La madrugada del domingo 24 de diciembre en que murió El Chino González, el 2017 cerró su marcha fúnebre con una cifra irónica: a lo largo de todo el año a la música tropical se le fue un cuarteto. Primero fue Sebastián, después Walter Romero de la Banda XXI (ambos cuarteteros, justamente), más tarde Pocho La Pantera y finalmente el ya mencionado González, líder de La Nueva Luna. Un año duro para un género musical que desde siempre estuvo marcado por muertes prematuras y sorpresivas: Rodrigo, Gilda, Walter Olmos, Leo Mattioli, Pablo Ravassollo.
Este 2017 sin embargo fue el conjunto, la cantidad de figuras que, como se dice en el espectáculo, se fueron de gira. Repasemos.
Sebastián
El jueves 23 de marzo sucedió la primera partida. Daniel Humberto Reyna, conocido popularmente como Sebastián, El Monstruo Cordobés, falleció a los 63 años en el Sanatorio Allende, en Córdoba. El médico habló de una patología maligna en el colon que lo afectó durante años. Murió acompañado de su familia.
Sebastián fue uno de los precursores de la música popular a comienzos de los noventa, junto con Ricky Maravilla, Lía Crucet, Gladys La Bomba Tucumana y Pocho La Pantera, entre otros. Como pasa en muchos de estos casos, la gente reconoce antes sus canciones que su nombre. Es el cantante por ejemplo de Movidito, movidito, Cómo, dónde y cuándo, Arriba los corazones y En un cuarto de hotel, entre otros.
Nació el 14 de agosto de 1953 en Córdoba, su primera banda fue Chébere (1974), un grupo de cuarteto que duró apenas un año. Después se trasladó a Buenos Aires, llegó a ser nominado a un premio Grammy en el 82 por Te dicen bandido, y en los 90 llegó el gran éxito de la mano de Movidito, movidito, el gran hit del álbum Un grande.
Walter Romero
La imagen lozana, una sonrisa gigante en medio de la jeta, ojos verdes como con trampa. Pelo largo, remera negra, una bandera en la mano. Que bonito sería poder volar, y a tu lado ponerme yo a cantar; Walter Romero canta interrumpido por su público en una de los tantos videos que se pueden ver de él en Youtube, formando parte de la Banda XXI, o bien como solista.
Sin embargo, como en tantos casos de luces y sombras -esa dialéctica enraizada de la bailanta-, su imagen final no fue la misma. El 8 de abril subió una foto a Facebook con la cabeza tapada por una capucha roja y haciendo fuck you a la cámara, o vaya uno a saber a qué o quién. Sus ojos verdes ya ni se veían, escondidos, apagados en un gesto de profunda oscuridad.
Escribió: "Dejar de respirar de una vez creo que sería lo mejor… Perdón mi señor Jesús, Cristo, Dios Padre: espero me sepan entender". Y no volvió a comunicarse ni a cantar. A las pocas horas de ese sábado en Córdoba, llegó su sobrino a buscarlo y lo encontró ahorcado. Murió a los 34 años.
Pocho La Pantera
Fue el 1 de noviembre en Buenos Aires. Desde mediados de octubre estaba internado luego de una larga lucha contra un cáncer de riñón. Ernesto Aníbal Gauna, tal era su nombre, murió a los 65 años manteniendo siempre la hidalguía y el humor.
Desde que supo de su enfermedad, un año antes de su muerte, fue contando situaciones de solidaridad de la gente para con él y posteando videos que hicieran reír. "Recuerden esto: ustedes me dieron todo, gracias por el aguante", fue uno de sus últimos tuits. A comienzos de los 90 fue uno de los grandes nombres, con la llamada "avanzada" de la música tropical. El hijo de Cuca (que llegó a cantar en el programa de Susana Giménez, con un tal Charly García en guitarra) es probablemente su canción más recordada. Antes, claro, su carisma.
