meterme escribiendo para mí, esto es un lujo, vaya.
—Hay dos momentos y dos frases que quedaron como referencia para el movimiento feminista y se usan hasta en remeras: "Soy la puta ama" y "Empieza el matriarcado". ¿Qué te pasa con eso?
—Hombre, pues que ni en mejores sueños imaginaba que eso podía pasar. Por supuesto, es otro punto que puedo tener en común con Nairobi. Si en algún momento interpreté eso con ganas de que trascendiera, no me podía ni imaginar que pudiera trascender tanto. Y me emociona mucho, vamos: nunca soñé que esto pudiese pasar con un personaje de la televisión.
—Es un orgullo, ¿no? En este momento del mundo, con cómo nos estamos manifestando las mujeres, que un personaje tuyo genere eso.
—Sí, sí, es un orgullo, totalmente. Completamente, vaya.
—Y vos, ¿en qué te consideras "la puta ama"?
—(Risas) Uy, en investigar, en buscar. Soy muy buscadora. No sé si soy la puta ama buscando, pero desde luego es algo que me define.
—Hay versiones de una nueva temporada. De hecho uno de tus compañeros tuiteó que se venía otra temporada. ¿Qué sabés al respecto?
—Eso fue una confusión, parece ser, porque él a lo que se refería es a que se estrenaba la temporada en el sitio internacional. Puso algo así como que se iba a hacer en otras ciudades porque se estrenaba en otros países.
—Nosotros entendimos que se venía un nuevo robo en otro país del mundo…
—No, era metafórico (risas).
—Pero está todo el mundo esperando una nueva temporada.
—Si la gente lo pide, lo acabarán haciendo. Porque con Vis a vis tuvimos dos temporadas y acabaron ahí, y todos los fans de la serie empezaron a pedir una tercera temporada y al final lo han hecho posible.
—¿Cómo fue esta temporada de Vis a vis para tu personaje?
—Súper transformador y muy a vida o muerte, como con los grandes temas de la vida y de la muerte.
—¿La tercera temporada o el spin-off de La casa de papel están descartados, o es cuestión de sentarse a hablar?
—Yo creo que es cuestión de que los que mandan y ponen el dinerito se sienten a hablar y lo quieran hacer (risas).
—Si te llaman, ¿vos estás?
—Creo que todos los actores estaríamos encantados de darle más continuidad. Los personajes de La casa de papel tienen muchísimo que contar. Casi podríamos hacer un spin-off de cada uno porque todos tienen muchísimo material por descubrir. A mí me encantaría.
—¿Cuál fue tu momento preferido durante la grabación?
—El twerking con Úrsula (Corberó, Tokio) fue muy divertido y nos hicimos amigas ese día. Nuestros personajes y nosotras también. Todos somos amigos en la vida real. Hemos hecho una pequeña familia.
—¿Siguen en contacto, hay un grupo de WhatsApp de La casa de papel?
—Sí, tenemos un grupo de WhatsApp. De hecho tenemos un par de grupos: uno los actores y otro con todo el equipo, seguimos ahí en contacto.
—¿Quién era el más divertido de todos tus compañeros?
—Son todos muy divertidos. Úrsula es muy graciosa, Pedro Alonso (Berlín) y Jaime Lorente (Denver) también son muy divertidos. Me he reído mucho con ellos.
—¿Hubo alguna escena muy complicada?
—Sí, una que no lo parece pero para mí fue complicadísima. Cuando cantamos todos el "Bella ciao".
—¿Fue difícil?
—Uy, muy difícil. Era un espacio muy pequeño. Teníamos que cantar todos a la vez y claro, no podían soltar la música porque tenían que grabar sonido ambiente. Entonces íbamos con un auricular en la oreja que no se veía. Pero yo tengo las orejas tan pequeñitas que no me entraba. Y rompí uno, que creo que vale como 800 euros. Lo rompí sin querer porque se me cayó y lo pisé (risas). Fue muy difícil.
—¿Cómo ven a la Argentina desde España?
—Yo, con un cariño inmenso. Para mí sois primos hermanos, literalmente, porque tres de mis primos son de padre argentino, imaginate.
—El tema que te escribió a ti tu padre, "Alba", es muy actual en la Argentina con la versión de Diego Torres.
—Estoy gratamente sorprendida. Me encanta que se siga escuchando tanto esa canción y que de alguna manera el legado de mi padre (Antonio Flores) perviva. Eso es una maravilla.
—Algunos compañeros tuyos dijeron en entrevistas que vendrían a trabajar a nuestro país. ¿Te sorprende eso?
—Nada. Aquí en España admiramos muchísimo la manera de trabajar de los argentinos, vaya. Y te diría más: yo me he formado en la escuela de Juan Carlos Corazza, que es argentino. Hay muchos maestros aquí, de los grandes actores españoles, que son argentinos. Nuestra manera de hacer ha bebido muchísimo de la manera de actuar argentina porque en eso nos han llevado la delantera.
—En general, porque hay excepciones, en la Argentina los actores se quejan de la falta de trabajo; no la están pasando bien. ¿Cómo es en España?
—Aquí hemos pasado momentos muy malos. También depende del sector que veas. Tuvimos una época dorada en el cine que fueron los 90, pero ahora se están produciendo muy pocas películas. Es un momento dorado de la televisión, pero en el cine no. Y en el teatro siempre se ha mantenido más o menos, y ahora parece que hay una especie de crecimiento a nivel salas alternativas y todo eso. En España, hasta hace pocos años no había un circuito off. Pero es verdad que aquí también la situación es muy precaria. El Sindicato de la Unión de Actores de España tiene un millón de actores afiliados y trabaja un 10%; el resto se tiene que buscar la vida de otra manera.
—Días atrás dijiste que vendrías a actuar a la Argentina, pero no para un reality o bailar.
—Hombre, yo iría a hacer teatro, cine o televisión, seguro. A trabajar de lo mío que es lo que me gusta.
—¿Cómo sigue tu año?
—De momento ahora estoy de vacaciones, que es como un milagro (risas). Y dentro de poco, si la Providencia lo quiere, estaremos rodando la cuarta temporada de Vis a vis.