Se terminaba uno de los años más tristes de la historia argentina. Entre abril y junio de 1982 tuvo lugar la Guerra de Malvinas y cientos de compatriotas perdieron sus vidas y otros tantos sufrieron las secuelas de un combate inexplicable. Ningún conflicto bélico tiene explicación ni razón de ser, pero este tuvo la particularidad de que nos tocó de cerca.
El 26 de diciembre, Charly García sería el protagonista de uno de los recitales más importantes de la historia de la música argentina. Y hay varias razones para validar esa afirmación. Fue el primer concierto solista del cantante -que ya había disuelto Serú Girán- y el primero de un músico de rock argentino en un estadio de fútbol. Ese día presentaba Yendo de la cama al living, su primer disco en solitario.
Más de 25.000 personas llegaron hasta la cancha de Ferro para ver al hombre del bigote bicolor, quien desplegó un repertorio que ya contaba con varios hits y se despidió en medio de un "bombardeo" que tiró la escenografía.
El recital fue grabado por Canal 9 bajo el título de "Los exclusivos del 9" y transmitido -en diferido- con la conducción de Juan Alberto Badía y el acompañamiento del propio Charly, que analizó su performance en diálogo con el locutor. Otro dato es que ese día hizo un calor agobiante en Buenos Aires, pero nada impidió que se desate la fiesta por la noche.
Charly llegó al escenario vestido de rosa en un Cadillac del mismo color, acompañado de su banda, que estuvo integrada por Gustavo Bazterrica en guitarra, Andrés Calamaro en teclados, Willy Iturri en batería y Cachorro López en bajo. Menos Iturri, todos eran miembros de Los Abuelos de La Nada, banda que fue soporte de Charly esa jornada junto a Suéter.
Yendo de la cama al living, Quizás porque, Desarma y sangra, Pubis angelical, Canción de 2×3, No llores por mi Argentina, Hipercandombe, Yo no quiero volverme tan loco e Incosciente colectivo fueron algunas de las canciones que se escucharon en Ferro.
"No bombardeen Caballito"
Una mención aparte merece la interpretación de No bombardeen Buenos Aires, dado que contó con un show de proyectiles que derribó la escenografía de Renata Schussheim y también tuvo una frase que quedó en la historia gracias al genial juego irónico de Charly: "No bombardeen Caballito".
"Creo que su música es imágenes. Generalmente, cuando escucho la música de él, me aparecen imágenes", contó Renata en diálogo con Badía en el especial de Canal 9 que comentábamos más arriba.
La empresa Trentuno se encargó de los efectos especiales que quedarían en la memoria de la gente que estuvo en el estadio y también de la que siguió el show por televisión, dado al impresionante despliegue que significó para la época. No era común ver en un estadio de fútbol como los proyectiles "volaban" largos metros para impactar en el decorado de un escenario y que el mismo se vaya cayendo poco a poco.
El show duró más de dos horas y contó con las participaciones de Mercedes Sosa, Nito Mestre, Pedro Aznar y León Gieco. Pero, lo más importante, fue qué sensación le quedó al propio García luego de su presentación.
"En el sentido estrictamente musical, no te puedo decir porque era tan grande el asunto y tan pesado que hubo algunos pequeños problemas técnicos que me distrajeron bastante. Como fenómeno y convocatoria, creo que fue lo mejor que hice", le expresó el cantante a Badía.
Y siguió: "Cuando terminó el recital dije: 'Bueno, ¿habrá salido tan bien?' Pero cuando empezó a entrar gente al camarín, vi un poquito la gente como se desconcentraba, espié un poquito, y saqué un par de fotos muy lindas de gente contenta, con buena onda, que es el fin de todo recital, ¿no? Más allá de cualquier despliegue o cualquier música que toque".
Y es así, es el fin de todo concierto conformar al público. Y ese día Charly lo logró con creces. Cerraba de la mejor manera un año difícil para el país y además empezaba a encarrilar una carrera solista que aún le deparaba mucho éxito.
El concierto completo
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