Nunca se imaginaron durante su infancia que se dedicarían al periodismo policial. Sin embargo, fue el factor que los cruzó en su labor profesional. Más importante aún: les permitió forjar una amistad delante y detrás de cámara. Y como si fuese poco… Ahora los llevará a la calle Corrientes. Mauro Szeta y Paulo Kablan presentan su obra ¡Digan la verdad! ¿Quién fue…? en Terraza Bar del Paseo La Plaza (sábados 9 y 16 de diciembre). "Buscamos informar y divertir, y que la gente nos conozca a nosotros y a las historias desde otros costado", confiesan a Teleshow.
Con dirección de Daniel Dátola, los periodistas contarán los detalles menos conocidos de cuatro de los casos más recordados de la Argentina (Nora Dalmasso, Ángeles Rawson, Ricardo Barreda y María Marta García Belsunce), al tiempo que, en una permanente interacción con el público, irán dando pistas de un quinto caso que los presentes en la sala deberán recordar. Los espectadores presenciarán anécdotas, la historia de la "cocina" de los crímenes y la respuesta a la pregunta que todos se hacen: "¿Quién fue?"
"Vamos a contar desde la forma en la que llegamos al lugar, cuáles fueron las primeras versiones que surgieron, qué no está en el expediente pero existió y hasta qué nos dijo el primer testigo. Se van a sorprender porque van a conocer charlas como las que tenemos fuera del aire o cuando nos cargamos entre nosotros por los errores que cometemos", explica Szeta, que actualmente trabaja en C5N, Cortá por Lozano y tiene su segmento en el Noticiero de la gente de Telefe.
"En algunos momentos la obra está guionada pero también habrá mucha improvisación: en el trabajo diario nos divertimos, nos cargamos, hay momentos de relax y de pasarla bien. Mauro, además, es buen actor y bailarín… En el caso que el público tiene que resolver estamos evaluando si el ganador se lleva una semana gratis al penal de Magdalena o un pedido de exención de prisión… Por las dudas", bromea Kablan, que actualmente se desempeña en C5N, Morfi, todos a la mesa, y Radio 10.
Kablan se crió en Gualeguay, Entre Ríos, y su primer trabajo fue como cadete en una radio del pueblo. Luego pasó a un diario en Concepción del Uruguay, donde el jefe de noticias le designó azarosamente la sección policiales. Sección de la que nunca se corrió. Más tarde llegaría la posibilidad de mudarse a La Plata para escribir en el diario El Día. Por aquel entonces conoció a Szeta, que en Buenos Aires se desempeñaba en Diario Popular, propiedad del mismo dueño que el mencionado periódico. Finalmente, en televisión, se consagraron como dos de los periodistas de policiales más reconocidos en el medio.
¿Por qué creen que trascendieron en el género?
Paulo Kablan: -Por el momento de la explosión de la información policial. Pasó de ser la última página del diario a estar en la tapa. De no estar en la venta de los noticieros, a ocupar tres de cinco títulos. Justo en ese momento estábamos arrancando a hacer televisión.
Mauro Szeta: -También es por la credibilidad y la certeza que brindamos. Nos podemos equivocar, no somos infalibles. Pero tratamos de ser muy precisos porque un error le puede arruinar la vida a alguien. Nos ha pasado. Por ejemplo, cuando trabajaba en Télam envié un boletín de último momento porque un oficial de la comisaría me había dicho que habían muerto seis personas por un choque en Ruta 8 en San Miguel. Saqué el adelanto y cuando lo llamé para pedirle más información me dijo: "¿Qué muertos? Están heridos" Te quedan dos opciones: esperar que se mueran, algo que nunca pasa, o ser un tipo digno y rectificarse. Así que anulé el cable rápidamente.
Mauro Szeta: Trascendimos por la credibilidad y la certeza que brindamos
-¿Por qué cobró tanta relevancia el policial? En el cine, en los últimos años, el género también se convirtió en lo más popular.
Paulo: -Siempre existió un atractivo para conocer esas historias que son tenebrosas y distintas. Por alguna razón en los Estados Unidos las historias de asesinos en serie se venden como pan caliente. A nivel mundial, las grandes tapas de diarios son de asesinos seriales. En nuestro país durante muchos años hubo un freno a contar ese tipo de casos pero eso ya no existe, entonces se generó un interés en conocer y hasta en participar en investigaciones. En nuestra sociedad, me parece, somos todos investigadores fracasados en potencia.
