Gerónimo Rauch, el ex "Mambrú" que hace diez años dejó Argentina para triunfar en Europa

Protagonizó "Jesucristo Superstar", "El fantasma de la ópera", "Los Miserables", entre otros musicales, y el 9 de noviembre hará un show en el Luna Park. "Me podría haber ido antes pero estaba esperando una oportunidad", contó a Teleshow

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“Mambrú” nació de Popstars en
“Mambrú” nació de Popstars en 2002 y en 2005 los cantantes decidieron separarse y disolver la banda

En 2002 Pablo Silberber (33), Emanuel Ntaka (39), Germán Tripa Tripel (37), Milton Amadeo (36) y Gerónimo Rauch ganaron el reality Popstars y formaron Mambrú, la banda con la que durante tres años fueron los más populares entre jóvenes y adolescentes. En 2005, los cantantes tomaron la decisión de separarse y continuar cada uno con su carrera como solista.

En 2007 Gerónimo viajó a Europa, en donde desde hace diez años triunfa como cantante y protagonista de distintos musicales. Formó parte de Jesucristo Superstar, El fantasma de la ópera, Los Miserables, entre otros, y el próximo 9 de noviembre brindará un show en el Luna Park

Trabajó en México, Colombia, Londres, Barcelona, fue elegido por el exitoso y reconocido productor Andrew Lloyd Webber y actualmente vive en Madrid junto a su mujer Alexia Pita –a quien conoció compartiendo escenario en Jesucristo Superstar– y su hijo Gael, de cinco años.

Gerónimo, Alexia y Gael
Gerónimo, Alexia y Gael

¿Cómo te presentaste cuando llegaste por primera vez a otro país?

—"Hola, soy Gerónimo". Cuando te vas de un país no hace falta presentarte o explicar quién sos. Tenés esa buena opción de no tener pasado. Uno tiene que aprender a dejar el pasado atrás en la vida. No me tocó tener que decir "En Argentina hice esto, esto y esto…". Por otro lado, solo en Madrid me presenté como Gerónimo Rauch. En Londres y en España, antes de eso, estaba enmascarado en una obra en donde Gerónimo Rauch era una pieza más. Por eso, venir a Argentina y presentarme como Gerónimo Rauch es otra cosa ya que el público reacciona ante mí y no ante una súper producción.

Aunque te fuiste con trabajo, ¿fue como empezar de cero con tu carrera?

—No me fui a la deriva, como lo hicieron algunos amigos míos, que se fueron a probar suerte. Yo tenía un trabajo y Jesucristo Superstar fue un muy buen debut. Quizás esperé la oportunidad, porque me podría haber ido antes, pero no fue empezar de cero.

¿Te costó adaptarte y que te acepten?

—Cuando llegás a un país que no es el tuyo y te dan un trabajo que podría hacer alguien de ese país, hay que demostrar lo que sos. Los pingos se ven en la cancha. No es fácil. En España me costó más que en Londres, porque ahí están más acostumbrados a que vaya gente de otros lados.

La diferencia entre Mambrú y Bandana es que nosotros siempre nos sentímos solistas. Nos juntamos y nos sentimos muy bien, pero funcionamos mejor separados

¿Qué se siente haber sido elegido por Andrew Lloyd Webber para ser parte de sus musicales?

—En realidad, el que me lo comunicó es Cameron Mackintosh, que es quien supervisa todas las audiciones con Lloyd Webber. Después tuve una working sesion con él y es muy imponente. Es un genio que no se sabe genio. Tiene una presencia y una energía muy apabullante. No porque venga a mucha velocidad, sino porque se acerca el autor, el que ideó esas melodías, y te marca cosas muy precisas que hasta parece que te devela sus trucos.

El cantante argentino fue elegido
El cantante argentino fue elegido por Andrew Lloyd Webber para protagonizar “El fantasma de la ópera” en Londres

Hace diez años que te fuiste de Argentina, ¿extrañás mucho?

—Por suerte ahora estoy viniendo más seguido, porque me están saliendo varios trabajos, cosa que agradezco mucho porque me encanta mi país y estaba esperando este momento. Extrañaba mucho más cuando venía cada un año, o un año y medio. Ahora me saco las ganas todo el tiempo. Este año ya vine cinco veces y ya ni mis amigos ni mis sobrinos se sorprenden cuando me ven.

¿Qué es lo que más extrañás cuando estás afuera?

—El aroma de Buenos Aires, que tiene ese qué se yo. Además, me gustan los rituales argentinos como el mate y el asado. No por lo que se toma ni por lo que come, sino por el hecho de juntarse, porque los argentinos somos muy de juntarnos y hablar mucho.

¿Qué diferencia encontrás entre la vida en Argentina y en Londres, o Madrid, ciudades en las que viviste?

—En Londres, por ejemplo, no existe el invitar a otro a tu casa. Yo no conozco la casa de ninguno de mis amigos. Primero, por las distancias, y segundo, porque se juntan en bares. Yo invito a mi casa, por supuesto. Además, armamos un grupo de latinos muy fuerte, que es nuestra familia hoy en día. El grupo de WhatsApp se llama "Domingos en Londres" y hacíamos asados, paella, de todo.

Andrew Lloyd Webber Tiene una presencia y una energía muy apabullante

¿Volverías a vivir a Argentina?