El Chino
Por la fecha –un 24 de diciembre–, porque horas antes había estado tocando, por la importancia de La Nueva Luna para la cumbia, por su juventud (tenía apenas 42 años), la partida de Marcelo Fabián El Chino González fue probablemente la más impactante del año. Lo encontró su novia en su casa del country El Rocío.
Si bien en julio había sido internado por un cuadro de excitación psicomotriz (y se había ido del hospital antes de que le dieran el alta), no tenía ninguna enfermedad de la cual se supiera. Según contó su novia, luego de volver de un show en Lomas de Zamora, el cantante tomó una pastilla para dormir y ya no se despertó. La cantidad de hits que dejó es larga: Iluminará, Y ahora te vas, Pero te vas a arrepentir y muchos otros.
¿La contracara?
Y al tiempo que ellos se iban, la movida tropical atravesó una especie de primavera. Fue gracias a la incursión de algunas de sus figuras en ShowMatch. Gladys La Bomba Tucumana y su hijo Tyago Griffo, El Polaco, El Dipy… Fueron cuatro de los grandes protagonistas del programa de Marcelo Tinelli. La Bomba, célebre antes por sus peleas con Micaela Viciconte que por el impacto de su música, volvió después de mucho tiempo a la primera plana y fue una de las 10 finalistas del Bailando 2017.
¿Es este protagonismo una contracara válida para la desgracia? Según José Luis Pepe Gozalo, el afamado representante de músicos tropicales, recordado como el mánager de Rodrigo, no se puede hablar de tragedia porque dos de las muertes (Sebastián y Pocho La Pantera) fueron a edades ya avanzadas. Y menos se puede hablar de primavera gracias al Bailando.
‘Son muchas muertes: cuatro. Y es malo para el negocio’, dice José Luis Gozalo
Para Gozalo, fue un año más con la compañía habitual de la muerte. "La única que me sorprendió fue la del Chino. Es cierto, son muchas muertes: cuatro. Y es malo para el negocio. Pero tampoco creo que sea un año particularmente trágico en ese aspecto, ni que haya un motivo detrás. Yo ya tengo mis años también, a todos nos va a llegar", dice a Infobae.
En relación al Bailando, cree que la promoción es a la inversa: "Fue la movida tropical lo que le llevó popularidad a Showmatch, no Showmatch a la movida tropical. Tinelli es el más vivo de todos: él sabe por qué hace las cosas. Para mi, a la bailanta no le hace ningún bien en particular estar ahí. Depende de cómo lo maneje cada uno, de qué le sirve a cada uno. El Polaco, por ejemplo, creo que lo usó bien: sumó popularidad y no se metió en quilombos. La Bomba en cambio no me gustó lo que hizo, me parece que hace quedar mal a la movida con todas esas peleas. Pero cada cual hace lo que le conviene: el precio de sus shows obviamente se duplicó o más aún. Hablé poco con ella este año, me parece que está un poco agrandada".
Además, Gozalo explica que fue un año duro para todo el negocio, que la crisis económica hace rato golpeó a la bailanta y cada vez es más difícil para los grupos salir adelante. "Las bandas incluso pueden vender miles de discos, pero las compañías discográficas igual no les pagan. Entonces tienen que salir a hacer shows como locos; es lo único que rinde, pero tiene sus riesgos. Fue un año difícil para la movida, esperemos que las cosas cambien en el país y que que el 2018 sea mejor".
Hay gente, como Gozalo, que dice descreer de los significados ocultos. Hay otros que creen en el destino, en el Tarot, en la ley de atracción o en los números de la quiniela. Cada cual tiene su explicación para las cosas. Los últimos dirán que el 17 es la desgracia (y el 18 la sangre, por cierto), y que ahí radica todo. Un consuelo, supongo, para llenar de sentido lo inexplicable. En todo caso, habrá que esperar al 20, la fiesta, para ver si cambian los tiempos.
Por Joaquín Sánchez Mariño
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