Alfredo Casero: "Las mujeres me han cagado a trompadas muchas veces, a ellas también se les va la mano"

A punto de volver al teatro y preparando su desembarco en la tevé, el conductor le dio a Teleshow un reportaje sin esquivar pregunta alguna. Y dando respuestas fieles a su estilo

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Provocador, polémico, de gran personalidad. Así es Alfredo Casero, un actor legendario de la televisión y el teatro argentino cuyo nombre suena con fuerza después de cada entrevista que concede. Porque sus declaraciones siempre dan que hablar.

Hoy, Casero está de regreso sobre las tablas, y pronto lo hará en la televisión. Y en esta entrevista con Teleshow habla de todo: familia, feminismo, logros personales, actualidad. Sin casete. Y con una historia de vida fuerte se desnuda frente a las cámaras.

¿De qué se trata tu nuevo proyecto?

—El 14 de abril arranco a hacer un show donde voy a cantar. Y voy a hablar de todo lo que no se puede hablar, todo lo que tiene tantos bordes afilados que no lo podemos tragar, y no lo podemos hablar. Entonces nos vemos en el problema, yo creo, en el que cuando uno no puede hablar de muchas cosas, produce miedo.

¿Temas como cuáles?

—De todos, de todos, de todos… Desde los más ríspidos, como el feminismo. O sea, ver en qué parte está, qué parte soy yo que, toda la vida amé a las mujeres y amé todo lo femenino, y que no hago más que ser un admirador más de lo femenino que de lo masculino, porque paso a ser una especie de enemigo terrible al que hay que matar, o un animal al que hay que mantener atado y todo lo demás porque no todas las personas…

¿Es cierto que tuviste mujeres que te pegaron?

—Sí, sí. Las mujeres me han cagado a trompadas muchas veces. O sea, no es que a la mujer no se le va la mano, eh… A la mujer también se le va la mano, no es algo tan raro: por alguna causa, siempre te dieron. Si los hombres tuviéramos que salir… Yo no voy a tocarle el timbre a la Policía a decirle "Me pegó esta chica que mide 1,50". No lo haría. Pero no por macho sino porque… Bueno, sí, me ha pasado, sí.

—¿Creés que estamos evolucionando como sociedad?

—Vi que había unos pibes pobres que cuidaban la catedral y que les pintaban los ojos con aerosol. Yo no haría una marcha de hombres y le pintaría los ojos con aerosol a una mujer. Me parece una barbaridad. Vuelvo a decirte: me parece que cualquiera que avale una situación, o en una remera, en el cuerpo escrito, "Si nos organizamos los matamos a todos"…

—¿Por qué dejaste la tele?

—En 2013, cuando empecé a despotricar contra el gobierno de Cristina (Kirchner) empecé a tener algo…

—¿Te sacaron?

—Y empecé a darme cuenta que si bien… O sea, la única persona que me dio continuidad laborar en televisión fue (Adrián) Suar, no Canal 13. Porque las cosas que hice en Canal 13, hicieron lo posible para que no anduvieran.

—¿Sabés por qué?

—No. Pero tampoco me importa porque la televisión no es un fin para mí, es un medio. Mirá, ahora tengo un problema más grave: tengo que conseguir dos solenoides para una máquina que se llama KCH 580, que es la que tengo yo. Lo que cuestan esos solenoides es una barbaridad. Voy a ir a ver si los puedo ir a comprar a Brasil, o mandar a alguien a Brasil. Estoy con Otoniel, que es mi ayudante, que es la persona que esperó todo este tiempo en el campo que yo tengo en San Luis, con todo listo para que yo volviera en cualquier momento cuando yo realmente estaba… Hubo momentos donde me costaba mucho salir de donde estaba porque estaba mal. Y la única persona fue él. Entonces, con Otoniel me va a dar todo el gusto del alma poder ponerme a trabajar en realidad sin pedirle nada a nadie.

—¿Tenés muchos enemigos en el medio?

—En el medio no tengo amigos. No sabés cuándo la gente te odia. Cuando vos te vas, en este medio todo el mundo habla mal de vos porque algo tienen que decir. Pero muchos te quieren. Yo me doy cuenta por miradas, porque la gente es muy cariñosa, y porque me agradece mucho haberlos hecho reír. Yo trabajaba en Canal 2 y mucha gente me puteaba y ahora me dicen: "Huy, era bárbaro". Yo tuve que ser bravo muchas veces para poder llevar adelante mis ideas, porque no se llevan adelante las ideas sin ser duro y sin ser bravo. No se puede ser capitán de ninguna embarcación si uno no tiene carácter de capitán.

—¿Te afectan las críticas?

—No me pasa nada. Me río. No es que me río: no le doy bola, no estoy atento. Cuando termino de ver o de hacer un programa, hago otra cosa.

—Volviendo un poco a la televisión, ¿qué ves? ¿Y te gusta lo que ves?

—No veo mucha televisión. Veo el programa en el que labura Minerva (su hija). Por ejemplo la otra vez lo vi (Simona) y digo: "Mirá vos Minerva, ¡qué bien está trabajando la pendeja!".

—Como padre, ¿sos exigente?

—Yo creo que ellos son aprendices de una cosa que yo soy aprendiz. Minerva empezó a trabajar Canal 2: traía sus sketches como el alumno Capusotto, cuando a (Diego) Capusotto todavía no lo dejaban trabajar en el canal. Sí soy exigente como padre, soy exigente con la marca. Todos nosotros somos una marca y tenemos una oficina matriz, un lugar donde fuimos fabricados, si querés verlo de esa manera. Entonces, ninguno de mis hijos diría algo que sabe que yo no dijera. Pero no por miedo, sino por absoluto cariño al clan, a lo que somos nosotros. Porque no llegaron porque yo era yo, llegaron porque ellos fueron ellos, y se rompieron para poder serlo.

—¿De qué te sentís orgulloso hoy?

—De ser tan pintón (risas). No, de esa familia, de mi amor a los motores, de Otonil, del Panchuco, que es mi campo, de mis perros, que me quieren, me obedecen, mis perros del alma.

—¿Lograste más de lo que te imaginabas?

—Sí, mucho más. Yo no pensé que iba a lograr tanto. Soy millonario sin tener el problema ni la responsabilidad que después no sabés cómo hacer para salir de ello; ya salí antes. Es lo mismo que la gente que teme o que hace lo imposible para que no le llegue la vejez. La vejez, decía Poroto, yo después te voy a decir quién era Poroto aunque alguno se habrá dado cuenta en la casa, para no temerle a la vejez, decía, tenés que agarrarla cuando sos joven. Entonces, sos el más joven de todos los viejos. Significa aprender entre los más sabios a ser más sabio antes. Yo no le tengo miedo ni a la muerte ni a la vejez. La muerte creo que es algo calmador y sublime. El problema está en que nosotros tenemos una visión judeocristiana del premio o el castigo y no de la causa y el efecto, como es el budismo.

—¿Te gusta el gobierno de Mauricio Macri?

—Macri es un funcionario, nuestro principal funcionario, que es nuestro presidente. Pero no se jode porque el Presidente ha sido elegido por la mayoría, sea poca o sea mucha, del pueblo, y el pueblo es soberano por sobre todas las cosas. Lo que haga y lo que esté bien hecho, y lo que esté mal, lo demostrará en el final de su mandato, como debe ser. El ser de Boca o de River, toda esta imbecilidad, vuelvo a decir la palabra imbecilidad porque es tan justa y tan perfecta para esto, ¿no? Toda esta imbecilidad lo único que hace es olvidarnos que somos una República.

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