—Podría haber elegido volver, pero nos quedaba mucho más cómodo seguir viviendo en Madrid, por mi mujer y mi hijo. Hoy elegimos Madrid porque es la ciudad donde nos conocimos, y es mi segunda casa. Pero, el otro día, por ejemplo, hablé con mi mujer y me dijo "Tenés tanto trabajo en Argentina que no se qué hago yo en Madrid".

Entonces ella no lo descarta…

—No, pero al mismo tiempo me llamaron para audicionar en Londres, entonces me dijo "Bueno, será Londres otra vez". Aunque son tres meses, así que veremos cómo nos organizamos.

¿Qué le falta a Argentina para poder hacer un espectáculo musical que esté a la altura de los de Londres o Broadway?

—Para que Argentina esté a la altura de Broadway lo único que le falta es público que acompañe. No falta talento. Falta que haya más gente que quiera ver productos de esa calidad y que, gracias a esa cantidad nueva de gente, se empiece a apostar más alto, que se tenga continuidad, que se tenga una cultura musical, de teatro.

Géronimo Rauch en “Los Miserables”
Géronimo Rauch en “Los Miserables”

¿Soñás con traer un musical a Argentina?

—Estoy esperando que haya un buen espectáculo para traer a Argentina. Me gusta la idea de pensar en un show musical para volver, pero todavía no lo encontré. Me gustaría mucho.

¿Estás al tanto de lo que pasa en el país?

—Sí, leo y me interesa todo, pero me reservo mi opinión. Primero porque creo que los artistas, si no están metidos en la política, tienen que callarse la boca y entretener. Y segundo porque yo pago impuestos en España y ahí puedo criticar lo que quiera. Pero acá no estoy pagando impuestos hace mucho tiempo porque vivo afuera. Entonces, siento que si opino van a cuestionar por qué opino si ya no vivo acá. Así que no me parece justo decir lo que pienso.

Hace poco nos juntamos con los chicos de Mambrú y corroboramos que no vamos a volver como banda

¿Tu hijo entiende que tiene que un papá artista?

—Gael sabe todo. Me ha ido a ver muchas veces. Está conectado con la música. Se va a escuchar música solo a la habitación. Esta buenísimo eso porque está descubriendo el mundo. También le gusta bailar, como la madre. Libera por ahí. Además, va a un colegio que es súper libre y le estimulan todo eso.

¿Va camino a ser artista?

—Que siga lo que quiera pero sí me gusta que canalice. Sigas lo que sigas, tenés que canalizar o liberar la energía por algún lado. Tiene habilidades que habrá que estimularlas porque tiene facilidad.

A 12 años de la separación de la banda, ¿seguís en contacto con tus ex compañeros de Mambrú?

—Hace muy poco nos juntamos. Hicimos un asado y corroboramos que no nos vamos a volver a juntar. Pero más que nada porque ninguno tiene el deseo de que volvamos a ser Mambrú. Sí vamos a seguir siendo amigos, por supuesto. Pero cada uno tiene su carrera y quieren seguir, por ese camino.

Las chicas de Bandana se volvieron a juntar…

—La diferencia entre Mambrú y Bandana es que nosotros siempre nos sentimos solistas. Nos juntamos y nos sentimos muy bien, pero funcionamos mejor separados.

¿Cómo fue ese reencuentro? ¿Hubo música?

—No cantamos, No agarramos una guitarra ni nada. Más que nada fue volver a encontrarnos y ver cómo nos sentíamos cada uno después de tanto tiempo. Yo me fui hace 10 años, lo vi a Pablo en Londres, lo vi a Tripa el año pasado, que lo invité a cantar conmigo, pero a Manu y a Milton no los veía desde que nos separamos.

¿Se planteó la posibilidad de volver o cómo llegaron a determinar que no quieren juntarse otra vez como banda?

—No es que se planteó. En algún momento dijimos "Che, ¿ustedes se coparían…?" Y nos miramos y… no, no. Estamos muy contentos y este reencuentro va a hacer que nos volvamos a juntar como amigos y ex compañeros, pero no como músicos.

A tu hijo, que vio videos de tus musicales, ¿le mostraste alguno del inicio de tu carrera con Mambrú?

—No, es una tarea pendiente. De hecho, no tiene idea de lo que es un reality. Es muy chico todavía. Yo no oculto mi pasado, estoy súper orgulloso de Mambrú y de lo que hicimos. Logramos cosas inimaginables. Teníamos una tarea muy grande: de repente cinco desconocidos teníamos que pasar a ser compañeros de vida durante mucho tiempo pasando un montón de horas juntos. Logramos un montón de cosas.

Entonces, siguiendo con tu carrera actual, ¿qué tenés preparado para el show del 9 de noviembre en el Luna Park?

— Va a ser el show soñado, y mío. De todos los shows que presenté en Buenos Aires, este es el más redondo. Habrá invitados, momentos grupales, musicales con canciones de autores argentinos, de los Beatles, también un homenaje a la música en italiano. Vamos a transformar al Luna Park en un teatro. Alquilamos pantallas gigantes, entre otras sorpresas. Queremos que sea una noche mágica.

¿Qué serías hoy si no te hubieras dedicado a la música?

—Yo había estudiado publicidad, que me encantaba. Pero más me hubiese orientado a la imagen. Es mi cuenta pendiente. Me gusta filmar y algún día me gustaría empezar a dirigir. Pero realmente no tengo tiempo. Quise hacer un posgrado en dirección pero es imposible con tanto viaje de trabajo.

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