Bailó ante Barack Obama, François Hollande y los Rolling Stones. Fue tapa de Playboy, rompió el récord Guiness de baile en altura (lo hizo en el Obelisco, a 65 metros), fue elegida en un colegio en Nueva York como embajadora contra el bullying y se presenta en China tres veces al año.
Esta temporada de verano, como no podía ser de otra forma, encuentra a Mora Godoy trabajando: presenta Chantecler en Buenos Aires, donde alterna con La Chipi, y los miércoles lo hace en el Teatro Provincial de Mar del Plata. No para.
—¿Qué te falta hacer?
—La realidad es que nada, sería una malagradecida. Agradezco todos los días. Cada vez que voy a un ensayo, que me levanto, digo: "Qué hermoso hacer lo que a uno le gusta". Mi profesión es mi hobby.
—Empezaste a estudiar de muy chiquita, a los diez años ya estabas en el Colón. ¿Cómo fue el resto de la escolaridad?
—El colegio lo terminé. Generalmente cuando entran al Colón no todos terminan, pero yo lo cumplí. Además hice todo el CBC en la UBA y tres años de Ciencias Políticas. Mi título del Colón es el único terciario porque es el único que se expidió con el título secundario.
—Nunca recordás como un padecimiento el sacrificio de las renuncias que hiciste en la infancia por estar adentro del Colón.
—No. Nunca sentí que era una renuncia, que dejaba de hacer cosas o que era una obligación.
—¿Qué quedó de esa nena de La Boca?
—Todo. Mi esencia está intacta. Tengo amigas en La Boca.
—¿Fue un origen humilde?
—Clase media normal que no te sobraba nada, que tenías un regalo en Navidad y un regalo en Reyes y después, durante el año, no. Sí te puedo decir, y no quiero emocionarme, que tuve una sola malla durante todo el Colón: la lavaba a la noche y me la ponía a la mañana, tras sacarla con la estufa.
—Había un esfuerzo ahí de tus papás.
—Un esfuerzo de mil lugares. Y me pasó algo muy loco. Hay una casa de danza que es la más famosa del mundo: está en Nueva York, se llama Capezio. Yo soñaba cuando era chiquita tener algo de eso y era como imposible. El año pasado fui a Nueva York a grabar un programa de tango que estoy conduciendo, que va a salir por Canal 7, y cuando terminé de grabar me dijeron: "¿Qué querés hacer?". Yo quería ir a la casa de danza. Agarré cinco prendas y estaba enloquecida. Podría haber agarrado 20, porque además el precio es súper accesible, no es que no me lo podía comprar. Cuando llego a la caja voy a pasar la tarjeta y estaba bloqueada. No me preguntes por qué: me puse a llorar. Creo que fue esa nena que de nuevo no podía acceder a los conjuntitos de ropa. Estaba con mi socia y me dijo: "Tranquila, te paso yo la tarjeta. ¿Cuál es el problema?". Evidentemente me llevó a mi infancia.
—Porque es ropa de ensayo, pero también es lo que tenían tus compañeras y vos no.
—Ellas por ahí tenían, algunas compañeras no, y otras compañeras accedían a más, a mucho más y tenían unos conjuntos increíbles. Yo las miraba… Pero eso no te hace bailar mejor. Quiero aclararle a la gente y a muchas chicas y chicos que por ahí bailan, y empiezan ahora, que eso no te hace mejor bailarín, ni peor.
—Para nada. Pero eso es más fácil que lo entiendan los padres que un niño de siete o diez años, que sigue yendo y sigue bailando, pero que en algún lugar le duele.
—Pero para mí el esfuerzo y el sacrificio era poder cada día bailar mejor, cada día tener un pasito más.
—¿Hubo un momento en el que venís a vivir más cerca del Colón?
—Sí, a tres cuadras. Me fui a vivir a los 11 años a la casa de mi abuela Lía.
—Eso también es un esfuerzo. Más allá que sea tu abuela, que te ame.
—No, no fue un esfuerzo para mí.
—¿No?
—Fue una decisión feliz.
—¿Y tus papás estuvieron de acuerdo?
—Aceptaron, sí. Desde que nací estaba todo el día con mi abuela, entonces para mí era normal.
—¿Pero tenías buena relación con tus papás, o era complicada?
—Tenía buena relación, pero por ahí me miraban y yo era como algo raro. Vos imaginate que me levantaba a las seis de la mañana, de lunes a sábado, para ir al Colón. Después iba al colegio, después iba a lo de Olga Ferri. Era rara. Ellos me decían: "No es obligatorio esto, no tenés que hacerlo". Nunca, jamás me presionaron. Es más, si era por ellos hubiesen preferido que tenga una vida por ahí más tranquila, más normal, como cualquier chico. Pero yo vuelvo a nacer y lo vuelvo a repetir.
