Eduardo Massa Alcántara (47), "Cabito" para los amigos, los oyentes de Basta de todo (Metro 95.1) y para todos los que lo conocen, está de vacaciones en Nueva York. El 2017 fue un año intenso para él, porque tomó una decisión que le cambió la vida. A pesar de reconocer que siente miedo ante las operaciones, decidió someterse hace siete meses a un by pass gástrico.
"Antes de operarme estaba por los 180 kilos. Entre el proceso previo para poder operarme, en el que tuve que hacer un mes de dieta y pasar por momentos de hambruna literal porque estás mucho tiempo sin comer, y lo que llevó hasta ahora, ya bajé 84 kilos. Igual hace 10 o 15 días que no me peso", dijo el comediante, guionista, publicista y panelista a Teleshow desde los Estados Unidos.
Él mismo contó en qué consiste la operación a la que fue sometido: "Te achican el estómago y te lo dejan como a un nene de 3 años, chiquitito y también lo hacen con parte del intestino. Se resetea el páncreas. Como yo era diabético, a partir de eso no me aplico más insulina. Había engordado tanto porque era insulinodependiente y eso te hace fijar las grasas".
Cabito sabe que mucha gente que sufre obesidad está pendiente de sus cambios, y es justamente por eso que decidió contar todo sobre su operación. "Yo no me quería esconder. Hay un montón de gente que vos ves que bajó mucho de peso y que se operó pero no lo cuenta. Yo lo hago para ayudar a los gordos. Hay algunos que me escriben porque, a partir de haberme escuchado, se animaron a hacerse la operación, que literalmente te salva la vida". Y hasta se animó a confesar que tuvo miedo al entrar al quirófano. "Si me operé yo, que soy un cagón, se opera cualquiera".
En estos últimos siete meses su cuerpo comenzó a cambiar, y no solo en lo estético. Es por eso que aún vive un proceso de de adaptación, sobre todo a la hora de comer. "Hambre tenés igual, pero comés muchísimo menos. Recién ahora estoy comiendo un poco más, pero ingerir proteínas todavía me cuesta bastante, por ejemplo la carne, debería comerla porque es importante tener proteínas. Hay gente que se adapta más rápido que otra y hay algunos a los que le cambió el gusto de la comida. Yo hoy por ahí no termino un muslo de pollo, no pata y muslo, el muslo solo. La otra vez festejé que de una hamburguesa al plato comí el 70 por ciento, que para mí hoy es casi un milagro".
Además explicó que, desde que se operó, tuvo que tomar algunos pocos cuidados, como no tomar gaseosas ni bebidas alcohólicas. "Yo era adicto a una cola light, pero noto que soy un adicto recuperado porque no la extraño ni un poquito. Ahora tomo solo cosas sin gas. Vino nunca tomé demasiado así que si quiero puedo tomarme una copita. Hay algunos, sin dar nombres, que se operaron y no bajan tanto porque siguen chupando y cuando tomás alcohol te mata porque son calorías vacías y eso te hace engordar mucho".
Si bien hoy se siente mejor con su cuerpo, Cabito asegura que no sufrió cambios en la parte emocional. "Yo la verdad es que seguí siendo el mismo respecto a mi estado de ánimo. Hay muchos ex gordos que perdieron la alegría porque la comilona se les terminó para siempre y entonces les pega mal y necesitan apoyo terapéutico. Yo por ahora no lo necesité".
Actualmente va cuatro veces por semana al gimnasio y camina mucho cada vez que puede. "Cuando bajás tanto y tan rápido de peso, el cuerpo lo primero que se come son los músculos más que la grasa, así que tengo que hacer mucha musculación. Ahora camino mejor pero al principio me ha costado más que antes de haberme operado, lo mismo subir una escalera, porque perdés mucha masa muscular". Y para que quede claro de cómo se siente hoy, cuenta una anécdota reciente. "Tengo una aplicación en el teléfono que te cuenta cuántos pasos das y ayer acá en Nueva York me di cuenta que de la nada hice 14 kilómetros. En otro momento, para caminar 20 metros, lo pensaba dos veces".
Bajar tanto de peso cambió su figura de manera muy notoria, sin embargo él no se fija en la imagen y admite que aún tiene diferencias con su cuerpo. "Nunca fui muy fanático del espejo porque Dios no fue muy agraciado conmigo así que no tengo una relación simbiótica con el espejo, nunca la tuve. De hecho yo no me doy cuenta tanto de los cambios, pero sí noto que a la gente le llama la atención, sobre todo los que no me ven desde hace tres meses".
Cabito está en pareja con Florencia, una joven 20 años menor, que lo apoyó en todo momento. "Mi pareja siempre me banca, siempre. Para la persona que te quiere de verdad es un alivio verte mejor. La obesidad es una enfermedad. Y en este caso es como tener a un familiar enfermo que de repente se cura, es un tema de salud".
Haber bajado tanto de peso hizo también que comprarse ropa sea una nueva aventura. "Es un gran cambio en cuanto a las variantes de modelos que encontrás. Entrar a cualquier local de ropa, probarme un pantalón y que me quede bien es un placer. Recientemente fui a un negocio en el que nunca podía comprarme nada porque no tenían talle. Me probé un sobretodo, que era XL y me quedaba gigante. Ahora mi talle es el L, cuando siempre fui Triple XL, para empezar a charlar. Remeras me compro L, boxer antes era XL y ahora soy L también. Ahora me quedan mucho mejor las sungas, me tendrían que ver, soy un espectáculo", dijo entre risas, con su humor característico.
Eso sí admitió que tampoco puede comprarse mucha ropa, porque seguramente seguirá perdiendo peso. "Los pantalones me pueden llegar a durar 20 días. He regalado mucha ropa y aún me queda mucha por regalar. Gracias al programa de radio, que nos ha mandado varias veces al exterior, pude traerme muchas cosas, porque afuera sí hay cosas con onda para gordos, y a veces en Buenos Aires es difícil de conseguir".
Para Cabito, ahora que está más delgado, el viajar es un placer. "Es otro cambio profundo, porque cuando sos obeso es un suplicio chino. Vos te la podés bancar pero cuando vas en turista y vas viendo las caritas de la gente rezando 'por favor que no me toque al lado del gordo', te das cuenta que es algo desagradable para uno y para el resto. Eso es algo que las aerolíneas deberían contemplar, porque el gordo no tiene la culpa y el de al lado tampoco".
Finalmente Eduardo Massa Alcántara le aconseja a los obesos que consulten con sus médicos porque si probaron varios tratamientos y no les funcionaron, operarse puede ser la solución. "A mi me alargó la vida, calculo que ahora me voy a morir de cualquier cosa menos de gordo o por ser diabético".