"Siempre fui medio curioso", es la carta de presentación de Franco Ganuza, un joven de Arroyo Seco, Santa Fe, que dio sus primeros pasos artísticos a los 15 años, pintando pasacalles, banderas de egresados y diseños en acrílico con tinta china. Un poco por su trabajo como tatuador, otro poco como hobby, en el último tiempo empezó a hacer cuadros solo con birome de los actores que más admira. Jamás se hubiese imaginado que su obra llegaría hasta las manos de uno de ellos…
"Un día agarré un bolígrafo de la mesa de mi casa y dibujé un caracol, algo rápido, para ver si me salía. Como me gustó, dibujé a Hugh Jackman, el actor que hace de Wolverine. Me llevó un mes más o menos. Después mi viejo me preguntó '¿te animás a hacer a Clint Eastwood?' Así arranqué", explica Ganuza a Teleshow.
Solo con dos biromes -una de trazo fino y otra más gruesa-, dibujó a Walter White y Jesse Pinkman de Breaking Bad, Robert Downey Jr., Gustavo Cerati y Kung Fu Panda, entre otros. Su técnica se fue perfeccionando. El trazo se hizo más preciso y los dibujos más detallados. Siguieron Guillermo Francella, Viggo Mortensen, Benedict Cumberbatch -el actor que interpreta a Sherlock Holmes-, Jack Black y Ricardo Darín.
¿El motivo de la elección de los personajes? Muy simple: "Ellos son lo que siempre quise ser. Tengo el recuerdo de la primera película que vi, Volver al futuro, cuando me enamoré del cine. Francella y Darín, por ejemplo, son dos monstruos que tenemos acá y por eso decidí hacerlos. Cuando vi El secreto de sus ojos dije 'bueno, por separados son geniales, pero juntos son diez veces más'". Vale aclarar que Ganuza no es retratista, sino que reproduce una imagen a partir de una fotografía, y cada dibujo le lleva aproximadamente tres meses de trabajo.
Según su testimonio, su obra sufrió un cambio radical a partir del cuadro de Benedict Cumberbatch: "Me peleé con una chica, me encerré y en tres días lo pinté. A partir de ahí empecé a trabajar con líneas oblicuas. Mi profesor de arquería -otra de sus pasiones- me dijo que a los artistas, en los peores momentos, las cosas salen mejor. Y en este caso fue así, producto de una especie de tristeza, melancolía y bronca. Cada dibujo me enseña algo".
Fue muy particular lo que ocurrió con su cuadro de Francella. Tuvo tanta repercusión en la redes sociales que hasta el propio actor se enteró de su existencia. Cuando lo vio quedó impactado y se comunicó con el joven para conocerlo: "Fue hermoso porque pasé de tener una hoja en blanco a darle la mano a Guillermo y charlar con él y con su mujer. Eso no tiene precio. Lo primero que le dije fue 'perdoname' por toda la gente que vio mi trabajo y le habló, le llegaron mensajes de todos lados. Y no terminó ahí: nos invitó a mí y a mis viejos a su obra de teatro. Fue un momento muy lindo".
Muchos le piden que enseñe su técnica, pero a él no le interesa dar clases y sus cuadros no están a la venta. "No podría despegarme de los dibujos. Tuve un mes el de Francella en mi habitación y cuando se lo regalé, volví a mi casa y dije: 'Mierda, me falta un dibujo'", cuenta, entre risas.
Siempre se manejó de manera autodidacta. Envió algunos de sus trabajos a directivos de la empresa de biromes BIC, quienes reconocieron su labor. Lo contactó gente de todo el país por sus obras pero aún no le puso nombre a su particular técnica. "Yo lo llamo 'tirar línea'", dice.
Ganuza sigue trabajando como tatuador con su hermana y tiene el sueño de mudarse a Buenos Aires para seguir formándose como actor. El dibujo y las biromes no son más que un hobby que le llenan el corazón. O como dice él: "Son las ganas de actuar que se me escapan de las manos".
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