—Lograste compatibilizar el mundo del arte con el televisivo y un poco más mediático.
—Sí, pero me resultó fácil y cómodo.
—¿Nunca te traicionaste a vos misma en algún momento del recorrido?
—No. Me resultó muy cómodo estar en "Showmatch", fue un antes y un después a nivel popularidad en mi país. No me pesan las cosas porque cuando las elijo, las elijo porque realmente quiero hacerlas. De lo contrario no las hago.
—¿Sos más reconocida afuera que en la Argentina?
—No, en todos lados. En todos lados que ven el arte, ven el tango y ven lo que hago, soy abrazada.
—¿Cómo funciona el mundo de las contrataciones para las fiestas privadas a nivel internacional?
—Nacional e internacional. Nosotros hacemos muchísimos shows para eventos. Desde una pareja, dos parejas, tres parejas, con orquesta, sin orquesta, con cantor, sin cantor, conmigo, sin mí.
—Fue muy impactante lo que pasó en Londres con el ruso Len Blavatnik.
—Fue imponente. Era su cumpleaños, duraba tres días, había diferentes shows. Y en uno de los shows, el grande, que fue en el castillo, cuando voy a los camarines parecía un chiste. Fue mi jefa de prensa, Morena (López Blanco), y veía que decía: "Hugh Jackman, Rita Ora, Olga Kurylenko, Margot Robbie, Mora Godoy" (risas). Primero pensó que era un chiste, pero cuando llegó al de Mora Godoy, dijo: "Pero si Mora viene conmigo, ¡entonces lo otro no es un chiste!". Nos dimos vuelta y pasó Hugh Jackman con el catering, tomando café con todos.
—¿Es en el mismo evento en el que cantaba Natalia Oreiro?
—Sí, también estaba Natalia.
—¿Se paga bien?
—A veces sí, a veces no. A veces preferís estar y bajar el cachet, otras veces podés conseguir un cachet mejor, depende.Yo hago todo. A mí me parece que hay que estar.
—¿Dijiste muchos "No" en tu carrera ?
—Sí, muchos, muchísimos "No". No priorizo el dinero, priorizo la carrera. Muchas veces me morí de hambre (risas).
—¿Sí?
—Sí. No es que me morí de hambre: no tenía nada de dinero, pero prioricé. Sabía que a nivel profesional iba a ser mejor entonces me bancaba el camino de por ahí no tener dinero pero sí llegar profesionalmente y teatralmente a dónde quería. Me pasó con "Tanguera", me pasó con "Chantecler", con los grandes espectáculos, que hoy no tienen competencia.
—¿Con tu talento y trayectoria igual hay que seguir remándola?
—Absolutamente. No solo remándola: produciendo, invirtiendo, arriesgando capital propio.
—Te cambio de tema. Fuiste muy criticada por tus declaraciones sobre el tema de Ari Paluch.
—Siento que me sacaron de contexto. Era un programa a la madrugada de sexo, yo me estaba matando de risa.
—Con Ulises Jaitt.
—Claro, estábamos hablando de chistes, de sexo y yo dije: "Pará, pegar una palmadita no es nada". Pero terminé diciendo que si es responsable y que si realmente acosó a chicas lo deberá demostrar la Justicia y lo pagará en la Justicia. Obviamente pusieron la primera parte, no pusieron la otra. Como mujer, ¿cómo no voy a apoyar a todas esas mujeres que sufren acoso, violaciones, ultrajes, un montón de cosas, con la cantidad de femicidios que está habiendo en el país? A mí me parece tremendo que un violador vuelva a salir. Y quiero decir algo que tiene que ver con el machismo. Hay una persona que yo admiro mucho que se llama María Nieves, fue la compañera de Juan Carlos Copes de toda la vida. Mi inspiración. María no tiene ni para comer. Jamás lo diría. Está en su casa y toma solamente sopa a la noche. El Gobierno de la Ciudad le dio una pensión de privilegio a Copes, pero a María la dejaron afuera. ¿Por qué? Lo digo como mujer, si le dieron una pensión a Juan Carlos Copes se la tienen que dar a María Nieves porque fue su compañera de toda la vida. No tiene para comer.
—¿Considerás que no se la dieron por un tema de género?
—No sé si por género o porque ella no supo pedir. Pero si él la pidió en las redes cuando ya tenía una buena jubilación, y él ganó muchísimo dinero, que lo que hace cada uno con su dinero obviamente que es problema de uno, pero él ganó diez veces más que ella. Fue su compañera y debería haber sido igual a igual.
—¿Él lo pidió en las redes?
—Sí, y todo el periodismo salió a apoyarlo, que está muy bien. Y se hizo una carta que se elevó al entonces Ministro de Cultura (Ángel Mahler) y se le dio la pensión de privilegio. ¿Y a María Nieves no? Ella jamás lo diría, pero bueno, soy la voz de ella hoy. Si se la dan a uno se la tienen que dar al otro. Esto es lo justo, es lo que corresponde.