Mauro: -Con el caso Ángeles se dio el mayor exponente. Se planteó casi como una miniserie donde los personajes, para colmo, ayudaban a preguntarse quién fue. Se expandió durante seis meses.
Justo sucedió en un momento en el que las redes sociales brindaron la posibilidad de seguirlo "minuto a minuto"
Paulo: – Con el caso Ángeles en particular también sucedió que Tinelli no estaba al aire y ninguna ficción funcionó. Hubo un interés en seguirlo como si fuese la novela de la tarde. Cada tanto surge algún caso que por sus ingredientes parece extraído de una novela o de una película y tienen el atractivo para ser contados y seguidos, como lo fueron en su momento el caso María Marta García Belsunce o el de Nora Dalmasso.
Paulo Kablan: Hubo un interés en seguir el caso Ángeles como si fuese la novela de la tarde
¿Cuál fue el caso que más los "tocó"?
Paulo: -Ninguno. Es la particularidad de los que hacemos periodismo policial. Si bien sentís compromiso y respeto con la familia, porque obviamente partís desde allí, no es tu problema. Hay que tener cierta distancia: el que se acerca demasiado es el que deja el policial. Hay casos que te impactan o te interesan cubrir pero desde lo personal no te sucede al punto de decir "esto me afecta". Si te afecta, no hacés policiales.
Mauro: -Tengo un caso que sí me afectó, por eso lo recuerdo. Una familia perdió un hijo por un caso de gatillo fácil: estaba andando en moto y le dispararon. A los seis meses, un hermano de él se cae de una avioneta yendo al Delta con un profesor de la escuela. En cierto modo, el Estado le había matado dos hijos: en un caso por gatillo fácil y en el otro por no controlar las condiciones de la avioneta. Pero había un tercer hermano, hijo de ese matrimonio, que se vinculó afectivamente con la esposa de uno de los muertos, que estaba esperando un bebé. Terminó criando a su propio sobrino.
¿Alguna vez estuvieron más adelante que los jueces o los fiscales en una investigación?
Paulo: -Varias veces, pero no por aptitudes nuestras sino por la lentitud de la investigación. Por una cuestión de protocolo se tienen que seguir ciertos caminos o tiempos que por ahí con el sentido común llegás más rápido a una conclusión.
Mauro: -Nos ha pasado de aportar a los fiscales. Te enterás de algo y les decís el dato. Nosotros somos de la escuela de judicializar todo. En primer lugar, por una cuestión de seguridad nuestra.
Paulo: -Nunca entorpecemos la investigación. Si te llega un dato se lo mandás al fiscal y después lo das en televisión.
¿Cuál es el caso que más los apasionó investigar?
Paulo: -Los más conocidos, los clásicos, esos que tienen un lado "B". Me interesa "la cocina" de esos casos, qué es cierto y qué no. Por ejemplo los de García Belsunce, Dalmasso, Ángeles Rawson.
Mauro: -Comparto. El título de la obra que hacemos es en referencia a lo que nos pasa más a los que laburamos hace más de 25 años. Nos paran y nos preguntan: "¿Quién fue? Digan la verdad".
¿Qué casos no los dejaron dormir?
Mauro: -Históricamente los secuestros extorsivos de larga duración. No dormís literalmente: estás esperando a que suene el teléfono y te digan que los liberaron. El día que Estudiantes le ganó a Boca la final del torneo en 2006 en cancha de Vélez yo tenía la entrada preparada y liberaron a un secuestrado una hora antes del partido… Tuve que dejar de ir a la cancha para dedicarme a eso. En esos casos tu cabeza no descansa.
Paulo: -A mí un caso viejo de los '70: una serie de asesinatos y violaciones en San Isidro. Si bien cayó un asesino por un grupo de hechos, hubo una segunda secuencia de asesinatos que nunca se esclareció. Eso me obsesionó.
-¿Qué no puede faltar para resolver un misterio?
Mauro: -Hay que estar con los sentidos bien despiertos y escuchar todas las campanas de la historia. Nos rehusamos a contar la historia con una sola fuente, no nos parece equilibrado ni justo.
Paulo: -Lo que no puede faltar es una cámara de televisión con Kablan y Szeta para contarlo.
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