La enorme puerta de hierro forjado -con su patrón clave griego y la cabeza de Medusa en oro- terminó convirtiéndose casi en la lápida de Gianni Versace. El diseñador, que la había encargado para la entrada de su fastuosa mansión en Ocean Drive, fue asesinado el 15 de julio de 1997 cuando se disponía a cruzarla luego de haber desayunado en un lugar cercano.
Hoy, al tiempo que una serie relata aquel episodio que conmovió al mundo, la puerta sigue allí, inoxidable, soberbia, hasta indiferente. Al igual que la mansión, que en estos 20 años cambió de manos en varias ocasiones. Y que es, al fin, una postal buscada por cualquier turista: nadie quiere volverse de Miami sin la selfie en las escalinatas donde le dispararon al emperador de la moda, con la enorme puerta de hierro forjado de fondo.
En 1992 Gianni pagó más de tres millones de dólares por la Casa Casuarina, construida en 1930 por el arquitecto y filántropo Alden Freeman, quien se había inspirado en el Alcázar de Colón, el palacio colonial de Santo Domingo donde llegó a vivir la familia de Cristóbal Colón.
El estado edilicio no era el ideal cuando Versace la adquirió. Pero de inmediato puso manos a la obra para aportarle un toque distintivo a la decoración, y convertir aquel complejo de departamentos en un lujoso palacio al mejor estilo italiano. O más bien, a su estilo particular.
Por caso, él mismo diseñó la piscina Thousand Mosaic en oro de 24 quilates. Y hasta en los rincones más olvidados -como un desagüe de tormenta- hizo colocar la figura de la Medusa que tanto le fascinaba.
También personalizó las habitaciones -diez en total, cada una con obras de arte- para recibir a sus amigos, grandes celebridades como Madonna (cuyas visitas colocaron en escena el barrio de South Beach), Naomi Campbell, Elton John y hasta la Princesa Diana. Versace la reinauguró tres años -y 32 millones de dólares- después. Y empezó a ofrecer sus emblemáticas fiestas.
Cuando murió, el diseñador calabrés dejó una herencia de unos 250 millones de euros y una pensión de 28.500 dólares mensuales para su pareja, Antonio D'Amico, a quien Ricky Martin interpreta en la serie de FX. En 2001 su hermana, Donatella Versace, subastó valiosos objetos del palacio. Y tras distintos dueños, en octubre de 2013 la familia Nakash de Jordache Enterprises adquirió definitivamente la propiedad por 41.5 millones de dólares.
Tras una restauración, la Mansión Versace -como se la conocía- ahora es La Villa de Barton G., un hotel boutique con diez suites (incluida la que le pertenecía a Gianni) y un restaurante, Il Sole, que ofrece un exquisito menú de cocina italiana a unos 300 dólares por persona, con platos servidos en porcelana creada… por el diseñador, claro.
Pero salvo para quien se hospede o cene allí, el ingreso al complejo está vedado: no se ofrecen visitas guiadas ni se otorgan permisos para hacer una breve recorrida. Así las cosas, la selfie en la entrada adquiere el valor de im souvenir imprescindible, aunque no exista placa ni referencia alguna en honor a Versace.
Aquel 15 de julio de 1997, en las escalinatas de la mansión, Andrew Cunanan le disparó al diseñador con la misma pistola con la que se suicidaría nueve días después. Gianni -de 50 años- se desplomó a unos metros de esa enorme puerta de hierro forjado con la cabeza de Medusa en oro, que todavía hoy luce inoxidable y soberbia.
Al igual que el resto de la mansión.
Y el mito de Versace.
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