—Volviendo al tema de Paluch. Es verdad, estabas en el programa de Ulises Jaitt a la madrugada, en otro tono, pero abriste la puerta a un debate sobre las pruebas y cuándo se denuncia.
—¿Sabés qué rescataría de lo que estás diciendo? Que no se mienta. Que realmente se diga la verdad y cuando es así, obviamente que hay pruebas.
—No sé si hay pruebas cuando un hombre con poder te acosa.
—Entiendo a lo que vas, pero si una mujer hace una denuncia la tienen que proteger, no importa si hasta el momento no se sabe si es o no es así. A la mujer hay que protegerla a partir del momento que hace la denuncia. Eso es lo que digo. Pero lo que tampoco tiene que pasar es que mientan.
—Me interesa hablar del tema porque justamente, hay que poder denunciar y hay que poder decir que esto pasa, porque si no también le pasa a otras. ¿Y qué se hace entonces? ¿Si no tengo pruebas no denuncio?
—No, no, no, no. Yo lo que digo es que hay que denunciar. Que después la prueba o no se trabajará en la Justicia, y obviamente…
—¿Pero lo que decís no tiene que ver, por ejemplo, con Calu Rivero y Juan Darthés?
—Eso también lo veo raro. Te soy sincera: lo veo extrañísimo. Lo veo como muy tirado de los pelos. Pero yo no sé qué pasó adentro.
—¿Qué te hace ruido?
—Primero, pasó mucho tiempo. Segundo, es un estudio de grabación en el cual uno puede decir "Esto no me gusta, esto no me va". Yo he trabajado con Juan Darthés, he trabajado muy bien, es una persona muy respetuosa. No digo que no le haya pasado a Calu, pero me parece que a veces no hay retorno de algunas cosas y lastiman y manchan mucho, ¿entendés? Y no solamente estamos hablando de violencia. Es violento también, como me ha pasado a mí cuando hice "Showmatch", que obviamente sabés que te exponés a un montón de cosas, que se sienten dos, tres bailarines a decir que yo no pago, y es mentira. Si yo no pagase tendría mil problemas. A veces te hace mucho daño eso, y es mentira. Lo quieren porque necesitan salir en los medios, la consecuencia es que te dejan manchado. Hay cosas que no me parecen que tienen que ver con la mentira, con la difamación y con el daño, porque dañás a la persona y dañás al entorno también, que es la familia.
—¿Cómo está la maternidad?
—Muy bien, en su mejor momento (risas). Bianca tiene diez años, está divina.
—¿En qué te cambio ser mamá?
—En todo. Me corrí del eje de ser yo, y hoy todo es mi hija. Me corrí por completo. Me hizo muy bien, me hizo crecer, madurar. A veces me siento pésima como madre y trato de corregir, o le digo: "Perdón, soy una mala madre". "¿Por qué me decís eso?", me dice. "Porque siento que tendría que haber estado más en determinada situación o porque tendría que hacer tal cosa". Ella está feliz, ella está muy contenta.
—Y el corazón, ¿cómo está?
—¿Sabés que hace poco conocí a alguien? Hace dos años y medio que estaba sola, tranquila, muy feliz, divirtiéndome con mis amigas, saliendo mucho (risas). Sin ganas de estar en pareja y apareció alguien de la nada.
—¿Puedo titular: "Mora enamorada"?
—Sí, absolutamente (risas). No soy de decirlo porque me parece que tenés que cuidar cuando una relación es nueva y darle el tiempo para que progrese. Porque imaginate que hoy te digo: "Mora enamorada", y dentro de dos meses es: "Mora en la playa, soltera con las amigas".
—"Mora enamoradiza".
—(Risas) ¿Cómo cambiás el título? No quiero que me pase eso.
—¿Qué podemos saber de él?
—Es ingeniero. Trabaja en datos, todo lo que tiene que ver con datos para las empresas, para que no te quedes sin sistema. Tiene su propia empresa. Se llama Luciano. Es divino, y lo conocí en un momento en el cual yo estaba muy bien conmigo.
—¿Cómo te sedujo?
—Me invitó a bailar un bolero, ¿podés creerlo?
—¿Baila bien?
—Me invitó a bailar un bolero, no sé si baila bien (risas).
—Pero hay que animarse a sacarte a bailar, eh.
—Yo lo felicito porque hay que remar esa. Me quedé helada, imaginate, nunca nadie me sacó a bailar. Era en el cumpleaños de un amigo mío y era tarde de boleros, con orquesta en vivo, fue original.
Mora Godoy se presenta con Chantecler en Tango Porteño, todos los días a a las 21:30, y los miércoles, en el Teatro Provincial de Mar del Plata.
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