Muchos creen que su debut fue en Rebelde Way como Tomás, uno de los mejores amigos del personaje que interpretaba Benjamín Rojas. Sin embargo, la primera vez que trabajó en televisión como actor fue en Chiquititas 2001 en la vuelta de Agustina Cherri a la ficción infantil de Cris Morena.
Jorge Coco Maggio llegó a hacer temporadas de teatro con el elenco de la tira en la que interpretó a Francisco. Aunque no estuvo mucho tiempo al aire, llegó a demostrar su talento como actor, y también sobre los escenarios, y la productora lo convocó para que sea una de las figuras de la ficción para adolescentes que comenzó en 2002.
"Si no fuera por Rebelde Way no había Coco en Perú", destaca en una entrevista con Teleshow en la que cuenta cómo es su nueva vida lejos de Argentina como conductor y actor. Vivió con dos futbolistas, hace turismo aventura y está de novio con una surfista profesional.
El 15 de enero se cumplen dos años de que el actor dejó su Buenos Aires natal para aceptar la propuesta de ir a Lima a conducir Combate. "En julio habíamos viajado con mis compañeros de Fans World -programa que se emitía a través de Internet– a hacer una campaña, estuvimos en Combate de allá y conocimos a la productora que, cuando supo que el conductor no seguía, me llamó a mí para reemplazarlo", cuenta Coco sobre la propuesta que recibió en julio de 2015.
Los que más extraño de Argentina son los asados con amigos y a mi familia
"Al año siguiente conduje Fábrica de sueños, un programa en el que se cumplen los sueños a la gente, y después me ofrecieron hacer ficción y grabé Cumbia pop, que se estrena el 2 de enero", detalla sobre la serie en la que interpreta a un cura.
—¿Te costó mucho adaptarte a la vida en Perú?
—Hoy estoy más adaptado a la forma de hablar, a la idiosincrasia y a la manera de ser del peruano. Hay cosas que son muy distintas, y tenés que ir aprendiendo, como el trato o la manera de pensar. Cuando estaba en Combate tuve algunos encuentros de adaptación con un argentino que vive en Perú hace 40 años y que me ayudó a adaptarme a la cultura y a entender la idiosincrasia. Uno tiene que venir acá y adaptarse. El país no se va a adaptar a mí, el que se tiene que adaptar soy yo. Hoy es mi lugar y, por ahora, no estoy pensando en el regreso.
—¿Qué es lo que más extrañas?
—Lo típico. Asados con mis amigos, ver a mis sobrinos, a mis hermanos, a mi mamá. Fui hace poco al casamiento de Mica Vázquez -ex compañera de Rebelde Way-, pero hace un año que no iba a Buenos Aires. ¡Mucho tiempo!
—¿Allá hacés asados?
—Sí, y me salen buenísimos. A los chicos de Perú le encanta. Lo gracioso es que, a diferencia de lo que pasa en Buenos Aires, que cada uno está en la suya y el asador es el que atiende a los invitados, acá se me quedan clavados en la parrilla mirando cómo lo hago. Además, vivo con dos amigos argentinos así que nos repartimos el trabajo y hacemos nuestros buenos asados.
—¿Cómo surgió la idea de vivir con ellos?
—Son futbolistas. Leandro Martín, que jugaba en Cambaceres y Franco Tomas, que salió de las inferiores de San Lorenzo. Viví solo un tiempo, después los conocí y, como mi departamento era muy grande, les dije que vinieran y acá estamos. Hoy, somos tres hombres conviviendo.
—¿Y cómo resulta esa convivencia?
—Justo me estoy por mudar porque el verano en Perú es muy caluroso y, como ya terminé de grabar, no tengo necesidad de estar en Lima sí o sí, así que alquilé una casa en frente de la playa en Punta Hermosa. Queda a cuarenta minutos y es un pueblo de pescadores tranquilo, muy lindo. Ahora nos vamos a divorciar con los chicos, porque ellos se quedan para seguir entrenando.
—¿Y después volvés a vivir con ellos?
—No arreglamos todavía. Yo ya avisé que, por el momento, me voy y no tengo idea a dónde volveré después del verano.
—¿Hace cuánto estás de novio?
—Estamos juntos hace casi un año. La conocí en un evento acá en Perú. Me acompañó a Argentina al casamiento y le encantó Buenos Aires. Ella conocía Mar del Plata porque había ido a competir.
—Ella es surfista profesional, ¿vos también surfeas?
—A mi divierte y lo practico como me sale. Ella, en cambio, es muy buena porque se dedica a eso. Además, estudia una carrera universitaria.
—En las redes sociales, subís fotos y videos haciendo deportes extremos, ¿qué te gusta hacer?
—Sí, hago trekking, rapel, rafting… Hago de todo, pero no sé hacer nada. No soy especialista. Soy como cualquier hijo de vecino que se anima a hacer de todo. Sobre todo, ahora que estoy haciendo Coco Trips, el blog para el que grabo mis viajes a distintos destinos de turismo aventura que son desconocidos en Perú. Empezó como un juego y fue tomando más relevancia. Mi idea es que crezca y poder seguir expandiéndonos por otros países.
—Tanto en la ficción como en la conducción, ¿cambiaste tu forma de hablar por la de ellos?
—Siempre me dijeron que fuera libre y no había problema en que se me notara que soy argentino. Pero hay cosas que se te terminan pegando. Por ejemplo, cambiar el "tu" por el "vos", o pronunciar "poio" en lugar de "pollo". Son términos que se te van pegando en el día a día por estar en contacto permanente con peruanos. También se me pegan frases hechas que en Argentina no usamos. Se me puede escapar alguna frase de acá, pero de ahí a que vuelva hablando como peruano, no. He visto actores argentinos que volvían de algún país latinoamericano y hablaban como si hubieran nacido allá.
—¿Qué diferencias encontrás entre la televisión argentina y la peruana?
—Combate fue el primer programa que animé en vivo para la televisión abierta y no la puedo comparar porque es algo que no hice en Argentina. Pero me imagino que hay cosas parecidas como la presión por el rating. A mí no me decían nada y no tenía cucaracha pero yo me involucraba porque también me gusta producir. Es tremendo cómo están pendientes del minuto a minuto. Le dan mucha bola.
Si no fuera por Rebelde Way no había Coco en Perú
—¿Se ve televisión argentina en Perú?
—Se mira bastante. Todo el mundo sabe quién es Marcelo Tinelli, veían VideoMatch y ShowMatch, se acuerdan de las cámaras ocultas y también del Bailando. También conocen a Guillermo Francella, Ricardo Darín, entre otros. La televisión peruana está creciendo mucho y está invirtiendo en producción. Por eso, en general, se sabe de la televisión argentina, se tiene mucho en cuenta lo que está pasando como para tener de referencia.
—¿Y en las ficciones qué diferencias encontrás?
—Es la primera vez que grabé una novela sin que estuviera al aire, lo que significó que fueran ritmos más tranquilos. No corrimos con el apuro de los capítulos. Obvio que había un ritmo intenso, pero no había presión de que si no hacíamos una escena, no salía al aire.
—¿Te sentís más cómodo como actor o como conductor?
—Cada cosa tiene su gusto. Me gusta mucho la adrenalina del vivo en la conducción, y de manejar la batuta de algo. Pero, meterme en el rol de un sacerdote en un convento también me encantó. Fue buenísimo.
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