De extraño, el caso del doctor Jekyll y el señor Hyde tiene muy poco. Todos somos Dr. Jekyll y a la vez, Mr. Hyde. El problema sería la frecuencia: ¿cuántas veces nos dejamos ganar por la ira? También están las circunstancias: ¿qué nos lleva a cambiar los modos? Y sobre todo, existen determinados lugares donde le soltamos las mordazas a ese Hyde interno, el mismo que se encuentra agazapado, expectante, listo para mostrar sus miserias. Nuestras miserias.
En estos tiempos que corren hay un sitio en particular donde surge con mayor frecuencia: Twitter. La página identificada por un pajarito azul inerte, casi naif, se ha convertido en "la red social del odio, perfecta para los cobardes que quieren hacerle daño a los demás y no ser descubierto", según el criterio del actor Esteban Lamothe.
La reflexión de la figura de Las Estrellas -la exitosa novela de El Trece que acaba de llegar a su final- viene luego de que se enojara -¡y cómo!- porque en Twitter lo trataron de "feo" y "mal actor". Entonces, convertido en Mr. Hyde, Lamothe escribió un tuit. "Les quiero decir al ejército de haters de 'tuiter' que lo que opinan acerca de mi trabajo como actor y de mi nivel de belleza me chupa mucho los dos huevos", avisó, antes de acercar un consejo: "Dejen el celu bobos, salgan de su casa, paren de fracasar, posta, se puede". Horas después borró su mensaje.
Ahora bien, en aquel descargo posterior -hecho en el programa radial Por si las moscas– Esteban además se permite trazar una diferencia, casi abriendo una grieta en las redes sociales: "El Instagram es más del amor, Twitter es del odio", sostiene.
Pero… ¡¿será así?! ¿En Twitter escupimos odio en no más de 280 caracteres, mientras que en Instagram arrojamos flores de todos los colores? "Sí, comparto lo que dice Lamothe -reconoce Marina Calabró, en diálogo con Teleshow-. Obviamente que hay excepciones, pero en una simplificación y puesto en líneas generales, estoy de acuerdo".
En el cara a cara no se te anima nadie, esa es la verdad. ¿O conocés muchos famosos a los que insulten en la calle…? Son los guapos del Twitter
"No soy muy activa en Instagram, pero Twitter directamente no tengo. Y por esto que apunta Lamothe y ya han dicho varios: a veces se torna demasiado cruel, duro, injuriante -lamenta la panelista de Intrusos, el programa de América-. A esta altura no te vas a espantar por una crítica o un comentario que marque un disenso o señale un error, pero hay tanto odio, tanta infamia, tanto insulto… que no me resulta un terreno agradable. No tengo por qué exponerme a la agresión gratuita".
La periodista destaca que Twitter "es una herramienta valiosa, de inmediatez en la circulación de la información", y recuerda un ejemplo contundente: "La muerte de Nisman se anunció como primicia allí". Pero así como Mario Pergolini explicaba en una entrevista con Jorge Lanata, Calabró cuenta que "muchas empresas internacionales de medios están repensando sus políticas en relación a sus figuras y el Twitter, para cuidarlas de tanta agresión". De ese modo, por caso, se les "sugiere" a los periodistas que "usen como canal de comunicación los medios tradicionales".
Para Marina hay algo claro: "En el cara a cara no se te anima nadie, esa es la verdad. ¿O conocés muchos famosos a los que insulten en la calle…? Son los guapos del Twitter". Y quien comparte su idea es Luciana Salazar: "Twitter es una red cloacal", compara la modelo. Pero señala otro aspecto de esta problemática. "Es una red social poco regulada. Hay muchos trolls, fakes. Un fan me hizo ver que el 90% de los comentarios negativos venían de cuentas truchas. En cambio, en Instagram las cuentas truchas están más reguladas y no hay tanto fake porque las reglas se cumplen más, como en Facebook. Existen más opciones para denunciar a quienes no cumplen con las reglas de conducta".
Luli, quien despertó una gran polémica en Twitter por su reality, pide cierta cautela a los medios: "Al hacer una nota sobre comentarios agresivos deberían advertir de qué cuentas vienen, saber si son truchas o no". En cambio, la experiencia en Instagram de la mamá de Matilda Salazar es muy distinta: "El 80% de los comentarios son positivos".
Un mes atrás Maju Lozano denunció que fue abusada por cinco hombres en un restaurante. Lo hizo escribiendo seis tuits viscerales, tan indignantes como conmovedores. Y prefirió leer apenas una parte de la gran cantidad de comentarios que recibió (posee casi medio millón de seguidores). "En general tuve muchísimo apoyo, pero no quise enterarme más porque era un momento muy sensible y no tenía ganas de engancharme con anónimos agresivos".
Son los guapos del Twitter de los que habla Calabró; ahí también Maju encuentra la razón de semejante nivel de agravio. "Desde el anonimato es más fácil decir cualquier cosa -apunta la conductora de Todas las tardes, en Canal 9-. Por eso yo prefiero Instagram, ¡toda la vida! Es muy raro que ahí te 'bardeen'. Debe ser porque es más personal y no hay tanto agresivo escondido detrás del anonimato".
Consultado por Teleshow, José María Muscari desgrana su análisis tras confesar que le "encantan" las redes sociales, aunque sean "irreales". "Twitter es más conceptual y de cuarentones; Instragram es más visual y más teen, veinteañero -opina el director teatral-. Pero ambas tienen su encanto".
Twitter es más conceptual y de cuarentones; Instragram es más visual y más teen, veinteañero
Y concluye en un mensaje esperanzador. O mejor visto, en una aclaración: para Muscari, Twitter no tiene la culpa… ¡Hay que hacerse cargo! "El amor no está en ninguna red social. Eso es fantasía. Tampoco el odio está en las redes. Todo depende de la autovaloración". En concreto: "Si las redes suben o bajan tu estima, te falta terapia. ¡O la terapeuta a la que vas no es muy buena!". Por eso, para José María "la vida real es sin filtros, sin hashtags ni arrobas".
Desde su blog Mirá que te lo tengo dicho del diario El Pais, el periodista, escritor y editor español Juan Cruz se confiesa "harto del resentimiento" de Twitter. "Seguiré ahí, leeré lo que estime oportuno leer, haré circular lo que me resulte interesante divulgar, o retuitear -avisa-, pero ya no soporto tanta exhibición del resentimiento, tanto odio, tanta suciedad y tanta inconveniencia como se encierra en el insulto común que estamos viviendo".
Porque Juan Cruz avizora un "clima de crispación" del que también -como tuitero- se siente responsable. Y es que al fin, quien esté libre de pecado que escriba el primer tweet. Y que sea constructivo, respetuoso, carente de agresividad, abundante en tolerancia.
Será una excepción.
Un caso, esta vez sí, de lo más extraño.
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