A pocas cuadras de la estación Tronador, en el barrio porteño de Villa Ortúzar, Darío Orsi (26), uno de los jóvenes que forman parte del selecto grupo de instagramers que han logrado notoriedad en las redes los últimos años, abrió las puertas de su casa para compartir sus secretos con Teleshow. Y repasar sus comienzos en el mundo de la actuación, y hablar de sus aciertos y fracasos.
Hasta los 20 años Darío repartía volantes, aunque su pasión siempre fue todo lo relacionado con el arte. Se formó en el IUNA (Instituto Universitario Nacional del Arte), hizo obras en compañías de teatro y, al mismo tiempo, empezó a hacer stand up en bares y teatros. A cuatro años de su debut, consiguió vivir de eso.
"Empecé a girar con mi unipersonal, arranqué con Instagram y de a poco fue funcionando. El salto fue hace un año y pico. No se si me consagré con un video en particular, pero sí hay uno que se hizo muy viral: el de la evolución de la pareja. Fue una locura, lo vieron más de un millón de personas, y aunque ya tenía muchos seguidores me sumó varios más".
A la hora de grabarlos, Orsi es su propio jefe. Y por cierto, muy exigente. A pesar de que tiene una productora que lo ayuda en el armado, se organiza previamente para aprovechar el tiempo al máximo. "Lo que hago es escribir guiones, trato de tener varios, y según la temática y la locación voy viendo qué me sirve más. En líneas generales las cosas se pueden resolver en una casa, y cuando no, hay que ir a otro lugar o pensar otra idea".
Siempre trata de preguntar qué es lo que hace falta o qué actores son los más acordes para cada situación. Charla un poco con el camarógrafo y después se juntan para rodar.
Redactar un guión puede llevar mucho tiempo o segundos, todo depende del tema. "Se disparan un montón de cosas -dice Darío- y ahí lo escribís y tratás de resolverlo. Uno es comediante y labura de eso. Pero sin lugar a dudas lo más difícil es tener buenas ideas. También es posible que se te ocurran diez en un día, y después pasa una semana en la que no se te cae ni una".
—¿La cantidad y variedad importa?
—Absolutamente. Es muy bueno que digan: "Acá hay un canal en el que se suben cosas todos los días". Uno se transforma en una canal de televisión, y aquel que tenga un solo programa, aburre. Lo mismo pasa con nosotros: yo soy la misma persona, y por lo tanto tengo un humor bastante parecido. Por eso, mientras más variado sea el contenido, mejor.
—¿Cómo te ves de acá a unos años?
—Arriba del escenario, seguro. Hay que ver adónde, pero ese es el lugar en el que quiero estar. También me gustaría laburar en series o proyectos más grandes. Junto a mi compañero de teatro Mike Chouhy, tenemos escritas dos series. Si bien las redes nos ayudan a llegar a mucha gente, está bueno generar más contenido.
—¿Y te ves trabajando en una novela?
—Siempre me gustó, es mi objetivo.
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