La actriz resalta la importancia del mensaje en los proyectos de los que forma parte: "En Golpe al corazón se tocan temas muy profundos. No solamente habla de la donación de órganos, también de la violencia de género, de la homosexualidad" dice en referencia a la ficción de Telefe producida por Quique Estevanez y protagonizada por Sebastián Estevanez y Eleonora Wexler.
—¿Por qué creés que una novela asume el riesgo de meterse en estos temas?
—A la gente le interesa. Además tiene que servir este aparatito, las cámaras y todas las redes sociales, para abrir la cabeza y el corazón.
—¿Cómo está tu corazón?
—Perfecto, sanísimo.
—La primera vez que hablamos me dijiste que tu eterno amante era el teatro.
—Sí, sigue siendo.
—La segunda vez, que estabas casada con Pepe Cibrián.
—Hoy estamos separados. ¿Viste? La vida (risas).
—¿Y hoy?
—Hoy tiene apellido, se llama López, es un perrito de dos meses y medio. Ese es el gran amor de mi vida de este momento.
—¿Comparten la cama?
—Totalmente.
— Tu casa siempre fue muy mascotera.
—Muy, mi casa de Córdoba y acá en Buenos Aires también. Siempre tengo perros vagabundos, a los perros lindos los quiere cualquiera.
—¿Ganas de enamorarte no tenés?
—Y, si aparece, nos tiene que adoptar a López y a mí ahora.
—No estás en la búsqueda.
—No, nunca, si pinta, sí. Realmente mi eterno amante es el teatro porque lo podés hacer hasta el día que te morís.
—¿Tenés ganas de amigarte con Pepe?
—Sí, por supuesto, pero esto ya pasará. Yo igual sigo rezando por él, y sigo averiguando sobre su salud.
—Ustedes tienen un vínculo de años…
—Somos como un matrimonio viejo. Yo con Vasco (Miguel Lecuna) me peleaba y me amigaba horrible.
—¿No volvieron a hablar después de lo que pasó?
—No. Pero tenemos contacto, hablo con su marido, hablo con los médicos, me entero de sus estados de salud.
—El amor se mantiene.
—Pero obvio, no me engancho en sus enojos.
—Mencionaste al Vasco alguna vez me contaste que le hablás. ¿Dónde sucede eso?
—En cualquier lado, las cosas que le digo… Sí, me enojo.
—¿Esas charlas y esa ausencia tan presente deja espacio a que te vuelvas a enamorar?
—Sí, en un momento tuve pareja y era gracioso, porque, de un lado, estaban todas las fotos de Vasco y, del otro lado, todas las del otro señor. Pero la persona que viene a mi vida sabe que tengo un marido con el que estuve 26 años, híper recontra ultra presente, que fue un súper padre y que fue maravilloso.
—Sos una mujer del humor. ¿Sentís que estamos pasados de corrección política?
—Es terrible el momento que estamos pasando. Sigue habiendo una brecha que no sé cómo se cierra y es muy doloroso.
—¿Perdiste amigos o gente cercana por discusiones políticas?
—No, yo soy una mujer muy amplia. No he dejado de ver a amigos por su ideología política, porque no me meto. Yo respeto, no voy a estar pinchándote porque no esté de acuerdo.
—¿Sentís que mejoramos en materia de inseguridad?
—No, la verdad que no. El tema del narcotráfico es aún peor, por más que se ha investigado y han encontrado. Están haciendo operativos de narcotráfico y todo, pero ya está instalado en el país, que es lo que a mí me aterra, porque son estos chicos que no le temen a nada. Para ellos la vida no vale nada. Eso es lo que más me deprime, saben que no van a vivir muchos años.
—Hay un problema de fondo que tiene que ver con esto, con el valor de la vida.
—Sí. También con el tema de la educación y la Justicia, porque sueltan a los violadores, sueltan a los asesinos. Hay muchas cosas que hay que modificar y muy profundas.
—¿Qué te genera el movimiento Ni una Menos?
—Creo que habría que cambiarle el nombre, no es Ni una Menos, es Ni una Más, luchar por la vida, porque estamos plasmando como que no haya ni una menos, creo que no tiene que haber ni una más. Yo he ido a las marchas y no entiendo qué es lo que desata esta violencia. El alcohol, la educación, las drogas…
—¿Sufriste el machismo alguna vez?
—Sí, tuve un novio que era un asco, ahora me hiciste acordar, me había olvidado.
—¿Qué pasaba?
—Dos o tres veces me dio un bife y mi papá le dijo: "Tomatela", era chica yo.
—¿Hablaste con tus papás?
—Mis papás se dieron cuenta. Viste, cuando estás enamorada, te ponés del lado de tu pareja y la justificás. Mi hermana, que vive en Sevilla, su último marido, Manolo, era un violento. De hecho, mi hermana se escapó, estaba separada de su primer marido, que tenía dos hijas y se escapó con su hijita, con Merceditas, con un camisón y la ropa puesta. Es fotógrafa y dejó todo.
—¿Hace cuánto tiempo fue eso?
—Veintipico de años. Lo estoy contando ahora, en ese momento uno tapaba las cosas y no decía nada.
—Es muy importante visibilizarlo y no normalizar. No puede pasar que un novio te pegue un cachetazo.
—No, claro que no. Me acuerdo que era muy chica y creo que fue mi segundo novio, una cosa espantosa.
—¿Tuviste miedo?
—No tuve tiempo. Me sorprendió pero no reaccioné; pero lo mío fue muy poco, lo de mi hermana fue terrible.
—¿Quién la ayudó?
—Mi mamá y su primer marido que estuvieron haciendo un trabajito de apuntalar. Mi hermana lo primero que hizo fue sacar a las nenas de la casa, porque tenía miedo que Manolo las lastimase. Ella estaba embarazada y ni bien tuvo su bebita, la nena más chiquita que la tuvo con este guacho, se fue con la bebita en brazos.
—¿Se pudo escapar?
—Se pudo escapar, con un camisón, era invierno. Mi cuñado, porque sigue siendo mi cuñado, y papá de las dos primeras nenas de mi hermana, le dio el apellido a Merceditas.
—Y al otro no lo vieron nunca más.
—No, y por ley y todo, se lo pudieron quitar. En ese momento a nosotros nos parecía un horror, pero no era normal, hoy desgraciadamente es universal. Es terrible normalizar y estamos viendo con normalidad tantos horrores.
ENTREVISTA COMPLETA:
LEA MÁS:
Georgina Barbarossa vs Pepe Cibrián: "Fue un embole enterarnos que no salíamos de gira con Lord"
Malena Solda contó que sufrió un intento de acoso de parte de un productor de cine